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COSE puso en valor la figura del Selvicultor Activo en la clausura de los cursos “Innova en Verde”

Según la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, urge dinamizar la actividad forestal a través de sus principales protagonistas.

La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), entidad que lleva más de 30 años representando y dando voz a los más de dos millones de propietarios forestales privados de todo el territorio español (en sus manos está el 67% de la superficie forestal) participó el pasado día 12 de diciembre, en el salón de actos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la jornada de clausura de los cursos “Innova en Verde” que este año ha venido organizando y celebrando en diferentes regiones de España la Asociación Española para la Sostenibilidad Forestal (PEFC).

COSE trabaja de manera incansable en el fomento de la gestión forestal sostenible como forma de mantener las masas forestales en buen estado a través de la valorización de sus recursos. Asimismo considera necesario definir el término de Selvicultor Activo, tanto por el reconocimiento social de su labor como por las ventajas a la hora de aplicar una política forestal activa y eficiente. La legislación española actual carece de una definición de “actividad selvícola” así como de “explotación forestal” y de una figura que se ajuste a la realidad del “selvicultor”, propietario y/o titular forestal o gestor forestal. Es frecuente la asimilación del término agrario como sinónimo de agrícola y esto provoca que los selvicultores queden a menudo fuera de las políticas y de las líneas de ayuda a su sector, sin soporte para gran parte del territorio rural.

 

 

“En nuestra sociedad, casi nadie sabe lo que es un selvicultor -admite Patricia Gómez-; pero sí saben lo que es un agricultor o un ganadero. Nuestra labor es trasmitir a la sociedad quiénes son, qué labor realizan. Son ellos quienes garantizan a la sociedad unos servicios ecosistémicos fundamentales para el bienestar humano;tales como la regulación del clima, la cantidad y calidad del agua, fijación de CO2, preservar la biodiversidad y ofrecer paisaje, disfrute y ocio”, y necesitan apoyo de la administración y de la sociedad para constituirse en motores de la sostenibilidad ambiental y la bioeconomía.

“El coste del abandono, a la larga, es siempre mayor que el coste de la gestión por sus terribles consecuencias ambientales y socioeconómicas”

A juicio de COSE el buen camino es “premiar” a quienes llevan a cabo una gestión forestal sostenible, porque su ejemplo servirá de modelo a los demás. Es más estimulante, educativo y tiene un efecto de “contagio” las políticas incentivadoras que el método de la multa o sanción.

“Dar importancia al origen es apoyar a nuestros productores locales y mantener los bosques”, expresó Patricia Gómez Agrela, gerente de COSE, quien reclamó en el MAPA refuerzo al compromiso de los selvicultores con la gestión forestal y la certificación y sugirió a su auditorio elegir productos y materias primas forestales sostenibles. La certificación es la forma que tenemos de demostrar a los consumidores que gestionamos bien y que esos productos proceden de fuentes sostenibles

Pero para que esto sea así, la gestión forestal tiene que contemplar las tres vertientes: la social, la ambiental y la económica. «Sin las tres, no existe la sostenibilidad», concretó la ponente,

 

FRENTE AL ABANDONO

La prioridad para COSE es frenar el abandono del monte. “El Selvicultor Activo es un aliado frente al despoblamiento en el medio rural y del monte -sentenció Patricia Gómez en el MAPA-. La ausencia de gestión conlleva unas consecuencias muy negativas para todos; para la sociedad, para la Administración y para el propio territorio”.

Una fiscalidad que incentive la inversión en gestión forestal sostenible tendría un impacto positivo para las arcas públicas y un efecto multiplicador en el territorio para el desarrollo rural

En nuestros ecosistemas, los bosques que no se cuidan se degradan. Existe un riesgo cierto de incendio, de pérdida de biodiversidad y de suelo, se agravan los efectos del cambio climático y disminuye la capacidad de fijación de CO2, de regulación del clima y del ciclo hídrico. En el plano social, desaparecen puestos de trabajo en el ámbito rural, se agrava la despoblación, envejecimiento, relevo generacional y desarraigo rural. Sin atractivos para nuevos emprendedores. Entretanto, aumentan los gastos en extinción incendios, se empobrecen los municipios forestales y la madera pierde valor. “El coste del abandono es siempre mayor que el coste de la gestión -asegura Patricia Gómez-. Recuperar lo perdido es prácticamente imposible, revertir la situación y llevar de nuevo a la gente al monte, una vez que se ha ido, cuesta muchísimo”.

 

UN TRATAMIENTO FISCAL ESPECIAL

“Todo el mundo valora la naturaleza y demanda sus productos y servicios, pero muchos de ellos no pasan por el mercado -apuntó la ponente-. Hay que ponerlos en valor, para poder rentabilizar esa gestión, poder seguir invirtiendo, creando riqueza y empleo en el monte”.

Desde COSE se plantea que “una herramienta muy importante sería la fiscalidad” y aclara que para generar actividad “es más útil incentivar a un sector que darle una subvención puntual”. Por ello, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España propone a la Administración que valore la importancia que tendría una fiscalidad que incentive la inversión en gestión forestal sostenible. “Sería una forma de atraer dinero, de estimular al gestor para que prosiga en su labor y a nuevos activos que vengan de fuera -concluyó Patricia Gómez-. Con la ventaja de que esto no se haría a fondo perdido ya que, tal como ha calculado COSE, aunque se reduzca la recaudación en un principio, a la larga habría un retorno superior para las arcas públicas, vía IRPF de las nuevas contrataciones, IVA generado por las nuevas actividades, nuevas cotizaciones a la Seguridad Social, cuotas de los Autónomos y ahorro en el desempleo. A todo ello habría que sumar el ahorro en extinción de incendios, la garantía y mejora de los servicios ambientales y la generación progresiva de actividades complementarias y terciarias en el mundo rural, como el turismo o la restauración, entre otras.

Es una forma de mantener los pueblos y los bosques vivos. ¿No merece la pena apostar por ello?»