Francisco Carreño Sandoval, presidente de COSE -Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España-, organización que representa a las federaciones y asociaciones regionales ante la Administración General del Estado y en la Unión Europea, defendió en ASTURFORESTA, Feria Forestal Internacional, celebrada la semana pasada en Tineo (Asturias), el asociacionismo y la gestión forestal sostenible.
A pesar de la diversidad del territorio español, también en lo forestal, este tipo de organizaciones tienen muchas bondades. Sobre todo si se trata del mundo forestal. Por su relevancia y por la necesidad de colocarlo en la posición que se merece. Aunque haya enfrentamientos legítimos, cotidianos, “siempre hay cosas que nos unen”. Entre los propietarios forestales privados, y entre éstos y la industria y la sociedad. “Sorprende tener que defender cosas que nosotros vemos como obvias”, introdujo Francisco Carreño.
ASOCIACIONISMO Y GESTION
La misión primera y principal de COSE es intentar convencer a la propiedad privada de que se incorpore a la gestión de sus montes, sólo así se podrá satisfacer las necesidades actuales y futuras de la sociedad. “Gran parte de la superficie forestal española genera bienes y servicios que no pasan por el mercado. En otras zonas es la fracción mayoritaria de los ingresos – apuntó el presidente de COSE. Gestionar estos montes permite ofrecer, en cantidad y en calidad, bienes y servicios intangibles en mejores condiciones que si no se hace”.
Este discurso, sencillo y evidente, no termina de calar, ni siquiera en las administraciones. Pero debe de ser obvio, en verdad, ya que “en la Unión Europea se va reconociendo esa función que cumple el propietario forestal que gestiona; lo que nosotros denominamos el Selvicultor Activo”.
Según COSE la sociedad, cada vez en mayor medida, tenderá a apreciar esta realidad. Por motivos económicos: Interiorizará como nivel de bienestar el hecho de que el territorio forestal esté bien gestionado, como ya sucede en los países más avanzados. “Hay trabajo por delante, y lo que hagamos tendrá una traducción positiva en el futuro –asegura Francisco Carreño-. Es importante perseverar en nuestras reivindicaciones, porque de vez en cuando se producen noticias que nos ponen en valor, como las generadas en torno al cambio climático o a la despoblación en el mundo rural, donde los montes son parte de la solución. A mucha gente estas noticias les hace reflexionar sobre la gestión que se está realizando en el territorio donde se produce esa despoblación”. Ciertamente, los mapas forestal y de despoblación en España prácticamente coinciden. Generar actividad contribuye a crear empleo y a fijar la población, eso es evidente.
Un sistema bastante gráfico para entender el valor de lo que hacen los selvicultores activos es mostrar a la sociedad el coste de la no gestión: ¿Qué coste ambiental y socioeconómico tendría el no gestionar los montes privados?
Las consecuencias serían gravísimas, y el balance final demuestra que la desinversión y el abandono de la tierra a la larga es más caro. El presidente de COSE lamenta que “la mayor parte de bienes y servicios que producimos no aparecen en el PIB”. Conocemos cuál es el valor de lo que producen nuestros montes, pero una decisión política lo mantiene fuera del Producto Interior Bruto. Incorporarlo es esencial para que la sociedad entendiera y viese con claridad cuál es la importancia del sector forestal, donde las dos terceras partes son montes privados. Cuando el monte es público, el valor que genera su actividad sí figura en el PIB. Cuando es privado, no. Se podría saber lo que generan los bienes y servicios en el monte privado, a partir de la partida presupuestaria y la contabilidad nacional que se hace del monte público.
LOS PROBLEMAS ESTRUCTURALES DEL SECTOR
El monte privado español padece cuellos de botella coyunturales y también estructurales. Restricciones de entrada para afrontar los problemas citados. Uno de los que más peso tienen, sin duda, es el alejamiento físico y mental de la gente del territorio. “Hace una o dos generaciones el discurso de COSE lo entendería cualquier propietario; hoy en día cuesta muchísimo trasladarlo”.
Por otra parte, es muy difícil que, hoy día, alguien quiera dedicarse a algo que no genera rentabilidad. O que haga alguna mejora, cuando no tiene retorno. O las dificultades burocráticas y administrativas que tienen la gestión y la solicitud de las ayudas a las que el sector podría acceder.
LA FISCALIDAD VERDE
COSE propone una reducción del 30% en el IRPF o Impuesto de Sociedades para las inversiones relacionados con la gestión forestal sostenible, siempre sujetos a un instrumento de ordenación aprobado por la administración competente. Sería la mejor fórmula para estimular la inversión en las explotaciones forestales. COSE tiene experiencia en este sentido: Algunas de las cosas que los propietarios forestales privados han conseguido están ligados a un estímulo fiscal. “Insistimos en que haya mecanismos fiscales que estimulen la gestión”, reivindicó Francisco Carreño en su ponencia sobre Asociacionismo y Gestión Forestal Sostenible en ASTURFORESTA.
Es complicado. Aunque alguien de la Administración pueda entenderlo, normalmente tiene que llegar a otras instancias que no lo ven tan claro. Además, el periodo de maduración de estos asuntos es a largo plazo, y la estructura administrativa y el ciclo político afectan mucho al sector forestal español. Resulta muy complicado alcanzar decisiones importantes, pero “hay que ser tenaz”.
La agrupación de los propietarios genera efectos positivos. “Muchas de las restricciones y dificultades para llevar a cabo determinadas actividades se hacen posibles y viables gracias al movimiento asociativo -concluyó Francisco Carreño-. Y serían imposibles de forma individual, por el tamaño de las explotaciones y porque no existiría comunicación entre el propietario y la Administración. Si COSE no existiese, habría que inventarla”.