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Cooperativa LACOL: De La Borda a La Balma

Pol Massoni explicó en EGURTEK 2020 las similitudes entre ambos proyectos de cooperativas de viviendas.

Egurtek 2020, el Foro Internacional de Arquitectura y Construcción en Madera, clausurado recientemente, acogió la intervención de Pol Massoni, arquitecto que la cooperativa Lacol, con la ponencia titulada “De La Borda a La Balma”.

Lacol trabaja la arquitectura para la transformación social, utilizándola como una herramienta para intervenir de manera crítica en el entorno más próximo. Ello son los creadores del proyecto de viviendas sociales de la cooperativa La Borda, en Barcelona, con la participación del Grupo Egoin, en lo que es el edificio más alto de España construido en madera. Allí se han utilizado 660 metros cúbicos de paneles de madera contralaminada (CLT) y 40 metros cúbicos de madera laminada de Pino Radiata de los bosques vascos de Natxitua-Ea, en Vizcaya.

La Borda fue un proyecto en el que hicimos un salto al vacío”, afirmó Massoni, al recordar que era el primer edificio en altura y plurifamiliar que construían.

En la actualidad, también en Barcelona, en la zona de Poble Nou, están trabajando en un nuevo proyecto de vivienda social, la cooperativa La Balma, que cuenta con 20 viviendas en un edificio de 2.300 metros cuadrados. Es un proyecto que se espera estará listo para el próximo año y que hacen junto a la cooperativa de arquitectos La Boquería. “Hemos repetido la premisa que ya llevamos a cabo en La Borda, con la base de hormigón y la estructura de la parte superior de madera”, explicó.

Equipo de Cooperativa LACOL

Para finalizar su intervención, Massoni quiso destacar las ventajas que conllevan este tipo de cooperativas. “Que la titularidad sea colectiva permite sacar del mercado esa propiedad”, afirmó. El proyecto de La Borda comenzó en 2012, en aquel momento, además del proyecto de desarrollo de la promoción, también se desarrollaba la cooperativa.

En cuanto a los inconvenientes, el arquitecto de Lacol hizo incidencia en los económicos, ya que no hay unas garantías, además del tema cultural. “Tenemos muy arraigado el tema de la compra de la vivienda y aceptar que existen otras alternativas nos cuesta. Esa es una limitación a la que nos enfrentamos”, concluyó.