En los años ochenta, la imagen de la madera era muy mala a ojos de los arquitectos y los constructores. Era algo rústico, frágil, pasado de moda, poco durable, anti ecológico… Poco a poco se ha ido revirtiendo esta situación, gracias al trabajo de prescripción de muchos profesionales pero, sobre todo, gracias a que arquitectos de renombre han empezado a decir que la madera es genial, como Vicente Guallart o Daniel Ibáñez. Y todos, incluidos los consumidores, ya tienen en cuenta la posibilidad de construir y/o decorar con madera.
El viento sopla a favor de la madera pero, ¿es algo temporal, o definitivo?
Se ha repetido que el XXI sería el siglo de la madera. De momento, quienes lo han dicho estaban en lo cierto. Ha irrumpido definitivamente en el escenario de la construcción, incluso en la edificación en altura.
No basta con exponer la ficha técnica del producto; nos reclaman información sobre la vida del producto: de dónde proviene, cómo ha venido, cuánto carbono ha consumido, etc. Afortunadamente para quienes comercializamos madera y para quienes la transforman, sus cualidades inherentes y los registros que ofrece la madera en cuanto a respeto y preservación del medio ambiente son inigualables.
Sin embargo, los porcentajes de uso de la madera en la construcción en España siguen siendo mínimos, testimoniales…
En general, donde existe mayor consumo de madera es en la construcción. La madera ya está presente en la decoración, y tendrá que pelear por conservar e incrementar su cuota de mercado. Pero en la construcción, hasta hace pocos años, apenas se hacía nada con madera. Excepto en algunas zonas del norte de España. Apenas algunas cerchas, pasarelas y estructuras de algunos edificios con madera laminada. Ahora se abre la puerta a la construcción con madera pero, no nos deslumbremos… Continúa siendo en una proporción ínfima, si comparamos con los materiales habituales. Tenemos mucho camino por recorrer, y habrá que trabajar duro, porque nuestros competidores, muy poderosos, no se quedarán de brazos cruzados mirando cómo la madera les quita cuota de mercado.
A partir de la base favorable a la madera que hoy disfrutamos, ¿qué debemos hacer para apuntalarla y crecer?
Para crecer de verdad necesitaremos profesionales bien formados: arquitectos, montadores, carpinteros, especialistas en tratamiento, acabado y mantenimiento de la madera. En casi todo el territorio de España habrá que empezar prácticamente de cero, porque realmente en madera se está construyendo en apenas media docena de plazas en el país.
Este nuevo escenario, ¿ha animado a ALBERCH a modificar de alguna manera su mensaje y su rumbo?
Hace varios años nos dimos cuenta que no basta con el vendedor que recoge pedidos. Había que formarles para crear nuevos vendedores, mucho más técnicos. Están obligados a conocer los productos a fondo, porque el cliente necesita información y es muy exigente. También hay muchos productos nuevos más técnicos. El encolado y laminado de la madera abre unos nuevos usos que se van implantando poco a poco, como la madera empalmada mediante el sistema finger-joint, muros y forjados de CLT … Incluso a nivel de técnicos, muchos desconocen las características y prestaciones de las maderas modificadas, de las maderas tecnológicas, etc. Evidentemente, todos tenemos que trabajar mucho si verdaderamente aspiramos a que la madera tenga una cuota de mercado significativa en este país. Es un trabajo difícil, porque la gente aquí está acostumbrada a construir de una manera, con hormigón y ladrillo. Incorporar la madera será complicado y los frutos, si llegan, se verán a largo plazo.
¿Observais en ALBERCH que el cliente solicita las especies y tratamiento adecuados para los trabajos que va a realizar?
La construcción con madera está siempre en el punto de mira. Si algo sale mal, es culpa de la madera. Si se cae una estructura de hierro, nunca es culpa del hierro. Es culpa del estructurista, del diseño, etc. En cambio, con la madera cualquier incidencia se achaca al material. Una compañía de seguros francesa publicó un estudio sobre siniestros relacionados con casas de madera, y el informe reveló que sólo el 3% de la responsabilidad era del material. Más bien se debía a un mal diseño o mal montaje o a una protección inadecuada o insuficiente.
¡ La protección de la madera es fundamental !
Esto no se puede obviar ni dejar en un segundo plano. Mucho menos en una latitud en la que tenemos insectos xilófagos y donde tenemos una fuerte exposición al sol. Existen sistemas contrastados para prevenir potenciales problemas, y los proyectos deben tenerlos en cuenta. Tenemos que hacer las cosas bien, o no habrá edificación con madera, como todos deseamos.
La construcción con madera no tiene por qué ser barata. Eso sí, tiene que estar bien hecha porque, insisto, siempre estaremos en el punto de mira.
¿Hay suficiente madera para responder al actual boom del mercado?
Por supuesto. No hay escasez de madera. Las masas forestales en España, en Europa y en muchos países del mundo están creciendo en un porcentaje mayor al de la corta y aprovechamiento de su madera. Podemos cortar mucho más, sobre una gestión responsable y sostenible. Los bosques bien ordenados y gestionados son la garantía de suministro de un material infinito, renovable y que, además, retiene el carbono durante su vida de uso.
Cuanta más madera se consuma, más y mejor se van a cuidar los bosques, porque son una fuente de riqueza y de futuro, precisamente para los territorios menos poblados y más necesitados de actividad.