Los espacios protegidos nacieron como un concepto dentro de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, siendo diseñados con la intención de determinar regiones de gran valor para el adecuado funcionamiento de nuestros ecosistemas. Estos van desde ríos, lagos y aguas marítimas, hasta montañas, parques y otras extensiones de terreno.
A lo largo de los años, esta denominación se ha encargado de ayudar a determinar cuáles son los espacios más importantes para la ecología española, incluyendo aquellos que no solo alojan recursos naturales limitados, sino también los que cuentan con especies de fauna y flora amenazada, interés científico, e incluso valor turístico.
AMENAZAS A LA SEGURIDAD
El principal riesgo al que se enfrentan estos espacios es la expansión humana y sus consecuencias, desde la tala indiscriminada de árboles y la minería ilegal, hasta el éxodo de especies nativas. Si bien son cada vez más las organizaciones que se enfocan en disminuir estos efectos, la falta de iniciativas gubernamentales certeras dificultan la efectividad de las medidas preventivas.
Variables climáticas, como los incendios forestales, y catástrofes inevitables (como las erupciones volcánicas), también representan un riesgo importante para las áreas naturales.
Otro peligro sería el turismo ya que, aunque muchos de estos espacios generan ingresos de la mano del gasto turístico, el aumento en el número de visitantes también causa daños a los espacios protegidos. Desde un incremento en las pisadas y mayor contaminación por el uso de vehículos, hasta la llegada de especies invasoras, el aumento en la popularidad de estos espacios estaría teniendo sus consecuencias.
Por último, la retaliación y otras formas de ataques irracionales representan un peligro para los espacios protegidos, con personas ensuciando y dañando los ecosistemas de forma consciente.
INNOVACIÓN EN SEGURIDAD
Al ser espacios tan amenazados, no solo por el ser humano sino también por variables naturales, las entidades pertinentes han invertido en el desarrollo de herramientas que permitan protegerlos con mayor eficacia. Algunas herramientas innovadoras que ya crean espacios más seguros incluyen:
Big Data
En España se está comenzando a implementar dispositivos interconectados para la recolección de grandes cantidades de datos que permitan una toma de decisiones ágil y efectiva. Este concepto, conocido mundialmente como Big Data, podría tener un impacto significativo en la conservación de espacios.
Un ejemplo de esto sería el de FITOCLIM, una plataforma diseñada con el objetivo de analizar información sobre los posibles efectos del cambio climático en las áreas verdes de la Comunidad. Gracias a estos datos, el sistema tendría la capacidad de predecir de manera precisa fenómenos como la magnitud y velocidad a la cual un área podría verse afectada por el cambio climático.
Inteligencia Artificial
Las entidades pertinentes también están comenzando a implementar herramientas basadas en Inteligencia Artificial (IA) para ayudar con la recopilación y análisis de datos acerca de estos espacios protegidos. Con un número de herramientas cada vez mayor, es posible estudiar y prever amenazas antes de que causen daños importantes.
Un ejemplo de esto ya puede verse en la Universidad de Girona, que adicionalmente está estudiando de cerca la IA para evitar un uso poco ético de la misma. Del mismo modo, empresas como Huawei están estudiando el uso de esta tecnología para la protección en tiempo real de especies en peligro de extinción, desde aves y mamíferos, hasta animales acuáticos.
Control de espacios
El control de espacios ha sido un componente esencial de los espacios protegidos desde su concepción hace casi dos décadas, sin embargo, las nuevas tecnologías han permitido la implementación de nuevas herramientas capaces de materializar planes de seguridad física que hasta hace poco hubieran parecido imposibles.
Actualmente, los espacios protegidos de España cuentan con accesos restringidos por barreras automatizadas, y monitoreados mediante videovigilancia, drones y trampas electrónicas para la detección de movimiento. El control de acceso incluye sistemas anti intrusión, identificadores por radiofrecuencia, entre otros.
Información geoespacial
La información satelital ha sido clave para la protección tanto de espacios, como de la fauna e incluso comunidades. De la mano de datos geoespaciales, las organizaciones medioambientales cuentan con información que permite anticipar eventos de riesgo, así como detectar actividades ilegales que puedan estar llevándose a cabo, como puede serlo la minería ilegal.
Distintas regiones de España ya cuentan con satélites propios, como por ejemplo, el LUR 1, lanzado a mediados del año pasado bajo la supervisión del País Vasco. Su objetivo principal es el estudio geográfico para determinar las áreas más óptimas para el desarrollo de cultivos, así como para prevenir plagas.
La innovación tecnológica es tal vez la mejor aliada de la seguridad en los espacios protegidos españoles, funcionando en áreas como la recopilación y análisis de datos, hasta el monitoreo de espacios. Incentivar la inversión en esta área clave, es optimizar los esfuerzos de protección medioambiental.