Entre seis y ocho meses es el tiempo que se marcan en esta firma para levantar una casa; pero han llegado a edificar en tan solo cuatro meses, tal y como señalaba en Fusta Constructiva su responsable comercial, Jordi Creixans. “Ofrecemos todo el producto, llave en mano”, afirmaba.
Fusteria Creixans se dirige a un cliente final, al particular. Observan que poco a poco va creciendo el interés por este tipo de viviendas, que ellos tratan de explicar correctamente. Lo que es un hecho, dice su responsable comercial, es que “cada vez hay más gente que se preocupa por conocer y ver cómo quiere que sea su casa”.
Para esta empresa, la sexta generación de carpinteros, es fundamental el bis a bis con el cliente, para alcanzar proyectos personalizados.
Fusteria Creixans ofrece un grado de calidad “bastante alto”, basado en las prestaciones de su sistema constructivo. “No es negociable variar el nivel de calidad en la estructura o en los aislamientos de la casa en función del precio; la construcción tiene que ser de una calidad alta”.
En cuanto a los acabados, son más permisivos. Ahí si dejan al cliente que sea él quien decida, concluye Jordi Creixans.