El Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, AIDIMA, ha asesorado sobre el cálculo de la sección eficaz de la madera en el caso de un supuesto incendio en una antigua harinera ubicada en la localidad de Pedro Muñoz, en Ciudad Real, de acuerdo con el Código Técnico de la Edificación (CTE).
Los técnicos del Centro Tecnológico han determinado las propiedades mecánicas de la madera de la harinera mediante tecnologías avanzadas de evaluación no destructiva (emisión-recepción de ultrasonidos), han medido las dimensiones de los elementos de madera y han analizado muestras representativas de la madera con el objetivo de determinar su especie y densidad.
En general, la metodología que emplea AIDIMA para determinar la seguridad frente a incendios, según el documento básico de Seguridad en caso de incendio del CTE, precisa de realizar diversos análisis y ensayos. Con los datos obtenidos se calcula el tiempo de resistencia durante un incendio para las distintas tipologías de edificios.
La Harinera de Pedro Muñoz
“La Harinera” es uno de los pocos edificios que reflejan la importancia que tuvo la tradición industrial harinera en la región de Castilla-La Mancha y en España. Esta fábrica de harinas es un elemento singular en Europa y constituye un bien fundamental del patrimonio industrial europeo. Se conserva con su maquinaría, con algunas piezas datadas en 1860.
Valor Patrimonial
Consciente del valor patrimonial de La Harinera, la doctora arquitecta Diana Sánchez Mustieles presentó a finales de 2014 la ponencia «La Harinera de Pedro Muñoz: Claves para la puesta en valor como Patrimonio Industrial», que puede encontrarse en su blog Patrimonio Industrial Arquitectónico. Diana Sánchez es miembro de ICOMOS (International Council on Monuments and Sites) y presidenta de APIVA (Associació de Patrimoni Industrial Valencià).
La Harinera ha sido cuidadosamente restaurada y su madera se encuentra en muy buen estado. Su amplia superficie (casi 900 metros cuadrados) la hace idónea para albergar exposiciones, cursos de formación, conciertos, residencia de artistas, encuentros internacionales, teatro, danza, conferencias, etc. En resumen, cuanto un centro cultural moderno puede acoger.
Patrimonio Industrial
Según el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, se entiende por patrimonio industrial el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han producido las actividades de extracción, de transformación, de transporte, de distribución y gestión surgidas de la “revolución industrial”. Estos bienes, precisa el citado plan, deben entenderse como un todo integral compuesto por el paisaje en el que se insertan, las relaciones industriales en que se estructuran, las arquitecturas que los caracteriza, las técnicas utilizadas en sus procedimientos, los archivos generados durante su actividad y sus prácticas de carácter simbólico.
En la historia reciente, las actividades industriales han dado lugar a sistemas productivos que, en mayor o menor medida, se han añadido a nuestra herencia cultural. Según la organización internacional TICCIH (International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage), forman el patrimonio industrial los restos materiales de la tradición industrial que tienen valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos incluyen edificios y maquinaría, plantas, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, así como viviendas, infraestructuras, paisajes industriales, productos y procesos.