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Roble rojo estadounidense en el nuevo pabellon de la Universidad Erasmus, en Rotterdam

El elemento mas impactante del diseño son los techos curvos fabricados con listones.

En la década de los 70 del siglo pasado, cuando se construyó el campus de Woudestein, la Universidad Erasmus tenía capacidad para 4.400 alumnos.

 

Actualmente el campus alberga 24.000 alumnos y personal universitario. A lo largo de los años, el campus se fue desarrollando «sobre la marcha» en función de las necesidades del momento, lo que produjo un trazado desordenado y caótico con poca atención a los flujos del tráfico rodado y peatonales. En 2010, la Junta Ejecutiva puso en marcha un plan maestro a largo plazo destinado a dotar a la Universidad de un campus vibrante y bien organizado que estuviera a la altura del prestigio internacional de la institución.

 

Un punto de enlace en el corazón del campus

 

El plan maestro contemplaba tres fases. Uno de los proyectos iniciales de la fase dos, que se prolongará hasta 2016, consistía en la construcción de un nuevo pabellón estudiantil. La fase de diseño comenzó en 2010 a cargo de los arquitectos Willem Hein Schenk, del estudio De Zwarte Hond y Stefan Prins, de Powerhouse Company. El objetivo principal consistía en crear un punto de enlace en el que concurrieran las dos vías peatonales principales del campus. Las obras se iniciaron en abril de 2012 y la inauguración oficial tuvo lugar el 5 de septiembre de 2013.

 

Un animado escenario

 

El pabellón estudiantil proporciona una organización más definida el espacio público y crea un atractivo escenario que contrasta vivamente con la arquitectura brutalista que lo rodea. «La Universidad quería un edificio con estilo y personalidad, transparente y abierto en todos sus lados, incluso en la parte posterior. Y ahora ya es una realidad, ocupando una ubicación perfecta en la intersección principal del campus. «El corazón es el concepto central del proyecto: el edificio alberga un corazón en su interior y, al mismo tiempo, se ubica en el corazón del campus», explica Hein Schenk de De Zwarte Hond Architects.

 

 

 

 

El pabellón está estratégicamente situado en el centro del campus y al estar construido contra una pendiente puede accederse a él desde diferentes niveles. El edificio cuadrado (32,4 × 32,4 metros) tiene seis metros de altura en el lado sur y diez en el lado norte. A pesar de que el diseño de forma cuadrada del edificio podría parecer relativamente sencillo, su forma, trazado y materiales fueron objeto de una cuidadosa atención.

 

En el corazón del edificio se encuentra el teatro, cuyo vestíbulo situado en la planta superior se asoma a la Plaza Erasmus. La Plaza, situada encima del nuevo aparcamiento subterráneo, tiene 400 metros de longitud e incluye zonas ajardinadas con una hermosa fuente, así como aparcamientos para bicicletas y asientos.

 

 

 

 

Techos curvos revestidos en roble rojo

 

El núcleo o corazón interno del pabellón, situado debajo del teatro, está construido en hormigón, mientras que el resto de la estructura es de acero y la envoltura externa del edificio completo es de cristal.

 

Los suelos y las escaleras están cubiertos con grandes baldosas de color gris claro que constituyen un elemento de continuidad hasta la escalera curva, que desde el grand café conduce al nivel superior en el que se encuentran la entrada y el vestíbulo del teatro. Las paredes acristaladas invitan a quienes transitan junto al edificio a observar y participar en las actividades que en él se desarrollan.

 

Sin embargo, el elemento más impactante del diseño son indudablemente los techos curvos fabricados con listones de roble rojo estadounidense de gran longitud (15 x 60 mm; con juntas de 15 mm). Los arquitectos especificaron este material con el fin de establecer una continuidad con los edificios A y C, en los que también se eligió este tipo de madera, cálida e intensa, para renovar la mayoría de los techos. Los doseles curvos colgantes crean una atmósfera cálida y acogedora en todos los rincones del pabellón.

 

La distribución de las diferentes funciones también se ha efectuado inteligentemente con el fin de aprovechar al máximo la luz natural, de tal manera que las zonas de estudio están situadas a lo largo de la fachada norte y la zona del grand café se encuentra en el lado sur del edificio.

 

Un puzzle de gran complejidad

 

La ligera variación del radio de cada uno de los cuatro techos incrementó en gran medida el nivel de complejidad de la fabricación y la instalación de los mismos. Dado que el roble rojo es una madera con un veteado más bien pronunciado, al unir listones mediante juntas a tope, el veteado de los listones coincide creando una sensación de continuidad.

 

Stefan Prins explica que gracias a la modelización 3D que se utilizó para el diseño del edificio se pudo calcular con precisión la manera en que los listones se unirían en las esquinas.

 

La mayor dificultad consistió en conseguir que las uniones de las esquinas formaran una curva perfecta. En las esquinas en las que se juntan los listones de roble rojo, éstos no están dispuestos siguiendo una línea horizontal, sino que crean un efecto escalonado que evita que el revestimiento del techo tenga un aspecto demasiado geométrico.

 

Derako International, la empresa que suministró este sistema de techos, utilizó una máquina CNC para curvar los rastreles (colocados cada 60 cm) sobre los que se fijan los listones de roble rojo. Utilizando un elemento de fijación de diseño exclusivo, los rastreles se fijan sobre perfiles a los que se les ha dado el radio adecuado. Derako aserró cada una de las juntas con el tamaño adecuado antes de utilizar una máquina que se adquirió específicamente para este trabajo. Todos los listones se numeraron de manera que los contratistas encargados de la instalación simplemente tuvieron que unirlos como si se tratara de un juego de construcción.

 

Farol chino

 

Además de combinarse de manera muy atractiva con el resto de los materiales, este sistema de techos también cumple una función acústica. Las paredes situadas detrás de los listones de roble rojo se pulverizaron con «Sprayplan», un producto de acabado acústico granular de color rojo que absorbe el ruido de las salas interconectadas.

 

El grand café puede iluminarse desde arriba, pero también se ha instalado un sistema de iluminación detrás de los listones de roble que ilumina el pabellón por la noche creando el efecto de un farol chino, lo que contribuye a potenciar el carácter emblemático del edificio. «Gracias a esta combinación de materiales hemos conseguido cumplir los objetivos de diseño que nos habíamos propuesto, concretamente jugar con la geometría y las formas suaves con diferentes niveles de transparencia», explica Stefan Prins.

 

Una arquitectura extraordinaria

 

El pabellón ofrece hermosas vistas de la fuente a través de grandes ventanales que pueden abrirse en verano para dar paso a una terraza adyacente agradablemente resguardada. A lo largo del exterior de las paredes de cristal del edificio cuelgan enormes persianas curvas de aluminio como si fueran los bordes de un gigantesco mantel. Las persianas se accionan mediante control remoto y pueden abrirse y cerrarse dependiendo de la intensidad de la luz natural. Este sistema de persianas con control remoto, desarrollado por Hunter Douglas, está hecho a medida para el diseño del edificio.

 

«La forma de las curvas de los listones se basa en la órbita solar, de manera que las curvas mayores se encuentran en los lados este y oeste, ya que el sol está más bajo cuando incide sobre ellos, mientras que en los lados sur y norte las curvas son menos pronunciadas», explica Stefan Prins. El sistema actúa en combinación con las particiones de triple acristalamiento de gran resistencia instaladas en el armazón de acero de color gris oscuro (de 2 × 23 cm cada una de ellas).

 

Prácticamente de energía cero

 

La gran eficiencia energética del pabellón se basa en los principios del diseño solar pasivo del edificio; el sistema de pantallas solares con orientación específica responde automáticamente a las variaciones estacionales con el fin de conseguir un uso óptimo de la luz solar. Junto con este sistema, el almacenamiento térmico, la calefacción radiante, la refrigeración pasiva, la iluminación LED y los paneles solares, que cubren el 90% de la superficie del tejado, convierten al Pabellón Estudiantil en un edificio prácticamente de energía cero.

 

Fotografías:

Christian van der Kooy

John Marshall Photography