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La nueva sala multifuncional de Bury St Edmunds

Bajo una apariencia deliberadamente simple y una paleta restringida de materiales, la nueva sala multifuncional de Bury St Edmunds oculta una gran sofisticación acústica y técnica.

Los habitantes de Bury St Edmunds, una localidad situada en el este de Inglaterra, disponen ahora de unas espléndidas instalaciones nuevas para la celebración de conciertos de música clásica y rock, bodas y ferias de antigüedades, entre otros muchos eventos. Quienes asistan a varios de ellos podrán comprobar inmediatamente que se trata de una sala muy flexible, ya que puede configurarse con un suelo en graderío o con un suelo totalmente plano. Lo que no es tan fácil de percibir a simple vista es que el interior de la sala, un espacio armonioso revestido en gran medida con roble blanco estadounidense, dista mucho de ser tan simple como parece. Situada entre las tiendas y los apartamentos del nuevo centro Arc, la sala está aislada acústicamente, ofreciendo al mismo tiempo un buen sonido interior. «Cuando se entra en este espacio no hay manera de saber lo sofisticado que es en realidad», señaló Jim Greaves, socio de Hopkins Architects responsable del proyecto. «Te embarga una gran sensación de calma».

 

Los buenos conocedores de las salas de concierto podrían encontrar una cierta similitud con la sala Snape Maltings de Aldeburgh, diseñada por Arup Associates en la década de los 60 del siglo XX. Esta similitud no se debe a una mera coincidencia ya que, dado que Snape es famosa por su excelente acústica, parecía lógico inspirarse en su forma. Ambas salas tienen techos interiores que se inclinan hacia ambas direcciones, con un elemento plano relativamente pequeño en la parte superior. «Aquí es donde se consigue toda la reflexión acústica», comentó Greaves.

 

Pero aunque tanto Snape como Bury St Edmunds se encuentran en el este de Inglaterra, su ubicación no podría ser más diferente. Mientras que Snape es una colección aislada de edificios pertenecientes a una antigua fábrica de cerveza, la nueva sala forma parte del proyecto de rehabilitación de un antiguo recinto mercantil, concretamente del emplazamiento en el que antiguamente se ubicaba el mercado de ganado. Hopkins diseñó el proyecto completo y ubicó deliberadamente la sala de conciertos, denominada Apex, entre las tiendas con apartamentos en las plantas superiores, abriendo el recinto a una nueva plaza. Esta disposición evita además que la plaza se convierta en un espacio muerto por la noche, cuando las tiendas están cerradas.

 

Hopkins trabajó con la consultora escénica Carr y Angier para encontrar soluciones a la funcionalidad que el auditorio tenía que ofrecer. «Para que el modelo comercial funcione es necesario poder ofrecer el alquiler del recinto en el que exista la posibilidad de operar con un suelo plano o con gradas», explicó Greaves. El aforo es de 1.000 personas de pie o 500 sentadas.

Estructuralmente era necesario que el recinto fuera muy pesado con el fin de evitar que el sonido escapara y molestase a los vecinos, especialmente durante la celebración del concierto anual de rock ‘Battle of the Bands’. Por ello, el edificio tiene un muro estructural de ladrillo que, a modo de diafragma, intercepta el sonido. También tiene un tejado de hormigón muy pesado. Los ladrillos, a la vista en las paredes de la sala de conciertos, son Charnwood Hampshire Red hechos a mano y en la mitad superior de las paredes, en donde estos quedan expuestos, tienen un relieve especial, un cierto efecto «estrellado» que es a la vez estético y funcional, ya que constituye parte de la estrategia acústica para dispersar las reflexiones.

 

Los palcos de la sala se sitúan en dos niveles, están fabricados en hormigón prefabricado, y dispuestos en voladizo desde vigas ocultas en el interior del muro diafragma y afianzados con grandes barras de acero, también contenidas en el muro diafragma. El techo está revestido con roble blanco estadounidense, especie que también forma el suelo, los frentes de los palcos y los asientos. Es una especie con la que Hopkins ya está familiarizado puesto que la ha utilizado anteriormente en el Haberdashers Hall de Londres y en el teatro de Emmanuel College en Cambridge. «Me gusta porque tiene un buen color y una buena fibra», explica Greaves. «Es un material consistente, muy adecuado para trabajar con él y que permite conseguir un hermoso efecto. Tiende a dar la sensación de haber sido aserrada en cuartos, aunque en realidad no se haya aserrado de esta manera. Se seca en cámara, de manera que, si los carpinteros hacen bien su trabajo, las fluctuaciones del contenido de humedad son reducidas».

 

Tanto en los suelos como en el techo se ha colocado roble de 18 mm de espesor fijado a una capa trasera de respaldo de contrachapado del mismo espesor. Los técnicos acústicos de Threshold Acoustics dictaminaron que ambos debían fijarse de forma resistente para que fueran capaces de absorber el sonido de baja frecuencia. El área plana de la parte superior del techo consiste en un gran tragaluz que permite la entrada de la luz natural cuando se utiliza el espacio para eventos como bodas. Para las actuaciones se corre un toldo.

 

Éste no es el único elemento de diseño que se ha visto influido por consideraciones acústicas. También hay aperturas en los frentes de los palcos para permitir que el sonido pase a través de ellos, haciéndolos menos reflectantes. Los asientos también cumplen una función. Diseñados por Luke Hughes y fabricados por Race, además de elegantes son extremadamente funcionales. El hecho de que el suelo puede transformarse de plano a en graderío, significa que los suelos elevados son «vagones» o bloques, a los que están fijados los asientos, y que pueden almacenarse debajo del suelo plano. Los asientos de los vagones son asientos de banco, en grupos de dos o de cuatro. Los palcos están equipados con butacas abatibles. Hughes diseñó los asientos como una mezcla de elementos de madera maciza de roble blanco estadounidense y de elementos chapados con chapa natural de la misma especie. «Una gran ventaja del roble blanco es su consistencia de color además de generar menor cantidad de desperdicios que el roble europeo», explicó Luke Hughes. Además, en este caso, la especie se adecuaba a la gama de colores y materiales escogidos por el arquitecto.

 

Hughes ya había trabajado previamente en muchas ocasiones con Hopkins. «Creo que conocen perfectamente la madera y su comportamiento», afirma. La colaboración continuada es importante, añade, «ya que tienes que meterte en la piel del arquitecto para comprender el aspecto que quiere que tenga su edificio y aportarle la solución adecuada».

 

Igualmente importante es la necesidad de ceñirse a un presupuesto y en Bury St Edmunds, como en tantos otros casos, éste era ajustado. Cuando Hughes habla de valorar la ingeniería, no lo hace en el sentido corrompido del término, en el sentido de recortar los costes o la calidad al máximo, sino de conseguir más valor por el dinero empleado. Para ello es necesario saber dónde utilizar madera maciza y dónde chapa de madera pero también implica un profundo conocimiento de los materiales. Por ejemplo, los asientos y los respaldos están tapizados en cuero, en un color neutro indefinible en el que se funden el marrón, el gris y el morado. «Hay que estudiar muy bien el tamaño de las piezas de cuero», comentó Hughes, «y cómo cortarlas de manera que se aproveche cada piel de animal al máximo».

 

La tapicería tenía que ser cómoda, pero también tenía que estar diseñada cuidando el efecto que producirá cuando no haya espectadores ocupando los asientos. En los ensayos, cuando la sala está vacía, es importante que su comportamiento acústico sea lo más parecido posible al que tiene cuando está llena. Esto se consigue ajustando el grosor y la forma de la tapicería.

 

Para los asientos se han utilizado muy pocos elementos – una simple estructura de acero, madera y cuero. La durabilidad es un aspecto importante, especialmente en una sala como ésta en la que se moverán las sillas con frecuencia sobre los vagones. «El cuero es el material más resistente para estas condiciones», explica Hughes. También había que evitar el uso de elementos metálicos fabricados a medida o contemporáneos ya que, si debido al deterioro fuera necesario reemplazar algún asiento dentro de 15 o 30 años, es muy poco probable que pudieran encontrarse elementos coincidentes.

 

La sala también economiza materiales y, de hecho una de las cosas que la hacen tan elegante es lo que no se ve. ¿Dónde están los servicios del edificio? ¿Y dónde están los aparejos de iluminación, etc. cuando no hay funciones? La ausencia visual de estos elementos potencia la sensación de calma, ya que lo único que puede verse son los ladrillos, el hormigón, la madera y los sistemas de fijación de acero inoxidable que sujetan el techo. Pero gracias a la gran maestría de sus creadores, esta falta de elementos no ha hecho sino añadir sofisticación al diseño.

 

«No hay conductos», explicó Greaves. «Todo el aire se desplaza a través de una cámara en el muro diafragma». El aire fresco entra a través de pequeños orificios situados al descubierto en el vestíbulo, al otro lado del muro diafragma, y llegan a la sala por medio de salidas que atraviesan algunos los paneles de madera en la base del techo configurando un patrón nuevo en la madera. Por su parte, toda la extracción de aire se produce en la parte superior del espacio de la sala.

 

Tampoco hay pasarelas técnicas en el volumen de la sala, sino que están contenidas en el hueco del espacio del techo. Las estructuras de soporte de los aparejos se cuelgan de un mecanismo del techo, cuando se necesitan, y se desmontan y guardan aparte cuando no se utilizan.

 

El plano del edificio es simple pero muy bien pensado. Tan sólo puede accederse a él por la parte delantera y por la trasera. El acceso técnico y logístico se efectúa por la parte posterior, mientras que al vestíbulo público, incluyendo las taquillas y el bar, se llega a través de una nueva plaza, lo que le añade animación. El vestíbulo es un espacio con un claro predominio de la madera, si bien en este caso se ha utilizado alerce siberiano, no sólo para revestir las paredes, sino también para los pilares de madera laminada encolada que soportan el techo.

 

Apex se inauguró en octubre de 2010. En el diseño general de Hopkins para el proyecto del centro Arc se concedió una gran importancia a la conectividad con el centro urbano existente. Está concebido no como un reemplazo, sino como una ampliación de la vida callejera existente. Y no hay duda de que el público está acudiendo – uno de los pocos problemas para el arquitecto consiste en poder acceder al lugar, ya que casi siempre está lleno de público que asiste a una amplia gama de actividades. En la primera temporada de otoño, una temporada «de prueba» para llevar a cabo ajustes precisos del sonido, se vendieron más de 4.000 entradas. No es probable que los asistentes perciban el gran nivel de sofisticación del diseño. Simplemente constatan que se encuentran en un lugar estéticamente atractivo y funcionalmente adecuado, lo cual es exactamente lo que el arquitecto y otros miembros del equipo profesional pretendieron.

 

Créditos

Arquitecto: Hopkins Architects Partnership

Ingeniero estructural: WSP

Ingeniero de servicios: AECOM

Consultor acústico: Threshold Acoustics

Diseño de los asientos: Luke Hughes

Contratista principal: Taylor Woodrow

Contratista del interior del auditorio: Haymills

Fabricante de los asientos: Race

Fotografía: AHEC/Morley von Sternberg

 

American Hardwood Export Council (AHEC)


La American Hardwood Export Council (AHEC) es la principal asociación de la industria de la madera de frondosas de los Estados Unidos en el mercado internacional y representa a las empresas exportadoras y a todas las principales asociaciones comerciales estadounidenses de productos de madera de frondosas.

AHEC centra su actividad en proporcionar al mercado de la madera – arquitectos, diseñadores, importadores y consumidores – información sobre esta amplia gama de especies, productos y sus fuentes de suministro.

 

AHEC edita una amplia gama de publicaciones técnicas disponibles gratuitamente a través de la página web www.americanhardwood.org o solicitándolas mediante fax al +44-20-76264222.

 

Ruth Slavid

Ruth Slavid es escritora, editora y consultora de arquitectura. Es autora de Wood Architecture (2005) y de Wood Houses (2006) publicados por Laurence King así como de Micro (2007) y Extreme Architecture: Building for Challenging Environments (2009). Actualmente está escribiendo un libro para Timber Research and Development Association sobre el uso de la madera en edificios ya existentes.

Ruth trabajó para The Architects’ Journal durante 15 años, ocupando diversos puestos entre los que se incluyen editor adjunto, editor online y editor de AJ Specification. Desde que se hizo freelance en octubre de 2008, ha escrito para AJ Specification, BSD, Building Design, The Guardian, New Civil Engineer, Specification Magazine y Stadia. Ha trabajado en la exhibición ‘Major London Issues’ 2009 en New London Architecture, dirigió el sitio web en el World Architecture Festival y se encuentra en el cuadro de editores de la Commission for Architecture and the Built Environment.
Está licenciada en Metalurgia y Ciencia de los Materiales por la Universidad de Cambridge.