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CARINBISA alcanza la ventana ecoeficiente

 

Para conseguir una ventana realmente ecológica no solamente nos hemos de fijar en el aislamiento del cerramiento y el gran ahorro de energía y por tanto de emisiones sino que se debe tener en cuenta todo el ciclo de vida del producto, y de sus componentes.

La madera es el material de construcción con menor consumo de energía durante su proceso de producción y transformación Entre 30 y 40 veces menos consumo energético que el aluminio o el PVC.

La madera es un producto totalmente reciclable y valorizable como bio-combustible o como abono natural (compuesto). La gestión forestal sostenible permite que la masa forestal no se vea reducida en ningún momento, mejorando la captación de CO2 de la atmósfera, ya que la madera es un almacén natural de C02 de hasta 900 kg por m3 de madera.

El uso de madera laminada de pino silvestre procedente del centro y norte de Europa, con uniones de finger joint, permite un aprovechamiento máximo de la materia prima.

Mejorando su comportamiento al estar libre de defectos en todas sus caras (nudos, fendas, bolsas de resina, etc.)

De este modo la estabilidad del perfil es muy elevada, evitando deformaciones en el producto final, y garantizando que los productos de acabado(barnices al agua) tengan el mejor rendimiento posible. La madera laminada dispone de sello de calidad ITF-ROSENHEIM para el encolado, realizado con colas de exteriores (calidad D4 según la UNE-EN 204) y proviene de bosques gestionados de forma responsable.

El uso de la madera en construcción contribuye al ahorro energético en los edificios. La madera es un material aislante por naturaleza, 1400 veces más aislante que el aluminio.

Los perfiles utilizados habitualmente en la fabricación de ventanas tienen índices de aislamiento muy reducidos, por lo que la ventana de madera es la forma más económica de cumplir el nuevo C.T.E. El valor de transmitancia térmica del marco de la ventana es siempre inferior al mínimo indicado por el C.T.E. entre 1,1 y 2 W·m2/ºK dependiendo de la densidad de la madera y el sistema de fabricación.

Los acabados con barnices al agua, tanto en acabado teñido como pigmentado, que se dan actualmente a las ventanas tienen unos elevados índices de elasticidad y resistencia, con lo que mantienen las prestaciones de la ventana durante mucho tiempo. Actualmente se garantizan normalmente durabilidades de 5 y 10 años, existiendo productos con los que la película de pintura atraviesa el umbral de los 15 años de vida.

El barniz al agua además es un producto altamente ecológico, reduce la contaminación por compuestos orgánicos volátiles y es mucho más respetuoso con el medio ambiente que los sistemas tradicionales al disolvente.

El mantenimiento es muy sencillo, simplemente la limpieza y la aplicación periódica de un aceite renovador mantienen la carpintería como el primer día. Lo puede realizar a la vez que limpia los cristales, en un tiempo muy corto.

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