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La talla de la Reina Juana conquista los jardines del Palacio de la Moncloa

La escultura permanecerá ahí durante al menos dos años tras la cesión por parte de la Cabaña Real de Carreteros.

La talla de la Reina Juana luce radiante desde hace un mes en los jardines del Palacio de la Moncloa. Gracias al acuerdo de cesión suscrito por la Cabaña Real de Carreteros y el Gobierno de España, esta escultura estará al menos dos años en Moncloa. “El Gobierno va a patrocinar dos salidas al año de la talla a los eventos que nosotros digamos, que no serán otros que el Día Internacional de los Bosques y a los pueblos de la Reina Juana”, explica Antonio Martin Chicote, forestal y presidente de la Cabaña Real de Carreteros.

En el acto de recepción de la talla estuvo presente el presidente de España, Pedro Sánchez, y la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. “Tener ahí la talla es una gran oportunidad y esperemos que dé una gran visibilidad a los pueblos forestales con este símbolo de esperanza para un futuro social y ambiental más justo”, apunta Martín Chicote.

La idea de que la escultura de la Reina Juana llegara a Moncloa se fue fraguando en la Feria Presura, celebrada en Soria, a la que acudió el presidente de España y su mujer. “Nos pidieron que lleváramos la talla y un carro con vigas antiguas, y fue allí donde la conocieron”, reconoce el presidente de la Cabaña Real de Carreteros, quien puntualiza que fue la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, terminó moviendo los hilos para que la escultura pudiera ir a los jardines de Moncloa.

La escultura simboliza la resiliencia del pino milenario, pero tras él, están los hombres y mujeres que han vivido, cuidado y sentido el bosque desde hace siglos. Es obra del artesano burgalés Humberto Abad sobre el tronco de un pino de Soria-Burgos, secado por el cambio climático en las cumbres del Urbión, nacimiento del río Duero.

Se trata de una talla con una gran historia detrás, ya que el pino, de un metro y 20 centímetros de diámetros, y con unos 200 años, fue salvado de un aserradero, donde iba a ser triturado para biomasa Martin Chicote. “El maderero, al ver las características especiales del pino decidió que lo trituraría. Al verlo, decidí que había que comprarlo, así nos hizo pagar cuatro pesetas por kilo y el pino pesaba 3.500 kilos”, recuerda.

Así, ya en la propiedad de la Cabaña Real de Carreteros, fue tallado en 2006 con motivo del V Centenario del primer viaje de la reina Juana con Felipe El Hermoso muerto desde Burgos hasta Torquemada. “Ese año estábamos haciendo la ruta de la Reina Juana, quien estuvo tres años sin enterrar a su marido”, explica el forestal.

La escultura son dos manos aferrándose a los barrotes, que representa la cárcel física de Tordesilla de la Reina Juana I, viuda del rey Felipe el Hermoso, aquella reina que dicen que se volvió loca o que las oscuras fuerzas lograron que lo pareciese porque no complacía a los intereses monárquicos del momento.

La talla fue tratada en el País Vasco en un tanque especial por su gran dimensión de vacío e inyectada con productos conservantes. Tras ello pasó por varios pueblos por los que pasa la Ruta de la Reina Juana.