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Nuevos materiales para reducir el estrés en los aviones

Un sistema inteligente de control del estrés permitirá reducir los distintos efectos adversos que sufren los pasajeros durante los vuelos mediante la aplicación de distintas soluciones tecnológicas, y la integración de nuevos materiales aislantes térmicos y acústicos para aumentar el confort y la sensación de seguridad, según describe la investigación «Non-stress Cabin» que desarrollan los institutos tecnológicos AIDIMA, AITEX, e INESCOP, indican los tres centros pertenecientes a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (RedIT).

 

El proyecto, «Investigación y desarrollo de nuevas soluciones tecnológicas para la reducción del estrés y la mejora del confort en el interior de cabinas aeronáuticas», plantea un novedoso diseño de las cabinas de avión y su hábitat, con la incorporación de paneles acústicos de última generación para la reducción de ruidos y vibraciones, sistemas de detección de señales corporales, pieles y textiles inteligentes, y el desarrollo de un asiento que integre y traslade al usuario las soluciones tecnológicas aportadas, aseguran los promotores de esta iniciativa de I+D.

 

Confort versus estrés

 

El desarrollo de este sistema o sistemas inteligentes de control del confort parte de una metodología que permite establecer los parámetros necesarios para la incorporación de las citadas soluciones tecnológicas en base a la experiencia manifestada por el propio usuario, de tal forma que midan, evalúen y estimulen el confort, subrayan las misma fuentes.

 

En este sentido -continúan-, para llevar a cabo el desarrollo del proyecto a través de esta experiencia del pasajero, los investigadores están diseñando un «ambiente virtual» que simula una cabina de avión, donde el usuario podrá interactuar con su entorno mediante técnicas inmersivas en 3D, de tal forma que podría, incluso, levantarse y caminar por el interior del avión y establecer una relación con lo que le rodea. Por este motivo se ha establecido contacto con tres compañías aéreas para perfilar el sistema y aprovechar la experiencia que tienen estas compañías en simulación de vuelo, lo que permitiría recrear una situación de vuelo prácticamente real en el laboratorio de AIDIMA, Living Space Lab, precisan.

 

Esta investigación, que experimentará con viajeros que sufren diferentes grados de ansiedad durante el vuelo, definirá una serie de perfiles sensoriales preferidos por los pasajeros para generar ambientes relajantes, detallan los institutos. De hecho, la encuesta previa realizada a más de un centenar de usuarios, refleja que un 16 por ciento de los pasajeros sufre algún tipo de ansiedad durante el vuelo, incluso en sus horas previas. Una cifra acorde con los estudios realizados al respecto por compañías aéreas y organismos como la ICAO (Internacional Civil Aviation Organization).

 

Los técnicos de la investigación explican que, a partir de la información recogida de los usuarios, se trabajará en el desarrollo técnico de otros tres sistemas complementarios, a parte del simulador virtual. El primero abordará, por un lado, el acondicionamiento acústico mediante paneles derivados de la madera para la reducción de ruidos y vibraciones, tanto exteriores como interiores, y por otro, el acondicionamiento térmico, buscando un mayor aislamiento y sensación térmica agradable de las superficies susceptibles de ser tocadas.

 

La segunda y tercera de las áreas propone un sistema de captura de señales corporales integrado en el propio asiento que determine el grado de confort o estrés del usuario. Mediante la medición de la temperatura, presión ejercida por el pasajero sobre el asiento, sudoración, o ritmo cardiaco, entre otros, la tecnología desarrollada será capaz de relacionar los datos y ofrecer una interpretación del estado del pasajero y aportar propuestas de relax, y que obviamente respetará el estándar y la normativa vigente.

 

A este sistema de control se le une un conjunto de preferencias sensoriales que los propios usuarios han definido en la investigación previa, y que están relacionadas con el equipamiento interior del avión, sobre el propio asiento, los aromas, texturas, sonidos, temperatura, o espacio interior, entre otras variables, concretan los investigadores.

 

Aviones habitables

 

Estos desarrollos -especifican-, se integrarán en el asiento del pasajero y el hábitat de la aeronave, de tal modo que el sistema reconozca a su morador y le permita disfrutar de un mayor confort, y en un entorno donde las aplicaciones en nanotecnología con textiles, pieles, madera, y en general, superficies inteligentes, contribuirán a la generación de los ambientes definidos. Posteriormente, los desarrollos serán integrados y probados en un prototipo virtual.

 

En definitiva, según el documento de la investigación, los resultados esperados del proyecto mejorarán el interiorismo de las cabinas de los aviones, a través de la medición, evaluación y estimulación del confort mediante la incorporación de soluciones tecnológicas innovadoras no presentes en los actuales mercados aéreos. Mercados que, por otra parte, y según asegura el estudio previo, proporcionan un volumen de negocio para las empresas de los sectores implicados de 830 millones de euros, con un impacto de generación de empleo de 4.150 personas.

 

El documento insiste en la necesidad de generar una diversificación estratégica hacia este nicho de mercado a través de este ambicioso proyecto de I+D+I, que implica investigación fundamental para ampliar el conocimiento científico, desarrollo experimental, en productos, en sistemas, y otras áreas, y transferencia de resultados a la industria con el objetivo de ser referente europeo en la materia, destaca el informe.

 

NON-STRESS CABIN es un proyecto de I+D+I en colaboración entre INESCOP (Instituto Tecnológico del Calzado y Conexas), AITEX (Instituto Tecnológico Textil), y AIDIMA (Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines), como coordinador de la investigación, con una duración prevista de tres años. El proyecto está financiado por el Instituto de la Mediana y Pequeña Industria Valenciana (IMPIVA) y la UNION EUROPEA mediante el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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