Tras demasiados años sin Ministerio responsable de la energía, por fin tenemos uno; el nuevo Ministerio de Transición Ecológica, que suena bien, tanto en el nombre como en las competencias que asume. La ministra, Teresa Ribera, ha realizado en los últimos años una gran labor en la lucha contra el cambio climático desde los puestos de responsabilidad que ha venido ocupando, pero ahora tiene la oportunidad de revisar y reenfocar toda la política energética de nuestro país.
Para ello va a necesitar “valentía”, para tomar decisiones que impulsen definitivamente las energías renovables, y que seguro que no gustarán a los poderosos lobbies de las energías fósiles, y también “apoyo claro y decidido de la UE”, pues las políticas energéticas de los estados miembros están supeditadas a las directrices acordadas en Bruselas y allí es donde se producen los choques de intereses, no solo entre estados sino con los grandes actores del panorama energético mundial, siempre intentando rebajar los objetivos para las energías renovables y no perder su cuota de mercado.
CINCO PROPUESTAS CONCRETAS
“La tarea es ardua y lo entendemos. Desde el sector de la biomasa proponemos cinco medidas muy concretas”, apunta Javier Díaz, presidente de AVEBIOM.
- La primera, que desaparezca la limitación de funcionamiento a 6.500 horas anuales para las centrales eléctricas con biomasa. Es una aberración “capar” la posibilidad de generación de instalaciones tecnológicamente avanzadas, capacitadas para operar más de 8.000 horas al año sin problema. Suprimiendo la limitación horaria, se incrementaría la producción eléctrica en más de un 20%.
- La segunda propuesta consiste en poner en marcha un programa de desarrollo de plantas de generación eléctrica con biomasa, con una remuneración al KWe razonable. Y cuando digo razonable me refiero a un valor tal que permita el despegue definitivo de esta tecnología, la única de las renovables realmente gestionable y capaz de sustituir con garantías muchos MWe generados con carbón y energía nuclear: bajo nuestro punto de vista, en torno a 8.000 MWe.
- En tercer lugar, para potenciar el uso térmico de la biomasa, proponemos reducir el IVA de los biocombustibles sólidos -pellets, astillas y otros- y de los equipos para su combustión, del 21% actual al 7%. No es congruente que un recurso renovable y local soporte el mismo IVA que el gas o el gasóleo, combustibles fósiles contaminantes e importados.
- La cuarta proposición es aplicar el impuesto al CO2, que tan buenos resultados está dando en los países donde está en vigor.
- Y en quinto y ultimo lugar, creemos que la Administración del Estado debería apoyar de forma decidida el cambio a biomasa para calefacción en los edificios públicos que de ella dependen, como cuarteles, cárceles, ministerios, delegaciones…, como ya están haciendo muchas comunidades autónomas con excelentes resultados.