Llega el verano y muchas empresas se plantean hacer ampliaciones de sus locales. Desgraciadamente, muchas veces estas “pequeñas obras” acaban alargándose hasta bien entrado el otoño. Esto es lo que pasa con la construcción tradicional: Tiempos imposibles de predecir, improvisaciones de última hora y los fallos habituales al solaparse los distintos gremios de la construcción. Todo esto es lo que se evita eligiendo ampliar o reformar sus instalaciones con arquitectura modular POLANCO MADERA.
Los módulos transportables y de rápida construcción permiten adaptarse a los cambios en las empresas, a diferencia de la construcción tradicional, que permanece fija, las oficinas modulares pueden transportarse y modificar su ubicación, mejorando la capacidad de respuesta de la empresa. Los módulos de oficinas facilitan la creación de puestos de oficina bien aislados y confortables en el interior de naves industriales, sin necesidad de obras que paralizan la producción durante semanas.
La construcción prefabricada en madera ofrece las mismas garantías de seguridad y cumplimiento de normativas que la construcción tradicional en ladrillo. Los edificios de Polanco están proyectados por arquitectos que cumplen con el Código Técnico de la Edificación. Además ofrecen mayores niveles de aislamiento térmico y acústico con espesores de fachada idénticos.
La mayor parte del trabajo se hace en sus instalaciones, de forma que no afecta a la actividad habitual durante la mayor parte del proceso de construcción del edificio. Son edificios de peso ligero, que no requieren actuaciones complejas para preparar su cimentación. En pocas semanas se recibirán los módulos terminados, listos para ensamblar entre sí y conectar a las redes de abastecimiento y evacuación.
REFORMAS ECOLÓGICAS
La madera es un material de construcción sostenible por excelencia. Un edificio construido en madera de características iguales a uno de ladrillo, consume un 15% menos de energía durante el uso. En POLANCO MADERA hay, además, personal formado en diseño y construcción de edificios de consumo energético casi nulo.
Además de la reducción en el consumo de energía durante su uso, un edificio en madera es más sostenible durante su construcción, ya que emplea un 40% menos de energía en la producción de los materiales, emite un 75% menos de toxicidad a la atmósfera y el agua, genera un 60% menos de residuos sólidos en el proceso de construcción y derribo, además de tener un diseño personalizado.
Para poder adaptar los espacios a las necesidades, se utiliza un sistema de entramado ligero de madera con fachada ventilada. Toda la estructura es de madera, protegida por impregnación en autoclave. Se pueden elegir acabados, colores y decoraciones que se adapten a la empresa de los clientes.
La calidad de aire es uno de los factores que más influyen en el buen desempeño de los trabajadores de la oficina. Puesto que se trata de trabajos muy mentales, la capacidad de oxigenación del cerebro es decisiva para aumentar la productividad.
Los edificios de madera tienen una calidad del aire superior a las del ladrillo y hormigón. A diferencia de estos, que liberan y transmiten la humedad al interior, la madera es un material higroscópico, capaz de regular la humedad del aire interior haciendo que permanezca constante en invierno y verano.
Los edificios en madera también reducen los costes de limpieza y las bajas por afecciones respiratorias. Con los acabados en madera también aumenta la calidad del aire interior. La madera no produce tanta electricidad estática como otros materiales y por tanto, atrae menos cantidad de polvo.
En las oficinas situadas en el interior de naves industriales es imprescindible controlar un buen aislamiento acústico, para que los procesos de fábrica no interfieran en las labores de oficina. La madera tiene un comportamiento acústico superior al de otros materiales, especialmente, frente a las estructuras metálicas.