por

Las amenazas climáticas y de patologías que afrontan los pinares obligan a aumentar los esfuerzos en mejora genética

Un foro online sobre la resiliencia de los montes de coníferas concluye la necesidad de crear programas trasnacionales que aceleren la obtención de resultados.

Los pinares están sometidos en todo el arco atlántico europeo a amenazas como son el cambio climático y la expansión de nuevas patologías. Para garantizar la sostenibilidad de los montes de coníferas, se hará preciso acelerar la mejora genética de los pinos, orientándola a lograr plantas más resistentes a las sequías, que sean menos susceptibles a enfermedades y plagas, y que conserven una buena variabilidad genética. Se necesita con urgencia aumentar los recursos públicos y privados dedicados a investigación.

Esta fue una de las principales conclusiones de un foro online sobre la resiliencia de los montes de coníferas organizado por la Asociación Forestal de Galicia y Forestis, una asociación portuguesa de propietarios forestales. Los expertos que participaron en la jornada destacaron la conveniencia de lanzar un programa trasnacional de mejora genética, que complemente los programas nacionales o regionales, de forma que se logren mayores avances en menores plazos.

Es preciso acelerar la mejora genética de los pinos, orientándola a lograr plantas más resistentes a las sequías, que sean menos susceptibles a enfermedades y plagas, y que conserven una buena variabilidad genética

El evento, patrocinado por la Fundación Arume y por el proyecto Biotecfor, contó con más de 200 personas inscritas y tuvo como ponentes a investigadores de Galicia (Raquel Díaz, Centro de Investigación Forestal de Lourizán), País Vasco (Javier Herrero, Neiker), Madrid (Ricardo Alía, Inia), Francia (Annie Raffin, Inrae), Portugal (Isabel Carrasquinho, Iniav) y Chile (Fernando Droppemann, Universidad Austral de Chile). De la presentación y conclusiones se encargaron el director de la Asociación Forestal de Galicia, Francisco Dans, y Rosario Alves, directora de Forestis.

CAMBIO CLIMÁTICO

Los retos que afrontan los montes de coníferas son importantes si se tienen en cuenta las previsiones de cambio climático. En Nueva Aquitania, en Francia, calculan que en el 2050 las precipitaciones habrán descendido alrededor de un 10% a causa del cambio climático, lo que tendrá una repercusión directa del mismo orden sobre la productividad de los pinares. Pero para el 2070, la bajada de producción puede llegar hasta el 40%, de cumplirse las peores previsiones de cambio climático.

Si en las últimas décadas la mejora genética estuvo enfocada a un aumento de la productividad y calidad de la madera, los retos de hoy en día se centran en la sostenibilidad, en una mejora genética orientada a factores climáticos y a enfrentar nuevas enfermedades y plagas.

En el caso gallego, la investigadora Raquel Díaz (CIF Lourizán) explicó en el webinar cómo han trabajado para lograr familias de pino del país (‘Pinus pinaster’) resistentes al nematodo, una plaga que afecta a Portugal y al sur de Galicia y que constituye una gran preocupación para el sector.

Del mismo modo, el Centro de Investigación Forestal de Lourizán está trabajando en la actualidad en la futura catalogación de familias de pino radiata tolerantes a la plaga.

TRANSFERENCIA A MONTE

El reto común del sector es que todo este material de plantas con mejora genética llegue a los viveros y a las plantaciones en monte. En Nueva Aquitania, ya consiguieron que un 66% de sus montes de coníferas estén ocupados por planta con mejora genética. Es una vía en la que ahora se está avanzando también en Galicia, pues están aumentando las ventas de semilla procedente de los planes de mejora genética, pero queda un largo camino por recorrer.

MATERIAL RENOVABLE Y SOSTENIBLE

Otro ejemplo de mejora genética que se conoció en la jornada fue el caso chileno con el pino radiata. El ponente chileno, Fernando Droppemann, incidió en cómo la madera obtenida en Chile de las plantaciones de pino radiata le está sacando presión de talas a los bosques nativos.

Droppemann defendió la importancia de las plantaciones forestales, señalando que la madera es una alternativa verde frente a materiales tradicionales como el petróleo, el acero o el cemento, pues contribuye al secuestro de carbono y se trata de un material renovable.