Pese a tratarse de una obra nueva, el proyecto obligaba a mantener la estética original de la fachada, lo que incluía los miradores en madera, tal como exhiben los edificios colindantes.
Vicente Adámez, gerente de la carpintería castellana, se muestra satisfecho del trabajo realizado. Una obra que, aunque aparentemente se aprecia desde el exterior como un único mirador, se ha realizado fabricando dos miradores de manera independiente, uniéndose posteriormente, en el proceso de instalación.
Son en total unos 70 metros cuadrados de hueco, cerrados con iroko macizo en los perfiles. Despiece, perfilado y ensamblaje se han desarrollado en el taller. Las ventanas elegidas son del modelo GUIOMAR 68, con tres juntas de goma para su estanqueidad; más un vidrio 3+3 como luna de seguridad, 12 mm. de cámara, y otro vidrio de 4 mm. de grosor.
ADAMEZ ha terminado los miradores con barnices al agua, impregnados con un tinte en acabado nogal para la protección y acabado de la madera. Posteriormente han aplicado dos manos de barniz monocomponente al agua para facilitar la transpiración.
Cada mirador incorpora en su parte inferior una poyata, donde descansan unos vidrios. La parte superior se apoya sobre la estructura fija, donde están las hojas abatibles, cuyos ventanales son de vidrio de doble acristalamiento.
En cuanto al valor de aislamiento térmico, se sitúa en un valor U de 1,5. Acústicamente, el cerramiento aísla hasta los 43 dB
“Debido al diseño y estética de formas redondeadas de los miradores originales que ha habido que imitar, este proyecto sólo admite la fabricación en madera -afirma el carpintero de Paredes de Nava-. En otros materiales no es imposible, pero sería muchísimo más costoso, y en ningún caso quedaría igual de bonito que con madera”.
Carpintero de profesión y sincera vocación, Vicente Adámez sabe de sobra que se enfrentan a una “dura” competencia con el pvc y el aluminio, pero también que “en los cascos históricos no existe solución mejor que la madera. Las normativas urbanísticas obligan a respetar los materiales originales en los edificios a rehabilitar y, como quedó dicho más arriba, sólo con madera es posible fabricar, a un coste razonable, formas curvas y grandes formatos, lo cual es extensible al centro de casi todos los municipios de España, donde este noble material sigue siendo protagonista, y no tiene competencia”, explica el socio de ASOMA.
Para Adámez, miembro de la Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera (ASOMA), “una carpintería en madera aporta un valor añadido a cualquier edificio, pues se trata de un material noble y natural que requiere para su elaboración mucha menos energía que otros materiales de construcción, con el que se consigue un aislamiento térmico inmejorable con los demás materiales, a los mismos precios. Sin olvidarnos de la estética que, naturalmente, nada tiene que ver con el plástico o el metal, evidentemente”, apostilla.
ADAMEZ Carpintería acaba de concluir el montaje de varias balconeras en una obra de Palencia; en este caso pintadas en blanco por dentro y verde para el exterior, y su próximo proyecto pasa por una serie balconeras de madera en Madrid.