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La industria papelera española está redirigiendo su producción hacia papeles especiales y para embalajes

Enrique Isidro Rincón, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL), aseguró durante la presentación del Informe Estadístico Anual del Sector Papelero, celebrada recientemente, que “la creciente demanda de bioproductos y la economía digital han transformado el consumo, creando nuevas oportunidades para el sector papelero”. Haciendo clara referencia al crecimiento en los papeles para embalajes y los papeles especiales.

Los papeles para embalajes suponen ya el 61% de la producción. Tienen una demanda fuertemente creciente y una gran proyección de futuro, como consecuencia del auge del comercio electrónico y de que el papel por sus características ambientales (natural, renovable, reciclable, biodegradable) está sustituyendo a otros materiales de embalaje.

La producción de papeles especiales se incrementó el 9,7%, con lo que lleva cuatro ejercicios consecutivos creciendo en torno o por encima de los dos dígitos. Estos papeles de alto valor añadido, para aplicaciones muy específicas (papeles decorativos, papeles de seguridad, papel autoadhesivo, papel metalizado…) representan ya el 8% de la producción española de papel.

En el lado opuesto nos encontramos con el descenso de la producción, un 10,7% del papel prensa y papeles gráficos. “El auge de la prensa digital ha hecho mella en la difusión de la prensa en papel, que parece que no acaba de encontrar su sitio en este nuevo panorama”, afirmó Isidro Rincón.

Otros papeles gráficos están teniendo mejor comportamiento. El libro en papel, por ejemplo, sigue creciendo y convive bien con el digital, que es minoritario con alrededor del 30% en títulos editados y el 5% de la facturación total.

Cabe destacar que las 68 fábricas papeleras españolas produjeron 6.217.800 toneladas de papel, cifra similar a la del año anterior. “Teniendo en cuenta que una dedicada al papel de prense en Fuenlabrada paró a mediados del año pasado para adaptar su producción a la nueva demanda”, indicó el presidente de ASPAPEL.

 

UNA INVERSIÓN DE MÁS DEL 10% DE LA FACTURACIÓN

Los 479 millones de euros de inversión previstos para 2018 suponen más del 10% de la facturación. Con ellos son casi 900 millones de euros de inversión en la industria papelera en los tres últimos años.

“El papel crece, tiene futuro, pero eso no es gratis”, reconoció Isidro Rincón. “Nuestro sector este año va a invertir en mejoras, innovación y capacidad el 10% de su facturación. Somos grandes inversores y lo hacemos para mejorar el producto, hacerlo más eficaz y eficiente”, añadió.

Con un incremento del 3,8% sobre el año anterior, la facturación del sector en 2017 ascendió a 4.401 millones de euros.

 

NUEVAS PAUTAS DE CONSUMO

El consumo de papel crece en 2017 el 2,4%, algo más de medio punto por debajo del crecimiento del PIB (3,1%). Se recupera sin embargo el pulso de la recuperación iniciada en 2014 y que el pasado año se había ralentizado considerablemente.

Pese a consolidar una tendencia de crecimiento, las 6.802.900 toneladas de papel consumidas en nuestro país en 2017 están todavía lejos de los niveles anteriores a la crisis y el crecimiento del consumo sigue siendo también muy asimétrico.

En el ámbito de los papeles para embalajes, el mayor crecimiento corresponde al cartón estucado (8,6%), seguido de los papeles para cartón ondulado (5,2%), en el caso del cartón estucado muy por encima de los niveles pre-crisis en volumen de toneladas consumidas. El consumo de papeles especiales crece el 8%. Por su parte, los papeles gráficos (papel prensa y papel de impresión y escritura) registran un descenso en su consumo del 5,4%.

España es el quinto consumidor de papel de la UE, tras Alemania, Italia, Francia y Reino Unido. El consumo per cápita fue de 146 kilos, frente a los 143 kilos del año anterior.

 

INDUSTRIA FUERTEMENTE EXPORTADORA

La papelera es una industria fuertemente exportadora. El 57% de la celulosa y el 43% del papel que se fabrica en España se destinan al comercio exterior, que representa el 56% de la facturación. “Somos capaces de exportar debido a la calidad de los activos que tenemos en nuestro país”, destacó el presidente de ASPAPEL.

Con un descenso del 5,3%, en 2017 se exportaron 2.681.400 toneladas de papel, cifra inferior a los más de tres millones de toneladas de papel vendidas en mercados exteriores durante lo peor de la crisis. “Reducimos exportaciones, sin embargo creció la producción y el consumo doméstico”, puntualizó Isidro Rincón.

Los principales mercados de exportación de papel fueron otros países de la UE (59%), especialmente Portugal y Francia. Y es reseñable la creciente importancia de las exportaciones a África (17%) y Asia (14%), que conjuntamente suponen ya casi un tercio del total, el doble que en 2007.

Las importaciones de papel se mantuvieron en niveles similares al ejercicio anterior y crecieron un 0,3% hasta 3.266.600 toneladas, superando a las exportaciones.

En cuanto a la celulosa, las exportaciones (962.000 toneladas) crecieron el 3,6% frente a un descenso del 2,3% en las importaciones (1.139.400 toneladas). Se dirigieron en un 84% a otros países de la UE (Alemania, Países Bajos, Italia, Polonia y Francia, fundamentalmente).

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