Hay que remontarse a finales del S.XIX para ver cómo las comunidades rurales fueron desposeídas de sus tierras en base a políticas desamortizadoras. Esas tierras salían a subasta pública y eran los vecinos del municipio quienes decidían si acudían o no a las subastas. “Si no lo hacían, sabían que serían como vasallos, y si la recompraban sabían que tendrían muchos años de deuda hasta que las pudieran volver a pagar”, explica Medrano.
En muchas zonas del centro de la provincia de Soria, sus habitantes lo que hicieron fue ir a esas subastas y recomprar sus montes; así es como se generó la propiedad colectiva, que se ha ido trasmitiendo de generación en generación, pero que contaba con un gran problema: “el acoplamiento al ordenamiento jurídico de la España del Siglo XXI, y es lo que hemos podido resolver”, indica el director de la Asociación Forestal de Soria.
Durante muchos años las comunidades se localizan en los pueblos, pero los derechos de propiedad salen fuera con la inmigración o el éxodo a las ciudades. “Por eso, los derechos quedan en manos de personas que no saben lo que ocurrió en su casa familiar y el esfuerzo que sus bisabuelos hicieron para salvaguardar esas tierras. Es un trabajo que hacemos simultáneamente con la gente que vive en los pueblos”, explica Pedro Medrano.
“Hay historias muy bonitas, incluso de gente que se desplaza al pueblo para ver las casas de sus antepasados. La inmensa mayoría de estas juntas gestoras reinvierten lo que sacan luego del monte en acciones de mejora y de la propia calidad de vida de los pueblos”, matiza.
En España, los montes de socios suponen el 5% de la superficie forestal y en Soria hay más de 180.000 hectáreas. En la Asociación no hay día del año que no reciban llamadas de propietarios de estos montes pidiendo su apoyo, asesoramiento, asistencia… “Somos una organización modesta y tenemos los recursos que tenemos, si hubiera más, podríamos configurar más juntas gestoras”, asegura Medrano.
De momento, algunos de estos montes de socios que ya se han reconstruido ya reinvierten en sus pueblos. “Tenemos claro que los beneficios que salgan del monten no se reparten para los dueños, solo para el beneficio del pueblo”, remarca.
Para finalizar, Medrano señala que en esta primera campaña, que espera llegar a reconstruir una centena de montes, se han apuntado siete familias que quieren ir a trabajar a los montes y así habitar en municipios, que muchos de ellos, sufren muy fuerte en problema de la despoblación. “Ya se han apuntado siete familias. Confiamos en que sucesivas ofertas de tierra puedan venir más pobladores y que los montes sirvan de dinamización para el desarrollo de esos pueblos”, concluye.