GANGUTIA es una tonelería ubicada en el municipio riojano de Cenicero. Santiago Gangutia fundaba en 1870 la primera tonelería de la zona. Dirigida actualmente por su quinta generación, fabrica anualmente en torno a 9.000 barricas.
La nueva etapa, liderada por Fernando Gangutia, compagina lo mejor del pasado con las nuevas formas de producción.
GANGUTIA obtiene ahora el premio a largos años crisis económica, también en el sector vinícola. “Lo bueno de la crisis es que nos puso a todos en fila y nos estimuló para conservar y aspirar a aumentar nuestra cuota de mercado -afirma Teresa Pérez, adjunta a la dirección y responsable de marketing de la empresa-. Aquella experiencia nos anima ahora a tratar de tomar las decisiones más acertadas”.
Certificados de calidad, cadena de custodia, seguridad alimentaria, I+D… avalan un pasado provechoso y un futuro prometedor.
TECNOLOGIA AL SERVICIO DE LA ARTESANIA
GANGUTIA selecciona los mejores granos de robles, “sólo con una materia prima de calidad se obtiene el mejor producto”. El secado posterior afinará la madera. Natural y sin prisas. Durante más de dos años, el sol y el agua limpiarán la madera de sus taninos más astringentes, para transformar su perfil fenólico.
Buena materia prima, paciencia y máquinas que ayudan a ser precisos.
Partiendo de un gasto inicial conocido, GANGUTIA observa que cuanto más produce, mayor es la optimización de materia prima y de los procesos de fabricación.
El producto es fruto de la fusión del conocimiento y el saber hacer de los artesanos de la tonelería, y de la alta tecnología para la mecanización de piezas que está al servicio de esta peculiar industria.
La moldurera de WEINIG permite a GANGUTIA trabajar más deprisa, manteniendo un magnífico acabado y optimizando al máximo la materia prima
CON WEINIG, DE LA MANO DE MAESMA
GANGUTIA obtiene con su WEINIG Powermat 700, dotada de la más avanzada tecnología de la compañía alemana, un mecanizado perfecto para las piezas de su tonelería.
MAESMA, empresa asesora y proveedora de la máquina, atesora una importante experiencia en la industria de la tonelería, y ha guiado a su cliente hacia una solución óptima, que está dando el resultado esperado.
La moldurera de WEINIG permite a GANGUTIA trabajar más deprisa, manteniendo un magnífico acabado y optimizando al máximo la materia prima (1 metro cúbico de roble francés cuesta más de 4.000 euros). “En este negocio, ahorro de tiempo y aprovechamiento de la madera van a la par, y con WEINIG conseguimos ambas cosas”.
La Powermat 700 incorpora mesa acanalada, que garantiza una paralelidad exacta, que en tonelería va unida a la estanqueidad de la barrica. Por otra parte, optimización y productividad máximas van ligadas a su husillo izquierdo móvil. “Nosotros fabricamos piezas de ancho variable; los tiempos de ajuste de la máquina serían enormes”. El husillo de la WEINIG se posiciona automáticamente a la anchura de la pieza, perdiendo siempre la mínima cantidad de madera posible.
“Trabajamos con firmas grandes que nos exigen mucho, pero valoran nuestra capacidad y calidad de producto y servicio. También vendemos a cosecheros que nos piden pocos toneles, pero que son fieles a GANGUTIA, año tras año”, concluye Teresa Pérez.
Durante más de un siglo, el motor de Tonelería GANGUTIA ha sido el mismo: la satisfacción del cliente. Barricas de diferentes medidas y capacidades, que cumplen con las expectativas de bodegas y destilerías.