Existe un carpintero en Sort (Lleida) que ha acaparado la atención de quienes practican esquí, y es que realiza esquís de madera personalizados. Los fabrica según el peso del comprador o su nivel de esquí. “Cuando alguien quiere unos esquís me tiene que explicar muy bien cuál es su nivel de esquí, dónde y cómo le gusta esquiar”, afirma. Una labor que Josep Arisa lleva haciendo desde hace ocho años, cuando realizó los primeros esquís de regalo para su nieto.
Eso fue el principio de esta aventura que, aunque no fue fácil de inicio, cada vez cuenta con más personas interesadas en hacerse con este producto artesanal en madera. “No fue fácil al principio. Un esquí es una suma de muchas cosas. Lo que más costó fue encontrar el equilibrio entre las diferentes maderas y acertar en la geometría”, explica Arisa, quien utiliza madera de abeto, fresno, haya o bambú, siempre intentando que proceda de los montes locales, excepto el bambú, que proviene de Suecia.
De momento, este carpintero jubilado ha construido unos 25 pares de esquís, todos ellos para familiares y amigos, pero no descarta dar un paso más y en colaboración con su hija y su yerno, quienes comparten su pasión por el esquí, se lancen al mercado el próximo año y los realice bajo demanda. “Tenemos previsto industrializarnos y aceptar los primeros pedidos”, anuncia Arisa. El precio de los esquís irá entre los 1.200 y los 1.500 euros, dependiendo de los acabados y la labor que se tenga que realizar.
Para fabricar el núcleo de los esquís, este carpintero de Sort utiliza listones de madera encolados entre sí y posteriormente cortados en forma de espejo, de modo que los dos esquís son exactamente idénticos y con las mismas prestaciones.
Arisa señala que el trabajo que realiza en el taller para hacer los esquís es muy meticuloso, tanto que puede llevarle unas tres semanas hacer un par de esquís. “Se tarda en hacerlo, pero es un producto de mucha calidad y con una gran durabilidad. Los que yo tengo llevan más de 400 horas de práctica en una sola temporada, es algo superior a lo que hace un esquiador habitualmente”, reconoce.
El boca a boca ha sido fundamental para dar conocer estos esquís, así como su gran calidad y sus novedosos diseños. “La particularidad de estos esquís también es que la persona que hace el pedido puede elegir la decoración”, indica el carpintero, quien además añade que la decoración puede cambiarse de forma fácil de una temporada a otra si el cliente así lo desea.
Arisa, a quien le viene la afición de construir esquís de su padre, quien le animó a tallarse sus propios esquís para poder esquiar, puntualiza que la mayoría de los pedidos le llegan en verano, para que así los puedan disfrutar durante la temporada invernal. “El cliente los prueba en invierno y, tras ajustarlos, a sus necesidades, empiezo a hacer los encargos”.
Este carpintero hace una labor minuciosa y de gran calidad, por eso no duda al afirmar que “quien ha tenido la suerte de esquiar con unos Arisa no lo duda, ya que merece la pena”.