Diez días después del paso por nuestro país de la borrasca Filomena y una vez reparadas las infraestructuras más urgentes, es hora de adentrarse en algunas zonas forestales para evaluar los daños producidos en el arbolado así como en caminos y senderos. “Es un episodio que ha afectado a todo el centro peninsular; la prioridad es limpiar las pistas para poder transitar y facilitar la prevención y defensa contra incendios forestales. En los bosques en los que se pueda entrar habrá que retirar cientos de árboles muertos y, si es posible, sacar la madera para evitar también la proliferación de plagas forestales”, explica José González Granados, Decano-Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales.
Los incendios forestales son una de las principales amenazas para nuestros ecosistemas. Entre las variables que inciden en el riesgo de incendio forestal están el tipo y la cantidad de biomasa que se acumule como combustible. Sin lugar a dudas nos encontramos en una situación en la que el riesgo se verá incrementado exponencialmente sino actuamos con celeridad.
Aunque la caída de árboles en nuestros montes es relativamente habitual y puede ser incluso beneficiosa para su dinámica, ya que puede contribuir al aumento de la biodiversidad, el elevado número de árboles tumbados y su concentración en algunos puntos puede ser peligroso ya que se incrementa la combustibilidad de dicho espacio y puede ser foco de plagas forestales (insectos perforadores que pueden afectar ya no sólo al arbolado muerto sino al resto de la masa forestal que ha quedado en pie).
La borrasca Filomena ha provocado el tronchado y vuelco de numerosos árboles, así como la caída de millares de ramas de todos los grosores. Habrá que valorar técnicamente los daños producidos ya que pueden suponer un grave problema para la persistencia del arbolado de parte del bosque. Igualmente hay que tener en cuenta que la apertura de huecos en la masa forestal, en muchos casos va a permitir la regeneración natural de la zona. Pero hay que iniciar las actuaciones en cuanto sea posible. Por este motivo, los ingenieros forestales proponen que los montes y las masas forestales arboladas afectadas por la borrasca Filomena sean declarados Zona de Actuación Urgente y que se disponga del presupuesto suficiente para realizar las actuaciones necesarias lo antes posible.
Los daños por temporales, no dejan de ser parte de la dinámica natural de los ecosistemas y en las zonas en la que existe una recurrencia importante tiene que ser un factor a tener en cuenta a la hora de cómo gestionar y qué tratamientos se deben aplicar.