Casi 24.000 estufas y calderas de biomasa de alta eficiencia funcionaban en Castilla-La Mancha a finales de 2018, el 21,8% más que el año anterior, según el Informe Anual 2019 del Observatorio de la Biomasa que gestiona la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom).
Este incremento de las instalaciones de biomasa tecnológicamente avanzadas, que supone la incorporación de más de 4.300 hogares y edificios de uso colectivo, sitúa el volumen de negocio del sector en 71 millones de euros.
La fabricación y comercialización de los nuevos equipos, así como las tareas de mantenimiento y venta de biocombustibles sólidos, entre otras, generaron una actividad que emplea a 794 personas.
En cuanto a la energía consumida por los equipos de biomasa en Castilla-La Mancha, ascendió a 116,6 KTEP, lo que ha permitido el ahorro equivalente de casi 136 millones de litros de gasóleo en 2018.
También es relevante la contribución del sector a la estrategia de reducción de gases de efecto invernadero, ya que los 23.982 equipos de biomasa instalados en la Comunidad evitaron la emisión de 360.528 toneladas de CO2, similar a la contaminación que producen durante un año 240.352 turismos, el 15,9% de todo parque móvil regional.
CASI 300.000 ESTUFAS Y CALDERAS EN TODA ESPAÑA
Según el Informe del Observatorio de la Biomasa de Avebiom, el sector generó un negocio en toda España de 870 millones en 2018 (el 1,7% más), lo que permitió crear 950 nuevos puesto de trabajo (el 11% más), hasta alcanzar la cifra de 9.600 personas empleadas.
Al cierre del ejercicio había 298.400 instalaciones de calefacción alimentadas con biomasa en funcionamiento, 53.480 más que el año anterior.
En opinión del presidente de Avebiom, Javier Díaz, “las labores que se derivan de la producción y comercialización de pellet, astilla, leña, huesos de aceituna y otros combustibles, se asientan sobre todo en el mundo rural, por lo que podemos afirmar que nuestro sector se erige claramente como eficaz antídoto contra la despoblación y el abandono de esas zonas en declive”.
Las casi 300.000 instalaciones de calefacción operativas a finales del ejercicio evitaron la emisión de 4,1 millones de toneladas de CO2 en 2018, “lo cual significa que la biomasa de calefacción se ha consolidado como un instrumento indispensable en la estrategia nacional para la reducción de gases de efecto invernadero, al igual que lo es también en Europa”.