Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado el pasado lunes, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural quiere alertar de la situación que están padeciendo los bosques españoles que ya están sufriendo un fuerte deterioro en los dos últimos años.
Resulta evidente a nivel mundial, a pesar del negacionismo de algunos, que hay evidencias de la existencia de un proceso de cambio climático que afecta a nuestro planeta en su conjunto, hecho que se refleja de una manera muy clara en el aumento de la temperatura media global que se ha venido produciendo los último años. En España sin ir más lejos, más del 20% del arbolado sufre daños significativos, según ha constatado el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en un informe. En 2014, ese porcentaje estaba en el 14,9%.
Estos cambios en las variables físicas del ecosistema global, tiene graves consecuencias sobre el actual equilibrio entre la vida y el medio que la sustenta. Esto tiene especial relevancia en aquellos ecosistemas de características muy particulares en los que diversas especies animales y vegetales han desarrollado un largo proceso de adaptación hasta llegar a un aprovechamiento óptimo de la energía que fluye en el medio. En ellos, un pequeño cambio podría significar el desplazamiento de las mencionadas especies que no están preparadas, o lo que es peor su desaparición. El Inventario de Daños Forestales de 2016 nos ha dejado unas cifras alarmantes al concluir que el estado general del arbolado en España experimenta un claro decaimiento.
De todos es sabido la importancia de los bosques como sumideros de carbono y debemos recalcar la necesidad de trabajar para evitar su deforestación y degradación. Pero también, los bosques son uno de los ecosistemas que más sufren estos cambios a pesar de que pueden ser también parte de la solución. Una correcta gestión sostenible de los mismos puede ayudar a reducir la presencia de CO2 en la atmósfera, a fijar más carbono y a mitigar los efectos nocivos del cambio climático. No olvidemos que la madera, principal producto económico de los bosques, almacena el carbono durante siglos cuando se utiliza en construcciones, el arte o productos de consumo diario.
Todo el mundo habla de su preocupación por el medio ambiente, por el evidente cambio en el clima, por la conservación de la biodiversidad, por los retos del futuro para lograr la sostenibilidad, pero pocos, muy pocos, asumen que las soluciones no pasan por parches parciales y discontinuos.
Hay respuestas que resultan netamente positivas en este camino, posibilidades que nos marcan los conocimientos y las nuevas tecnologías que día a día aproximan nuevas herramientas y técnicas a aplicar. Y de todas, la gestión forestal sostenible y el empleo de las ciencias forestales aplicadas en la conservación de nuestros más valiosos espacios naturales suponen la mejor solución para muchos de nuestros retos y objetivos.
El cambio climático es la línea transversal que atraviesa al resto de problemas que sufren nuestros montes, que los agrava y acelera sus efectos nocivos sobre los ecosistemas y sobre las personas que los habitamos. Pero de todos los problemas, el mayor siempre suele ser la ignorancia y el desprecio a la importancia que la gestión de nuestros montes representa para un país como el nuestro.
No va a ser posible el desarrollo sin la conservación y tampoco va a ser posible la lucha contra la contaminación y los cambios no deseados del clima sin los bosques del planeta.
El futuro ya es presente, y sus protagonistas son las nuevas generaciones que requieren la complicidad conjunta de todos. Sus retos son nuestras responsabilidades y la capacidad de acción que tengan dependerá de lo que entre todos logremos proyectar. En todo este camino, la superficie forestal y todo lo que aporta al conjunto de la sociedad, va a suponer uno de los pilares del desarrollo.
Decano-Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural