PRECOM construye cuarenta viviendas «termo» Passivhaus en Leitza

Un proyecto novedoso en este municipio navarro, que apuesta por la salubridad, la economía y la sostenibilidad.

En el municipio navarro de Leitza, la empresa PRECOM ha llevado a cabo un proyecto de envergadura, ambicioso y moderno. Se trata de la construcción de Viviendas de Protección Oficial (VPO), con estructura en CLT (paneles de madera maciza contralaminada) y con certificado Passivhaus de eficiencia energética.

Las obras van bastantes avanzadas. Se trata de cuatro edificios que reúnen 40 viviendas en total -diez por edificación- donde la apuesta del promotor es la salubridad, el ahorro energético y la sostenibilidad. Ventajas a las que además se añade la de absorber mejor posibles movimientos sísmicos, al tratarse de casas de construcción no rígida.

La madera sustituye al hormigón en gran parte de la edificación, incluidas rampas y escaleras. Se trata de casas que transpiran y gozarán de estabilidad térmica, con distintos metrajes y diferente número de habitaciones (de una a tres habitaciones) y dos dúplex.

En el sótano se han instalado dos aerotermos con bomba de calor que proveerán de agua caliente sanitaria a todo el edificio, y eso requiere una enorme ventilación, tanto de aspiración como de expulsión de aire.

El confort acústico es otra cuestión contemplada con esmero en estas edificaciones. Las juntas de los paneles de CLT incorporan la banda azul o cinta de hermeticidad, compuesta de arena muy fina, dentro de un cartón, que colabora en la transmisión mínima del sonido.

UN PROMOTOR ENAMORADO DE LA MADERA

Ignacio Soler es el promotor del proyecto y un amante de la madera. Apostó por este material a partir de la construcción de un caserío tradicional con maderas recuperadas de derribos, piedra y mampostería y, tras informarse de las distintas técnicas de construcción en el norte de Europa, decidió incorporar el CLT a sus viviendas de Leitza.

Se trata de VPO que mejoran notablemente a las convencionales. Viviendas que no necesitan calefacción, ni siquiera acometida de gas, que cuentan con una ventilación permanente durante las 24 horas del día, que uno mismo puede controlar. El aire se filtra de forma permanente y al propio conducto se le puede añadir humedad, si así se desea.

Se trata de casas calculadas para no requerir aporte energético, salvo el que dan los electrodomésticos y la presencia humana. Y para los casos de inviernos muy duros, con fríos extremos, se ha pensado en una resistencia eléctrica en la tubería de expiración que ofrece un aporte de calor añadido, pero siempre cumpliendo con la certificación Passivhaus de casas pasivas. De hecho, las propias paredes no pueden bajar de una temperatura de diecisiete grados, para lo que la madera juega un papel esencial.

Tal y como aseguró el propio Ignacio Soler durante la visita de MADERA SOSTENIBLE a la edificación, “la construcción con CLT es mucho más confortable que una convencional; sólo con que haya tres personas, la casa no se enfría porque genera calor suficiente. Eso es la casa pasiva, un termo», apostilla.

El promotor admite que a los propios vecinos de Leitza aún les cuesta entender este tipo de construcción porque, entre otras cosas, «todavía existe la mentalidad de que hay que abrir las ventanas para ventilar, algo que en este tipo de viviendas no hace falta”.

Reconoce también que, al tener una estructura de CLT hay que trabajar con una precisión a la que todavía no están acostumbrados muchos arquitectos y construtores en España. Con todo, afirma convencido que la aportación del CLT a la certificación Passivhaus «es determinante, teniendo en cuenta que todo el material está cortado, medido y sellado casi al límite, para tapar juntas y convertir la edificación en un termo».

Un recorrido en el que también el jefe de obra, Xabier Bereziartúa, admitía que “en el proceso constructivo se generan problemas, como en una edificación convencional, pero la estructura se monta con rapidez y seguridad, como si fuese un mecano”.

Para Bereziartúa, certificar el edificio conforma una tarea compleja que requiere mucho trabajo, pero insiste en que ése es el objetivo. La obra ha pasado la prueba BlowerDoor, en gran medida gracias al sellado y cierre con cintas de hermeticidad de uniones y juntas. Que se ha hecho incluso en el hueco del ascensor, ya que se requiere todo cerrado herméticamente. Se ha insuflado aire a través de un ventilador para ver hasta qué punto el edificio soporta la sobrepresión, y para detectar posibles fugas de cara a conseguir los parámetros de hermeticidad idóneos.

Un proyecto para el cual PRECOM cuenta con un equipo especializado. De hecho, la firma vizcaína ha construido un geriátrico en Barcelona, el primero construido en altura y CLT en España, con prestaciones térmicas muy superiores a las de una construcción tradicional, para la empresa Gallega OXI, liderada por el laureado constructor Xosé Otero Pombo.

Para Ignacio Soler es evidente que “los edificios de madera tienen su propio nicho de mercado, cada vez más amplio y fiable. Y considera que lo ideal sería que se pudiesen construir con madera de proximidad, pero reconoce que todavía existe recelo hacia este tipo de construcciones, debido a los tópicos del fuego o los insectos xilófagos, que continúan siendo un lastre para este modelo constructivo”.

Con unas vistas únicas al monte y próximas a Pamplona, las viviendas ya están a la venta.

Los alumnos del Máster en Estructuras, Construcción y Diseño en Madera de la Universidad del País Vasco visitaron recientemente las obras de las viviendas VPO/VPT con estructura de madera que se están llevando a cabo en Leitza, donde fueron atendidos por Pedro Mariñelarena (Arquitecto) y Fernando Larraza (Director de PRECOM).