Ofrecemos a continuación la interesante entrevista concedida por Alejandro Bueso-Inchausti, fundador del estudio Bueso-Inchausti & Rein Arquitectos y cofundador de Inmobiliaria Tiuna, a la Asociación Nacional de Fabricantes de Parquet (ANFP).
¿Qué ventajas destacaría Vd. de la madera como material constructivo y para la decoración interior y exterior? ¿Cuáles son las propiedades que hacen que la elija para determinados proyectos?
La arquitectura ha evolucionado como lo ha hecho cualquier disciplina artística, no obstante el elemento diferencial de la arquitectura con el resto de actividades artísticas es su esencia: ser la expresión formal al servicio de una función concreta. Esa circunstancia inevitablemente incide en la evolución que va de la mano del desarrollo tecnológico. La incorporación de nuevos materiales de producción industrial a las nuevas construcciones se ha intensificado durante las últimas décadas, dejando a los materiales naturales, tradicionalmente utilizados en construcción, un nicho de exclusividad que ha puesto en valor materiales tradicionalmente utilizados hasta hace pocos años de modo extensivo como la piedra o la madera y que hoy han cobrado el atributo de exclusividad. Si bien ambos materiales están muy presentes en nuestra arquitectura, desde un punto de vista de sostenibilidad hay que destacar la madera como material es un recurso renovable algo que no es de aplicación para los materiales pétreos.
En las ya cuatro décadas de ejercicio profesional y en más de un centenar de proyectos ejecutados por el estudio, la madera ha cobrado un enorme protagonismo, y su adecuada puesta en obra es esencial para el éxito de la misma. Solemos decir en el estudio que una buena carpintería de madera y una buena tarima arreglan una obra deficientemente ejecutada. Por el contrario, sin un buen trabajo de los oficios de madera, cualquier obra de magnífica ejecución desmerece en su resultado final. Afortunadamente tanto en el oficio de solados de madera como en el de la carpintería siguen existiendo magníficos profesionales en nuestro país. Nos gusta decir que nunca hemos conocido un operario que trabaje la madera y sea mala persona, y en nuestra experiencia durante cuarenta años de ejercicio siempre ha sido así.
«Solemos decir en el estudio que una buena carpintería de madera y una buena tarima arreglan una obra deficientemente ejecutada»
Con criterio y al servicio de una buena arquitectura, no hay material malo si está bien usado. Este principio es de especial importancia en el caso de la madera ya que tiene una evolución y un comportamiento determinado en función de las condiciones a las que se vea sometida. Su uso, tanto en interiores como en exteriores ennoblece la arquitectura y convive extraordinariamente bien con cualquier material, no obstante hay que controlar mucho su uso en exteriores teniendo en consideración su compatibilidad a largo plazo con el clima en el que se va a instalar así como definir y analizar las condiciones de mantenimiento que requiere.
Al respecto nos parece de especial importancia que, en el caso de maderas en exterior, los tratamientos prescritos no sean peliculares para que los trabajos de mantenimiento no requieran de lijado sino de limpieza y aplicación de aceites que penetren en la madera. Es también importante asumir cual va a ser la tonalidad que la madera va a adoptar pasados unos meses desde su instalación que, en el caso de exposición al sol y el agua, variará sensiblemente en relación al tono presentado durante su instalación. Esos matices que adquiere la madera son, en mi opinión, especialmente enriquecedores y testigo de la belleza evolutiva de la madera siempre que la evolución de la misma no devenga en un estado de deterioro irreversible. Hoy en día existen infinidad de productos de tratamiento superficial no peliculares que preservan la madera siempre que se haga un mantenimiento adecuado.
«En el caso de maderas en exterior, los tratamientos prescritos no sean peliculares para que los trabajos de mantenimiento no requieran de lijado sino de limpieza y aplicación de aceites»
De especial importancia por parte del proyectista es garantizar la accesibilidad para llevar a cabo las mencionadas tareas de mantenimiento. Este punto es de especial importancia a la hora de proyectar ya que debe de valorarse la posibilidad del mantenimiento que a lo largo de la vida de la edificación se va a poder realizar destinando unos recursos acordes con el uso de la misma. De lo contrario se está condenado al fracaso en el envejecimiento de la obra.
En el caso del uso de la madera en espacios interiores, especialmente climatizados, el uso de la madera no requiere un análisis tan riguroso del mantenimiento ni de la compatibilidad con el clima local. Por supuesto las condiciones de deterioro y mantenimiento no son iguales para un falso techo o un panelado de madera que para una superficie horizontal pisable pero, en cualquier caso, deben de contemplarse en las especificaciones de mantenimiento de las edificaciones. Volviendo a hacer referencia a nuestra experiencia profesional en todas la obras ejecutadas en los primeros años de nuestra trayectoria, la madera se ha mantenido con la misma nobleza con la que, décadas atrás, fue instalada.
Definitivamente y bajo su experiencia, ¿es compatible el parquet con los sistemas de climatización radiante?
Sin duda lo es y son muchos los factores que lo avalan. Un aspecto importante a tener en cuenta es la sensación que la tarima sobre suelo radiante produce en el usuario. Se suele asociar el suelo radiante al calor y a la sensación de pisar descalzo un pavimento caliente. En este sentido, la madera, al ser peor conductora del calor proporciona menor sensación de pisar un suelo caliente pero, cada vez más y sobre todo en climas secos, se utiliza el suelo radiante con circulación de agua fría para refrigerar en verano.
En este régimen de verano con suelo radiante-refrescante, pisar descalzo un solado pétreo o cerámico frío resulta realmente desagradable, efecto que no se produce con la madera. Por otra parte, la menor conductividad de la madera en relación con materiales pétreos o cerámicos deviene en una respuesta más lenta en el inicio de la climatización pero tratándose de un sistema inercial de ritmo constante, es irrelevante tanto para el consumo como para el confort de los espacios acondicionados.
El uso de la madera como solado con suelo radiante es por lo tanto perfectamente compatible siempre que se tengan en cuenta ciertos aspectos:
EL suelo radiante funciona calentando tanto el mortero de cemento que lo envuelve, como el solado que sobre él se coloca. Cuanto mejor conduzca el calor el solado, más rápida será la respuesta del suelo radiante. Esto que, a priori, desaconsejaría la madera, no tiene mucha importancia, habida cuenta de que el suelo radiante es una instalación que se debe tener permanentemente en funcionamiento. El tiempo de respuesta con suelo de madera será más lento pero, una vez alcanzado el régimen de trabajo, no hay problema.
¿Qué especies de madera recomendaría Vd. en estas instalaciones y por su estética?
Aun así, a la hora de elegir una especie de madera adecuada para el suelo radiante, se deben tener en cuenta 2 aspectos: el comportamiento de la madera como conductor y almacén del calor producido, y la influencia de éste en la propia madera.
Atendiendo al primero, se deben utilizar maderas densas, por encima de 650 kg/m³, que serán menos aislantes, con una resistencia térmica baja, y, además, tendrán mayor capacidad calorífica y, por tanto, una mayor inercia térmica que dará más estabilidad a la temperatura ambiente. No obstante utilizar espesores grandes dificultará más la entrada en régimen del sistema y es mejor no superar los 20 mm de espesor.
Atendiendo al segundo, como la madera va a estar sometida a mayores cambios de temperatura pues siempre hay periodos sin uso y cambio entre régimen de verano e invierno, las maderas usadas deben ser estables dimensionalmente y frente a la humedad. En este sentido es importante la colocación. Normalmente los fabricantes recomiendan fijar la tarima con cola para mejorar la transmisión y evitar los movimientos, aunque es perfectamente posible utilizar tarimas flotantes siempre que se sujeten bien las tablas unas a otras, por ejemplo con grapas de acero, y se utilice una manta con resistencia térmica muy baja y una barrera de vapor de aluminio en cara superior que, además, distribuirá mejor el calor a toda la tarima.
No son, por tanto, aconsejables maderas de baja densidad o inestables como las coníferas, el arce, el haya o la jatoba, y tienen buen comportamiento maderas como el roble, el merbau, la teca o el wengué.
Todos los fabricantes tienen en sus catálogos tarimas y sistemas de colocación adecuados para suelo radiante. Incluso algún fabricante tiene una tarima especial para suelo radiante con incrustaciones de pequeños cilindros verticales metálicos para mejorar la conductividad y la capacidad calorífica, aunque encarece mucho el producto en relación a la mejora de comportamiento conseguida, siendo a nuestro modo de ver, más un gancho comercial que una ventaja relevante.
¿Considera que el suelo de madera aporta beneficios para la salud de las personas y el medio ambiente? ¿Son conocedores de estos aspectos sus clientes?
La madera, al ser un material higroscópico tiene la capacidad de regular la humedad ambiental, también al no ser un buen conductor ayuda a minimizar los cambios bruscos de temperatura. Pero sobre todo, por su condición de material natural, tiene un efecto positivo desde el punto de vista psicológico contribuyendo en el subconsciente de los usuarios a sentirse en contacto con la naturaleza.
Bajo su experiencia: ¿Cuál es la tendencia actual en la elección de madera para sus proyectos en comparación con años anteriores? ¿Cuál cree que será la tendencia en el futuro?
La madera es un material que goza cada vez de mejor prensa para su uso en arquitectura. Por multitud de motivos: es un material natural, es un recurso renovable, tiene enormes posibilidades de uso en solados, revestimientos, muebles y estructuras, tiene un buen comportamiento contrastado en la mayoría de ellos y una belleza natural tan culturalmente asentada e indiscutible, que es imitada en otros materiales como plásticos y cerámicas.
La elección del tipo de madera depende pues mucho del uso previsto. En revestimientos interiores, donde cualquier madera tiene un buen comportamiento, hace ya años que se imponen las maderas claras porque la arquitectura, de la mano del vidrio, busca cada vez más la luminosidad de los espacios y, por tanto, materiales con mayor reflexión. No prevemos un cambio en esta tendencia, aunque, por supuesto, dependiendo de la concepción del proyecto puede ser adecuado utilizar maderas más oscuras.
«La madera tiene una belleza natural tan culturalmente asentada e indiscutible, que es imitada en otros materiales como plásticos y cerámicas»
En solados interiores, el comportamiento de la madera es fundamental y, aunque las maderas más densas y duras se comportan mejor y son normalmente más oscuras, las maderas claras ofrecen infinitas posibilidades de tratamiento y modificación de su textura y color. En los últimos proyectos hemos utilizado mucho el roble, normalmente con acabado natural y textura mate.
Cuando se trata de utilizar la madera en exteriores, prima el comportamiento de ésta a la intemperie sobre su color y textura y, aunque tratamientos como el acetilado o termo tratado mejoran mucho el comportamiento de todo tipo de maderas, sobre todo en cuanto a deformación y cohesión, la luz solar y la lluvia modifican su aspecto y tienden a ponerse grises si no se renueva el barnizado o aceitado, lo que a veces supone un mantenimiento costoso y laborioso. Las maderas densas y grasas como la teca tienen el mejor comportamiento y el inconveniente de su precio y producción controlada.
Aunque a los arquitectos nos gusta mucho la madera en el exterior de los edificios, hay que tener en cuenta lo anterior, sobre todo en climas con grandes variaciones de humedad y horas de sol. Por ello, lamentablemente, la tendencia es al uso de materiales sintéticos que, imitando el aspecto de la madera, tienen un buen comportamiento frente al agua y la luz.
Cada vez hay más, y muchos de ellos incorporan madera en alguna medida en su composición, aunque no dejan de ser una imitación de un material natural, lo que, a la mayoría de profesionales nos produce cierto rechazo conceptual. No obstante, existen chapados de madera natural montados a alta presión sobre una base de baquelita que tienen un buen comportamiento y buenas posibilidades de uso en revestimientos de fachada.
¿Nombraría y describiría brevemente algunos de sus proyectos recientes donde ha instalado suelos de madera? ¿y proyectos donde se ha instalado un sistema de climatización radiante bajo un pavimento de madera?
Como ya he comentado anteriormente la madera tiene un enorme protagonismo en nuestros proyectos tanto en su uso en carpinterías como en solado y tratamiento de techos. Haciendo memoria puedo asegurar que, en mayor o menor medida, los solados de madera tienen presencia en casi todos ellos. La característica anteriormente mencionada del confort al estar descalzo en la vivienda la hace especialmente atractiva en régimen de frío con suelo refrescante.
En cuanto a proyectos recientes en los que se ha instalado con sistema de circulación de agua radiante podría citar muchos tanto en nuestro país como en obras ejecutadas fuera de nuestras fronteras. En Madrid en obras terminadas se ha instalado recientemente en el edificio residencial de Paseo de la Habana 75, edificio galardonado con el premio ASPRIMA-SIMA 2021 a la mejor promoción residencial y “The Masterprize Award 2021”, en los edificios de la Avenida de los Madroños 27 y 29 que también han obtenido entre otros reconocimientos el Build Architecture Award 2019, Big Mat Award 2019 y 2A Continental Architectural Award for Asia and Europe o los edificios de la calle Madrigal en Puerta de Hierro.
En edificios en construcción en Madrid se está instalando en un edificio de 120 viviendas en la Avenida principal de Mirasierra. En el ámbito internacional, estamos ejecutando tres proyectos residenciales en Bucarest, todos ellos con solados de madera montados sobre suelo radiante.