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La Universidad de Gante estrena auditorio, un edificio con corazón de roble

El nuevo Universiteitsforum de la Universidad de Gante es la adición más reciente a un campus universitario que se ha mantenido y desarrollado deliberadamente dentro del núcleo de la ciudad.

 

Inaugurado para el curso universitario 2009-2010, incluye un impresionante nuevo auditorio con capacidad para 1.000 personas sentadas cuyo interior de roble blanco estadounidense no sólo le confiere una extraordinaria calidad acústica, sino que también complementa el sobrio exterior de un edificio caracterizado por el uso de elementos lisos de vidrio y hormigón.

 

El arquitecto Joris Van Huychem buscaba un único material que pudiera utilizarse en todo el auditorio satisfaciendo a la vez dos requisitos básicos. En primer lugar el cumplimiento de la normativa de protección contra incendios M1 y, en segundo lugar, una excelente calidad acústica.

 

El roble blanco estadounidense demostró ser «la mejor solución» debido a su adaptabilidad, a su capacidad para satisfacer todas las especificaciones y a su tono ligeramente grisáceo que se ajustaba bien al diseño del edificio. Así, las gruesas puertas del auditorio se han revestido con paneles acústicos de roble blanco y para los 1.500 m2 de suelo se han utilizado listones de este mismo material. Por su parte, tanto las paredes como los techos también se han cubierto con listones de roble blanco americano de longitud variable, hasta 3 metros, creando un efecto gráfico y complejo.

 

Cumplimiento de la normativa contra incendios

 

Para cumplir la normativa de protección contra incendios M1, una vez cortados y cepillados, los listones de roble se trataron a presión con un producto ignífugo y se les incorporaron paneles de yeso resistentes y un tejido ignífugo intercalado entre las piezas de madera. Los listones de roble blanco utilizados para el suelo únicamente recibieron un barniz con el fin de incrementar su resistencia al desgaste.

 

Calidad acústica

 

El requisito clave para este auditorio era la consecución de una excelente calidad acústica que permitiera que el sonido llegara a los alumnos situados en las últimas filas con la misma intensidad que a los de las primeras; requisito nada desdeñable en un auditorio con un aforo para 1.000 personas.

 

Los ingenieros acústicos recomendaron que al menos el 30% de los 1.000 m2 de la superficie del techo y de las paredes se dejara expuesta (sin listones de roble) para reforzar la absorción acústica. También recomendaron que estas áreas expuestas se situaran más bien en la parte superior de las paredes. Con el fin de crear una transición estética entre las secciones superior e inferior de las paredes, los arquitectos diseñaron una llamativa onda que recorriera longitudinalmente cada una de las paredes.

 

Pero los arquitectos querían que los patrones creados por los paneles que configuraban la onda y los techos, tuvieran el aspecto más aleatorio posible. Debido a ello, los carpinteros diseñaron por ordenador una serie de veinte paneles diferentes que pudieran combinarse de diferentes maneras para crear patrones aleatorios. Se probaron diferentes combinaciones para producir un modelo a escala completo del techo y de las paredes del auditorio. Eso permitió definir con exactitud el número de paneles que debían producirse de cada modelo y proporcionar a los instaladores un diagrama de montaje exacto para construir este gigantesco puzzle.

 

Michaëla Geenens, directora del proyecto de la Universidad de Gante comenta acerca de la extraordinaria calidad acústica conseguida: «Los alumnos me comentan que no tienen la impresión de estar en un auditorio de tales dimensiones».

 

Además, los listones de roble se atornillaron en sus paneles de respaldo de MDF desde la parte posterior, de manera que no hubiera tornillos visibles en las superficies acabadas del techo ni de las paredes.

 

Finalmente, cuando se observan los paneles de las paredes de cerca puede comprobarse que algunos listones están colocados sobre su canto de 2 cm, mientras que otros lo están sobre su cara más ancha de 3 cm. Esto crea una superficie desigual que potencia más aún la absorción acústica.

 

Beneficios ambientales del proyecto

 

Los carpinteros utilizaron entre 90 y 100 m3 de roble blanco para fabricar los paneles que se instalaron en las paredes y en el techo. Si se tiene en cuenta que un metro cúbico de madera de frondosas seca almacena aproximadamente 0,90 toneladas de CO2, los 90 m3 de roble blanco utilizados por los carpinteros para fabricar los paneles de roble suponen un almacenaje de 81 toneladas de CO2. Este cálculo rápido no tiene en cuenta los 1.500 m2 de suelo (también de listones de roble) ni la reducción de las emisiones de CO2, relacionadas con la energía contenida (es decir, la energía y las emisiones de CO2 que hubieran sido necesarias para producir materiales alternativos a la madera maciza).

 

Además, la cantidad de energía necesaria para el transporte marítimo a través del Atlántico de la madera de frondosas estadounidenses tan sólo es un poco mayor que la que requeriría un trayecto por tierra de 500 km. Muchos arquitectos se muestran reacios a utilizar madera importada debido al impacto negativo de las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte. Pero en realidad las emisiones de CO2 resultantes del transporte son mínimas en el caso de la madera de frondosas estadounidenses, debido a que la mayor parte de la cadena de transporte se efectúa por mar.

 

De hecho, una circunnavegación completa del planeta (40.000 km) tan sólo añadiría 0,44 kg CO2e/kg al cómputo global de la emisión de carbono, cantidad que además se vería totalmente compensada por el carbono secuestrado en el producto de madera. AHEC ha encargado recientemente un estudio de Análisis de Ciclo de Vida de sus productos principales que proporcionará en breve datos científicos exactos.