La firma italiana Olivari llevó a Maderalia la exposición “Macchina semplice”. Un recorrido histórico de la evolución entre arquitectura y diseño, a lo largo de 100 años, con la manilla como hilo conductor.
“La historia empieza en 1911 cuando se fundó la empresa. En aquella época no se pensaba en el diseño de las cosas, sino en su funcionalidad y que se pudieran fabricar”, explica Josep Martínez, Área Manager de Olivari en España.
“La arquitectura la tocamos cuando cogemos la manilla con la mano. Este gesto nos abre las puertas a sus diferentes espacios. De este modo, la manilla tiene una maravillosa carga poética como nexo de unión entre la persona y el espacio, entre el diseño de la arquitectura y el diseño del objeto. Grandes arquitectos y diseñadores de todo el mundo, se han sentido atraídos por el reto de diseñar un producto solo aparentemente simple, como es una manilla para Olivari”, nos cuenta Josep Martínez.
Fue en los años 30, con la colaboración de Marcello Piacentini, uno de los arquitectos más importantes de la época en Italia, quien hizo el Palacio de Justicia de Milán, cuando Olivari empezó a colaborar con diseñadores y arquitectos para diseñar sus manillas. “Hasta entonces no se prestaba importancia al diseño. Hizo los modelos Libertad y Justicia, que ya no se fabrican, pero son muy importantes para la firma, al ser la primera vez en el mundo de las manillas que el producto nace de la colaboración con un arquitecto o diseñador”, apunta el Área Manager de Olivari en España.
Además de los diseños de Piacentini, la muestra recorre los 100 años de Olivari. “En cada panel tenemos representado un modelo de manilla que ha sido importante en la cronología de Olivari. Vemos en cada uno de ellos como el arquitecto que ha diseñado esa manilla plasma su idea y visión, pese a ser una diferente y que tiene unos requisitos específicos de comodidad y ergonomía”, destaca Josep Martínez.
Por ejemplo, en 1954 Gio Ponti diseñó la manilla Lama para el rascacielos Pirelli en Milán. 60 años después sigue siendo vigente, y Rodolfo Dordoni lleva la manilla a su concepto más esencial con los modelos Total y Radial. Otros arquitectos y diseñadores que han firmado los modelos de Olivari son Toyo Ito (estudio que ofreció una interesante charla en el Foro de Maderalia), Jean Nouvel, Daniel Libeskind, Patricia Urquiola, Massimo Iosa Ghini, F.A. Porche, Andrea Branzi, Richard Sapper, Piero Lissoni, G. Giugiaro o Alessandro Mendini.
“Al principio se trabajaba con diferentes metales en función de las posibilidades de fabricación que había en la época. Luego ya, al cabo de tiempo, se inclinaron por el latón, material principal con el que han trabajado mucho tiempo; ya hace unos 20 años empezaron a trabajar con el latón macizo”, explica Josep Martínez.
El producto parte de la barra de latón macizo, se curva con el calor, se estampa con presa hidráulica y se inicia el proceso de pulido y acabado de la manilla. Este sistema tiene ventajas respecto al latón inyectado ya que es mucho más puro. “El latón es el mejor material para poder aplicar baños electrolíticos y acabados innovadores y especiales. También es muy bueno desde el punto de vista de la dureza, la justa para ser resistente con el tiempo, además de un tacto apropiado para el contacto con la mano”, argumenta. “A nivel de acabados nos permite dar una variedad muy grande”, añade.
Para finalizar, Josep Martínez analiza el mercado y las nuevas novedades, algunas de ellas presentadas en Maderalia, donde se pudo ver puertas sin manilla. “Entendemos la tendencia, pero pensamos que la manilla siempre será algo más cómodo para empujar y tirar de la puerta”, afirma. Además, recuerda que en los muebles de cocina se puso de moda durante una época el sistema Push. “Se sigue utilizando, pero en cocinas se hace muy poco, ya que es más práctico tirar del cajón en la manilla que no pulsar”.
Ante esta nueva tendencia vista en Maderalia, Martínez recuerda que “al final son más prácticas las manillas para abrir y cerrar las puertas”. Aunque acepta: “El mercado es muy grande y hay para todos”.