En 2013 nace la empresa Aislacork Productos Ecológicos, S.L. con un propósito ambicioso: “Buscamos una calidad del corcho bastante específica, no nos sirve cualquiera”, remarca Roberto Lastres, Director General de la compañía sevillana.
Aislacork ha hecho camino, y hoy no sólo fabrica para España, sino que se ha introducido en países europeos como Bélgica o Francia, entre otros.
Si bien Aislacork ha salido fortalecida de la crisis, han sido muchas las pequeñas empresas dedicadas a la transformación del corcho que se han quedado por el camino.
La presentación de Aislacork en su web reza:
“CORCHO: Corteza que protege al alcornoque frente a las condiciones extremas del clima mediterráneo, la sequía, las altas temperaturas estivales y los incendios.
En Aislacork mantenemos esta peculiaridad del corcho natural para ofrecer una gran cantidad de soluciones al servicio del cliente”.
¿Es cierto que las principales prestaciones del corcho en la construcción se manifiestan cuando conserva y ofrece sus prestaciones inherentes y naturales?
Nuestra relación con el corcho se inicia hace ya casi catorce años, precisamente con el corcho proyectado. Nuestra idea central era poder crear un producto similar a otros presentes en el mercado, pero en el que pudiéramos incorporar todas las cualidades naturales del corcho.
Conseguimos crear este producto y, además de mantener esas cualidades, le acompañamos de una resina, en este caso sintética o química, y le incorporamos otra serie de ventajas que por sí solo no tendría este material.
En todo caso, el corcho en sí mismo es muy buen aislante térmico y también acústico. Su uso en la construcción y en la bioconstrucción es principalmente como aislamiento térmico.
¿Qué es el corcho proyectado? ¿Pierde calidad respecto al corcho natural?
Patentamos el corcho proyectado a principios de la década pasada. Es un producto que a todas las propiedades del corcho natural le incorpora otras características añadidas.
Por concepto, se usa como recubrimiento exterior en fachadas y cubiertas, pero también se usa con fines decorativos. Es resistente, elástico, pero además es un producto transpirable que funciona como barrera frente al agua.
El corcho natural se trabaja a nivel de aislamiento para grandes espesores. En el caso del corcho proyectado, nosotros lo trabajamos con espesores algo inferiores porque no lo utilizamos sólo como aislamiento térmico sino que le unimos las características que he comentado: además del aislamiento térmico, es impermeable, elástico, resistente y decorativo.
Si lo que buscamos es un gran aislamiento térmico puro y duro, en ese caso si habría que acudir a un gran espesor, pero con el corcho proyectado lo que hacemos es incorporar también nuevas características al material.
¿En qué situación se encuentra la oferta y el suministro de esta materia prima?
Nuestra trayectoria es de años y contamos con conocimiento de lo que es el sector; de ahí que no tengamos actualmente demasiados problemas de suministro.
Contamos con varios proveedores fijos para los diferentes tipos de corcho que utilizamos, tanto los granulados, para el corcho proyectado, como las placas de corcho como aislamiento. En efecto, el mercado no es sencillo, está todo bastante focalizado y no es fácil entrar.
El nicho principal de mercado de la industria corchera siempre ha sido la industria taponera del vino y con la llegada de la crisis de lo primero que se recortó fue de ahí. Se empezaron a introducir los sintéticos, sobre todo en vinos de calidad media-baja, y ahora prácticamente ninguno lleva tapón de corcho natural.
El decaimiento del mercado del tapón de corcho ha provocado que la industria se abra a nuevos nichos, principalmente construcción y bioconstruciión. Es una pena que se pierda el mercado del tapón de corcho por temas de precio, cuando está demostrado que este materal aporta cualidades que el plástico no tiene.
¿Hay escasez o abundancia en la oferta de corcho? ¿Tiene un coste alto?
La recogida del corcho tiene un coste caro, porque se hace de forma casi artesanal. Con el paso de los años no ha habido prácticamente ningún cambio en el sistema de extracción. Nosotros ya lo compramos manufacturado, pero hay sitios ya donde no les compensa coger el corcho del árbol, bien porque no tenga salida o porque los ingresos apenas servirán para cubrir los gastos de explotación.
Nuestros proveedores siempre han sido de España pero, con todos los problemas que ha habido en las empresas españolas, desde hace algunos años el granulado lo estamos comprando en Portugal
¿Perdura el monopolio de la empresa Amorim en este segmento?
Por supuesto. Le llaman el magnate del corcho. Donde hay un alcornoque, allí está Amorim para recogerlo, manufacturarlo y enviarlo, y aunque hay algún punto donde no está, lo que está claro es que tiene la capacidad de regular precios y mover el mercado a su antojo, porque lo controla a nivel mundial.
Nosotros tenemos cierta relación por determinados productos, pero directamente no nos afecta. Hace bastantes años que el precio está muy estabilizado, aunque también es cierto que en nuestro caso buscamos una calidad de corcho natural bastante específica, no nos vale cualquier corcho.
¿Aumenta la producción autóctona (Andalucía, Extremadura, Cataluña…) de este peculiar material?
Actualmente, no. Al contrario, ha decaído y algunas de las empresas que quedan incluso han ido disminuyendo la producción. Quedan muy pocas actualmente.
¿Qué nivel de calidad en el corcho es deseable para su aplicación en construcción? Evidentemente, no se trata del mundo de la taponería…
En nuestro caso, los granulados que utilizamos para el corcho proyectado están sacados de los restantes de la fabricación de tapón. Un corcho muy limpio, sin impurezas, cortezas y que no tiene absolutamente nada que no sea corcho. Aunque, evidentemente, lo tenemos que pagar bastante más caro, pero requerimos altas densidades.
Este material es idóneo para aplicaciones en bioconstrucción como la realización de morteros o las placas de corcho para exterior; ahí importa un poco menos que el material tenga algo de impureza.
Siempre ha tenido un papel fundamental en el sector de la bioconstrucción, pero esto es directamente proporcional al nicho que tiene esta tipología de edificación. Nos guste o no, es un mercado todavía muy reducido, aunque no perdemos la esperanza de igualarnos a otros países europeos en este campo.
Siendo un material muy conocido y con cualidades buenas, al ser la bioconstrucción un sector tan pequeño, su presencia no deja de ser un poco testimonial.
¿Contra qué se compite en este escenario?
Se suele imponer el producto tradicional, que es el que proviene del petróleo. Esto conlleva perjudicar al medio ambiente. Pero el precio se impone la mayoría de las veces y, aunque hay un poco de conciencia, casi siempre se opta por la opción más fácil y barata, la sintética y derivada del petróleo. Ahí hay poco que hacer, es difícil competir.
¿Está el corcho extinguido de la decoración de los hogares y edificios públicos de España?
Prácticamente sí. Es posible encontrar corcho en baldosas, en una cámara de aire, o en edificaciones y construcciones muy antiguas, pero no es habitual encontrar hoy cosas hechas con corcho. Pese a las cualidades del mismo, se impone el precio y lo que conlleva, los materiales sintéticos.
¿Dónde tiene el corcho más recorrido a corto plazo: en los muros (como aislante), como revestimiento, en el pavimento…?
Principalmente como aislante. En bioconstrucción lo que más se demanda como aislamiento natural es la placa de corcho.
En los últimos años hay bastante corcho proyectado. Hemos pasado de ser los únicos fabricantes y tenerlo patentado a que ya haya grandes empresas que fabrican productos similares.
Es una solución que se emplea también en otros países de nuestro entorno.
¿Qué tiene que decir el corcho en la construcción pasiva y ante la rigurosa certificación Passivhaus?
Por sí solo el corcho tiene su sitio, pero combinado con otros materiales también; es lo que se hace actualmente.
En este tipo de construcción se busca una estanqueidad total y absoluta para que luego, en el interior de la estancia, los cambios de temperatura sean los mínimos.
Como aislante, y como producto que contribuye a la construcción pasiva, el corcho tiene su hueco, pero evidentemente complementado con otros materiales y productos.
Además, por concepto, la construcción Passivhaus suele ser bastante cara por metro cuadrado, precisamente por toda esa combinación de materiales. Los productos que se suelen imponer son algo más baratos. Aunque es cierto que algunas veces se busca la placa de corcho, lo habitual es tirar hacia el sintético. Por suerte, los técnicos de la arquitectura tienen cada vez mayor cultura ecológica, y se acuerdan del corcho a la hora de prescribir los materiales para sus proyectos.
¿Ha funcionado la experiencia del corcho como elemento interno de los paneles sandwich? ¿Mejora sus prestaciones como aislante acústico?
Sí. Evidentemente es otra aplicación que se le puede dar, pero volvemos al precio. La competencia es la espuma rígida de poliuretano o cualquier derivado del petróleo o aislante. Un metro cuadrado de este material puede ser tres o cuatro veces inferior a lo que sería la placa de corcho. Se impone el sintético a la placa de corcho, y no porque esta última no tenga propiedades, que las tiene, incluso más, pero sí por precio.
Una vez más, nuestra esperanza está depositada en quienes se dedican a hacer construcción ecológica, con materiales sostenibles.
¿Es el corcho un material interesante para mejorar las prestaciones de eficiencia energética de los edificios en las obras de rehabilitación?
Por supuesto es un producto que contribuye a la eficiencia energética de los edificios, y nosotros hemos desarrollado ya un sistema para continuar su desarrollo.
¿Requiere la manipulación y la colocación del corcho una formación específica, peculiar?
No son productos especialmente complicados de utilizar pero, evidentemente, como todo, tienen su procedimiento específico. Sea la aplicación que sea, el colocador requiere una pequeña formación.
¿Es el corcho un material amigo de recibir acabados en su superficie (barniz, colores, etc.)?
Sin ningún problema. A cualquiera de los tipos de corcho que utilizamos se le puede aplicar encima cualquier acabado y proyectado en diferentes colores y granulometrías, para obtener diferentes acabados. Los sistemas de aislamiento térmico en el exterior con los morteros de cal natural que usamos nos permiten poder utilizar una pintura de color natural para dar el color y acabado que queramos, sin que pierda propiedades.
¿Aporta también el corcho beneficios saludables?
Sin duda, los edificios respiran mejor con este material frente a los revestidos con materiales sintéticos, derivados del petróleo. Hay que hacer ver a la sociedad que otra construcción es posible.
La legislación en este sentido tendrían que proteger más la salud y bienestar de los ciudadanos. Igual que en un hospital a nadie se le pasa por la cabeza que se utilice un producto que no tenga un certificado sanitario, esto se tendría que extender a toda la construcción, por el bien de todos.
Cada vez hay más problemas de humedades, de hongos en las casas, bronquitis, porque estamos envueltos continuamente en un plástico. No es para nada saludable lo que tenemos en casa.
En conclusión, ¿augura Vd. un buen futuro para el corcho en la construcción que viene?
Espero que sí. Evidentemente, estamos en ese barco subidos y es cierto que cada vez encontramos más competencia, pero también son cada vez más las empresas que se están preocupando por hacer una construcción con materiales un poco diferentes y que sean sostenibles.
Sin embargo, esto también va por zonas. Nosotros trabajamos fundamentalmente con el norte de España y con países como Francia o Bélgica, que tienen una trayectoria y una cultura ecológica bastante importante que esperamos vaya a más.
En nuestro caso llevamos una progresión ascendente en los últimos años y tenemos previsión de seguir en esa línea y entrar poco a poco en más países y regiones de España.