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Debemos avanzar todos hacia un nuevo modelo constructivo que se cimente en el uso de materiales renovables

Entender el uso de la madera en la edificación, en la construcción, en la decoración, en definitiva, en nuestras vidas, va más allá de percibirla, simplemente, como un material más. Los que amamos la madera y tenemos la suerte de rodearnos de ella en nuestras casas, entendemos muy bien lo que significa vivir con ella, porque la percibimos como algo esencial, imprescindible en nuestro entorno. La vemos, tocamos y sentimos cómo esa materia que en forma de árbol hace existir al bosque y que en nuestros hogares hace que nuestra vida sea más agradable y, también, más cercana a la propia naturaleza. De igual forma que gracias a su uso, estamos compatibilizando la conservación del bosque con un desarrollo económico moderado y beneficioso, también para el medio rural, además de ayudar a luchar contra el cambio climático, almacenando CO2 en todos esos objetos.

Hoy, por el avance del conocimiento y la tecnología industrial, utilizar madera vuelve a ser adalid de creatividad, de diseño y de soluciones técnicas lógicas y modernas, generando una mayor sinergia entre la ciudad y el medio rural. Por eso, más madera, bien utilizada y de origen sostenible, se traduce incluso en una sociedad más comprometida por la conservación de sus bosques, y más conectada con nuestros orígenes. Utilizar madera contribuye con la sostenibilidad, en el más amplio sentido de la palabra.

Si se tiene entonces en cuenta que el empleo de la madera es tan positivo, debemos avanzar todos hacia un nuevo modelo constructivo que se cimente en el uso de materiales renovables. Y cabe destacar que la madera no sólo es renovable, sino que también es reciclable y reutilizable, convirtiéndose así en el único material con estas características.

Centrándonos en la construcción con madera, es evidente que su uso contribuye a frenar el cambio climático disminuyendo el efecto invernadero. Además de ejercer como sumidero de carbono, los productos de madera para la construcción tienen un bajo coste energético en su fabricación frente a otros materiales de construcción (acero, hormigón), lo cual implica mucha menos emisión de CO2 durante este proceso. Y no debe olvidarse que la vida media de una construcción es de 50 años, aunque existen edificios de madera con muchos cientos de años.

Entre estas ventajas cabe destacar su buen comportamiento como aislante térmico y acústico, y su alta resistencia en relación a la ligereza de su peso. Esta correspondencia entre resistencia y peso es igual a la del acero, aportando además flexibilidad, lo que la convierte en un material óptimo en comportamiento sismo resistente, ya que absorbe el movimiento sísmico sin colapsar. A todo esto hay que añadir su resistencia al fuego, así como su rapidez y facilidad de trabajo, que además permite la realización de la obra en seco. Y gracias también a ser un regulador de la humedad contribuye a la salubridad del ambiente en que se instala.

Por todas estas ventajas y capacidades del material, y para asegurar la pervivencia del planeta y el legado de las generaciones futuras, hoy día construir con materiales sostenibles no puede ser una elección.

 

 

FUTURO INCIERTO

Las perspectivas de futuro son, por un lado muy buenas y por otro no tanto.

Si empezamos por la parte positiva, gracias al cambio de paradigma que está ocurriendo en la sociedad, en donde todos nos estamos concienciando que tenemos que consumir progresivamente productos procedentes de materias primas renovables, el auge del sector está asegurado y va en aumento.

Pero si nos centramos en las dificultades burocráticas a las que se enfrentan las empresas cada día para poder desarrollar su actividad, hace que no puedan prosperar como quisieran y como deberían. Aún necesitamos que exista mucha mayor conciencia social hacia nuestro sector y que los políticos tengan voluntad en hacer que todo el entramado empresarial que rodea al sector forestal y de la madera pueda sacar adelante todo su potencial. Necesitaríamos que:

ASMADERA tiene como objeto principal, además de la defensa de los subsectores que engloba, posicionar a las empresas asociadas en el mercado actual para que sean competitivas y no se queden ancladas en tiempos pasados. Todos somos conscientes que la sociedad en la que vivimos está pasando de sustentarse en una economía lineal, en donde los productos petroquímicos reinan, a una economía circular donde imperen los bioproductos, y es ahí donde el sector forestal y de la madera tiene mucho campo.

En este sentido, ocupamos un papel fundamental en la nueva economía circular, sobre todo por poner en circulación materiales completamente sostenibles (como son la madera y la biomasa) y por garantizar uno de los procesos de reciclaje más limpios y económicos. Motivo que incentiva a que se impulse el sector forestal y la gestión sostenible y se promuevan los productos madereros para aumentar su consumo responsable, así como para la cohesión territorial, el desarrollo rural y su papel para frenar la despoblación.

Por ello estamos apoyando en todo lo posible a las empresas para que se modernicen, se actualicen y puedan ofrecer esos materiales que la sociedad demanda hoy en día. Y en esa línea estamos trabajando. Sin ir más lejos, en Agosto haremos una misión tecnológica a Chile para conocer el sector allí y tomar ideas. Además, gracias al convenio que la Fundación CTIC ha firmado con el CETEMAS de cara a implantar la transformación digital en el sector y hacer las Industrias 4.0, el sector saldrá también muy reforzado. Y por el medio, tenemos también solicitados dos proyectos tecnológicos al Ministerio que esperemos nos sean concedidos para poder seguir en esta evolución.

Queremos seguir trabajando como lo hemos hecho hasta la fecha, dedicando todo nuestro esfuerzo a que:

 

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