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Cinco razones para apostar por las tarimas de exterior

Lo más característico de las maderas de exteriores es que contienen aceite en la savia. Las tarimas exteriores más habituales son: el Iroco, Ipe, Cumarú o Teka, Merbau. Los colores de todas ellas son semejantes. Al ser maderas tropicales, suelen ser maderas oscuras. Al colocarse en el exterior, para evitar movimientos es necesario que la madera se haya estabilizado en secadero y el sistema de grapas o sujeción sea el correcto.

«En Jesús del Ser controlamos estos dos puntos, ya que sólo depende de nosotros todo el proceso. Realizamos la importación de la madera y la secamos y estabilizamos nosotros, realizando todo el proceso de fabricación», explica Nuria del Ser, gerente de Jesús del Ser.  

Por tanto, lo más importante en las tarimas exterior para garantizar su comportamiento es que la tarima sea de fabricación nacional. «En cuanto al sistema de grapas: nosotros realizamos también la fabricación de las grapas. Es un sistema patentado donde la grapa entra a presión, pero a la vez permite la dilatación de la madera».

La tarima en el exterior sufre alteraciones de su color natural, por el efecto combinado de la acción del sol y los agentes atmosféricos, fundamentalmente la lluvia. El resultado es que en tan solo unos meses, cualquier madera a la intemperie adquiere un tono grisáceo. Un efecto de paso del tiempo que, para mucho, tiene un encanto especial en las superficies de madera. Sin embargo, si queremos que la tarima no cambie de tono, requiere de un mantenimiento específico, muy diferentes a la de interior, y es conveniente tratarla con aceite de exteriores con filtro solar.

«Se trata de productos que actúan a «poro abierto». Ya que al exterior no se puede barnizar», comenta Nuria del Ser. «Si tapamos el poro de la madera con barniz no dejaríamos que la madera respirase ni tuviera los movimientos oportunos»,  aclara. La aplicación de dichos tratamientos sería oportuno hacerla en los cambios de estación.

CINCO RAZONES PARA APOSTAR POR LA MADERA EN EXTERIORES

1. NO SE ESTROPEA. Estropearse como tal, la madera no se estropea, simplemente, cambia de color. «Cada vez hay más clientes que dejan que la madera evolucione y que tome color con el tiempo. Así se nota que es un producto natural, con personalidad única», observa la gerente de Jesús del Ser.

2. NO REQUIERE MANTENIMIENTO. Una tarima de madera nacional, de calidad y con la correcta colocación, no requiere mantenimiento. Para mantener el color original, se pueden  aplicar un tratamiento, o bien dejar que con el tiempo adopte su color natural. Su limpieza es sencilla pues basta con el agua de la manguera y los restos de suciedad desaparecerán.

3. CALIDEZ Y VERSATILIDAD. La madera es un material aporta calidez tanto en ambientes rústicos como modernos. Además, la decoración con la madera como protagonista confiere una estética más actual y minimalista.

4. INTEGRACIÓN. Al ser un elemento natural, la madera es la idónea en los espacios exteriores, ya que se integra perfectamente con la vegetación o los jardines. Y al no retener el agua, evitaremos que se creen los incómodos charcos de agua.

5. BENEFICIA A LA SALUD. La madera tiene propiedades que ayudan a que nos sintamos confortables, y eso mejora la salud de las personas, según se desprende de varios estudios realizados para averiguar cómo afecta al sistema sensorial el pisar una tarima maciza con los pies descalzos.

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