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COSE defendió en EXPOBIOMASA la biomasa forestal

Su gerente, Patricia Gómez, participó en la Conferencia Internacional del Mercado de Pellet Doméstico (CIMEP).

La biomasa forestal, como recurso energético, es una solución ante la crisis energética actual. Su obtención es positiva para nuestros montes y para la bioeconomía que reclama la Unión Europea.

Según COSE (Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España), para potenciar el mercado de la biomasa forestal, son necesarias más planificación y gestión forestal, y son esenciales más políticas activas y un marco normativo y legislativo que favorezca la gestión de esta fuente de energía renovable.

ESPAÑA, UNA POTENCIA FORESTAL

Más de la mitad (57%) de la superficie de España, es forestal. Ocupamos el tercer lugar en Europa en superficie forestal arbolada. Y somos el país con mayor incremento de superficie de bosques (190.000 ha/año, 50 millones de metros cúbicos de madera anuales, a un ritmo de crecimiento del 2,19%, muy superior al de la media de la UE).

Sin embargo, aun teniendo este crecimiento y este potencial, la tasa de extracción es muy inferior a la que se registra en Europa (41% frente al 69% de media en la UE). Perdiendo la oportunidad de empleo y riqueza que su gestión generaría y también a reducir sensiblemente la dependencia y la factura energética de los ciudadanos.

ABUNDANCIA DE RECURSOS BIOMÁSICOS Y MÍNIMO APROVECHAMIENTO ENERGÉTICO

España es el tercer país europeo por recursos absolutos de biomasa y el séptimo en términos per cápita. Sin embargo, se encuentra a la cola en el ranking europeo por consumo de los mismos.

Siendo ricos en este recurso, apenas lo aprovechamos energéticamente, y se queda o se quema en el monte (cada año, entre 30 y 40 millones de metros cúbicos, MAPA). Por ejemplo, para uso térmico residencial España ocupa la posición 22 de la UE con un consumo de biomasa per cápita de 0,114 tep/hab, muy alejada de los principales referentes del norte de Europa.

«Podemos aprovechar todo este potencial, sin comprometer ni agotar el recurso ni la capacidad de nuestros bosques», asegura Patricia Gómez Agrela, gerente de COSE, representante de los propietarios forestales.

Según la portavoz de COSE, «la madera se queda en el monte principalmente por falta de rentabilidad, lo que conlleva el abandono de las fincas y agrava la despoblación».

Patricia Gómez (en el centro), participó en la Conferencia Internacional del Mercado de Pellet Doméstico (CIMEP).

EL MARCO LEGAL IGNORA A LA BIOMASA

Existe un anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética, donde la biomasa no tiene un papel relevante como sumidero de carbono. Ni siquiera se contempla su uso térmico. Todo el protagonismo es para las energías fotovoltaica y eólica.

La biomasa también brilla por su ausencia en la Estrategia Española de Bioeconomía. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que recogen las fuentes de energía asequibles y no contaminantes, también la ignoran, y se centran en la hidroeléctrica y la eólica. El futuro Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que concederá más de un 30% de cuota a las renovables, apenas otorga recorrido a la biomasa (en torno a 800 mega watios). COSE ha presentado oportunamente sus alegaciones a lo que considera un despropósito. «Tampoco se están cumpliendo los objetivos del PER –Plan de Energías Renovables-, que contempla 1.350 MW de energía eléctrica producida con biomasa forestal en 2020, y todavía faltan alrededor de 800 MW para alcanzar el objetivo”.

PROPUESTAS DE COSE PARA DESARROLLAR LA BIOMASA

Para COSE, la biomasa forestal ofrece una oportunidad ante el reto energético y ambiental que vive nuestra sociedad, por ejemplo frente a los incendios catastróficos, pero «no habrá cambio de modelo energético si no se hace una gestión eficiente del territorio».

Necesitamos poner en valor el monte con una política forestal activa que invierta en planificación forestal y movilización de los recursos naturales, favoreciendo nuevas plantaciones y priorizando la gestión forestal sostenible para aprovechar la materia prima que hay en ellos y que hoy está infrautilizada. También cambios normativos (la biomasa reclama idéntico apoyo que las demás energías renovables) y convergencia de políticas ambientales con energética y de desarrollo rural.

Asimismo, facilitar el acceso a los montes para llegar a la biomasa que está lejos con inversiones en infraestructuras (pistas, vías de saca…), agilidad en los permisos, ayudas a la adquisición de maquinaria y al cooperativismo y minimizar los escollos administrativos y, en concreto, los requisitos exigidos a la extracción de la biomasa del monte.

El primer paso es garantizar el suministro de biomasa forestal, para responder a una demanda creciente y diversa de esta fuente de energía renovable con agrupaciones de productores y planificación forestal.

“Debemos plantearlo como un modelo de gestión forestal, ya que la biomasa es un aprovechamiento más del monte, y como tal se tiene que contemplar”, reclama COSE.

Aspiramos a una armonización de la oferta y la demanda, así como un precio lógico de la biomasa para que salga del monte. “Propietarios y empresas fabricantes de pellet y astilla organizaremos la oferta y garantizaremos un suministro, en cantidad y calidad -concluyó Patricia Gómez Agrela-, si se aplican medidas adecuadas; ayudas a la comercialización de la biomasa con fines energéticos e incentivos fiscales a la gestión forestal sostenible para los selvicultores activos. Lo cual atraería población, inversión y riqueza al mundo rural. Devolviendo a la Administración un retorno económico que COSE ha calculado, en forma de IRPF, nuevas cotizaciones a la Seguridad Social, IVA y actividades auxiliares y complementarias”.