La Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera y Madera-Aluminio (ASOMA) celebró el pasado día 24 de septiembre una jornada técnica en Ingurubide, el Centro de Recursos para la Sostenibilidad Urbana de Bilbao.
La sesión estuvo centrada en el importante papel que se presenta a la ventana de madera como elemento esencial para la construcción de edificios de consumo energético casi cero, la importancia de la correcta instalación de los cerramientos y también sobre las nuevas técnicas y productos disponibles en esta industria para mejorar y garantizar la durabilidad de las ventanas de madera.
Como introducción, José Palacios Monteagudo, gerente de ASOMA, enumeró los tipos de ventanas de madera más comerciales en el presente del mercado español, remarcando que se trata de la tipología de cerramiento que con mayor holgura y menor coste económico y medioambiental cumple los requisitos que marca el Código Técnico de la Edificación (CTE). «El 80% de las viviendas de España padecen transmitancias térmicas por encima del valor marcado por la normativa vigente -advirtió José Palacios-. Con un coste y un precio de mercado competitivo, la ventana de madera alcanza con normalidad un valor U por debajo de 1.6 W/m2K».
El avance tecnológico ha traído a este mercado nuevos tipos de perfiles, que mejoran y mucho esa U térmica: perfiles con cámara de aire, con tiras de corcho en su interior, perfiles tipo sandwich, aislantes especiales hibridtherm, madera-aislante-aluminio, etc.
También existen ventanas de madera resistentes al fuego (RF 60), ensayadas con éxito en el laboratorio ENSATEC, ventanas anti huracán, con inhibidores de frecuencia en sus perfiles, cerramientos anti bala, con vidrio estructural – muro cortina, con hojas de grandes dimensiones (hasta 300 kg y apertura oscilobatiente), etc. Y todas ellas capaces de contribuir sobradamente a la optimización térmica y acústica de la envolvente de la cual forman parte.
Elemento clave en una Passivhaus
Las casas pasivas en general, y los edificios que cumplen el estándar Passivhaus en particular, representan un nicho de mercado importante para la ventana de madera, «porque la ventana de madera va unos pasos por delante de lo que exige la legislación vigente, respecto a la fabricada con otros materiales -insiste el gerente de ASOMA-. En 2020, todos los edificios nuevos y rehabilitados deberán ser de consumo energético casi nulo. Producto e instalación han de contribuir a mejorar la envolvente y a aprovechar la radiación solar».
En efecto, debido a sus contrastadas prestaciones en cuanto a aislamiento térmico, confort y estanqueidad, la ventana de madera se erige como elemento clave en una construcción que se quiera certificar como Passivhaus.
«Los intereses meramente económicos han dado paso a la exigencia de una construcción de calidad, energéticamente eficiente, lo que concede al segmento de las ventanas de madera una formidable oportunidad de futuro», concluyó el ponente.
Una correcta instalación
De nada sirven las magníficas prestaciones de los actuales cerramientos de madera, si éstos no son colocados en obra adecuadamente. «Tener la mejor ventana no es suficiente, si no la instalamos correctamente», remarcó en su presentación Koldo Monreal, director gerente de onhaus. «Un buen profesional debe saber unir la ventana con el trabajo de los demás, para obtener la mejor envolvente y evitar riesgos de condensación e infiltraciones de aire».
El representante exclusivo en España de los productos y sistemas SIGA para la óptima colocación de ventanas destacó que «el objetivo es trabajar la hermeticidad correctamente».
De igual forma opina José Manuel Torres, técnico comercial de la compañía SOUDAL, que ofrece al instalador de ventanas barreras de vapor, bandas de estanqueidad y espumas de poliuretano flexibles, entre otros productos, para obtener una correcta y eficiente instalación.
«El dinero gastado en la optimización de los cerramientos es la mejor inversión que se puede hacer en una vivienda», coincidieron ambos socios de ASOMA.
Garantía de durabilidad
Los barnices al agua aplicados en la actualidad por los fabricantes de ventanas de madera integrados en ASOMA garantizan a su cliente magníficas prestaciones de durabilidad, con un mantenimiento mínimo.
El objetivo perseguido durante años por fabricantes de ventanas y de productos de acabado es, precisamente, alargar en el tiempo la durabilidad natural de la madera, y reducir al máximo los necesarios plazos de limpieza y mantenimiento de las superficies de madera expuestas al exterior.
«La tecnología vigente permite un mecanizado adecuado de la superficie de la madera, lo cual contribuye a potenciar las prestaciones de los mejores productos de recubrimiento -comentó a su auditorio José Palacios, quien incidió también en la importancia del correcto diseño de la carpintería-. El mercado oferta barnices flexibles y permeables al vapor de agua, que acompañan solidariamente al movimiento de la madera. Asimismo, los avances técnicos también han suministrado a esta industria sistemas de aplicación controlada de estos barnices (flow coating y túneles de barnizado); todo lo cual ha animado a los mejores fabricantes de productos de barniz a certificar la durabilidad de sus productos».
Los estándares actuales de durabilidad ofrecen en torno a diez años de garantía, pudiéndose alcanzar en algunos casos hasta los treinta años. Asimismo, los fabricantes ofrecen a su cliente la posibilidad de contratar un mantenimiento regular de sus ventanas, con el fin de que éstas luzcan siempre su incomparable belleza y desempeñen en todo momento el máximo de sus prestaciones.