El Ayuntamiento de Checa (Guadalajara) junto con la Asociación Micorriza han iniciado la ejecución de un proyecto para la restauración de la cubierta vegetal del incendio de 2012, ocurrido en pleno Parque Natural del Alto Tajo, que arrasó más de 1200 hectáreas ocupadas principalmente por pinares.
Este proyecto, apoyado por la Convocatoria de Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y Bankia, pretende realizar una revegetación de 10 hectáreas con 2400 pies de pino silvestre y pino negral, además de dos parcelas experimentales con 30 individuos de pino albar inoculados con níscalo, todos de procedencia certificada del sistema ibérico.
El uso del pino albar y el pino laricio en esta revegetación persigue la generación de un bosque mixto de quercíneas y pinar que tendría una mayor resiliencia frente al cambio climático y eventos fortuitos como los incendios. Además, se recuperaría parte del paisaje cultural y de uso tradicional asociado al pino, así como el aprovechamiento micológico. Por último la recuperación de este tipo de pinos aumentaría la captura dióxido de carbono ya que estas dos especies tienen mayor capacidad de absorción que la encina o el quejigo.
“La idea de este proyecto nació hace dos años. Estuvimos en la zona del incendio y vimos que la recuperación vegetal iba más lenta de lo esperado, pero no sabíamos a qué podría deberse. Por ello pensamos en llevar a cabo este proyecto piloto y ver como respondía el monte”, explica Ossian De Leyva, presidente de Micorriza.
Por tanto, el objetivo del proyecto, por medio del seguimiento de las 81 parcelas replantadas, es ver su evolución y ayudar a regenerar de pinos la zona afectada por el incendio de 2012. “Para poder hacer un mayor seguimiento y control se han hecho parcelas con distintas condiciones, unas sin riego, otras con riego, otras con protectores. Así, sabremos qué es lo que mejor funciona para la restauración de la zona”, señala De Leyva.
En los trabajos de revegetación, y para dar mayor naturalidad a la plantación, se ha realizado un diseño aleatorio de la misma, tratando de evitar las alineaciones rectas, equidistantes y uniformes. Además, estas labores se realizarán de forma manual sin la utilización de maquinaria pesada, con el fin de evitar todo impacto negativo en la regeneración natural presente tras el incendio.
Además, la ribera del río Cabrillas, afectada por este mismo incendio, se verá beneficiada por la plantación de 100 olmos resistentes a la grafiosis procedentes del Programa Español de Conservación y Mejora de los Recursos Genéticos de los Olmos Ibéricos.
CONTINUIDAD EN EL PROYECTO
Paralelamente a las labores de campo, se han previsto distintas charlas de sensibilización y acciones de voluntariado para dar la oportunidad a toda persona que quiera de poder participar en el proyecto. Así mismo, la elaboración de un video-resumen del proyecto dará luz a esta iniciativa que se espera tenga continuidad en el futuro.
“Hicimos una jornada en la que explicamos el proyecto y también para conocer las ideas que podían aportarnos los vecinos, que se han volcado en el mismo”, reconoce el presidente de Micorriza, quien señala que en esta plantación participaron voluntarios de la zona, técnicos de Micorriza y trabajadores del Ayuntamiento de Checa.
Ossian tiene claro que les gustaría seguir con el proyecto, “aunque fuera poco a poco”, buscando el equilibrio en la ejecución, medio ambiente y trabajadores. “Este primer año ya podremos ver los frutos del proyecto piloto y tener conclusiones e ideas sobre lo que es mejor para reforestar esta zona”, dice.
En la misma línea van las palabras del alcalde de Checa, Jesús Alba, quien espera que el proyecto pueda desarrollarse a largo plazo. “Contamos con una cuantía por el incendio que debemos gastar en esa zona y creemos que se podría emplear para la continuidad de este proyecto. Es un proyecto muy bonito, por lo que queremos agradecer a Micorriza su dedicación y trabajo”.
Alba recuerda como hace dos años ya se intentó, por medio de un proyecto con drones que depositaban semillas, replantar la zona, aunque no llegó a buen puerto. “No salió bien. Fue una idea que no cuajó y el resultado no fue bueno. Desde entonces estábamos buscando la fórmula que nos ayudara a hacer la reforestación y el proyecto de Micorriza nos ha entusiasmado de nuevo”, concluye.