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Las ciudades europeas escogen árboles de Navidad certificados PEFC

Oslo, Hessen, Viena, Roma y El Vaticano cuentan con abetos y pinos procedentes de bosques gestionados de forma sostenible.

Un año más, con motivo de las fiestas navideñas, la plaza Trafalgar Square de Londres vuelve a contar con un abeto procedente de un bosque certificado PEFC de Maridalen (Oslo). Se trata de un abeto negro de 23 metros de altura y 80 años de edad. El árbol es una donación de la población noruega a la capital británica en gratitud al apoyo recibido durante la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, se convierte en un símbolo de cooperación internacional entre ambos países. Desde PEFC Noruega han podido acompañar al alcalde de Oslo en la tradicional ceremonia de corta de estos abetos, en la que también han participado escuelas de la zona.

Igualmente, el Parlamento de Hessen (Alemania), ha contado con un pino certificado PEFC como árbol de Navidad para decorar su vestíbulo. Y en Viena, un árbol de 130 años y 30 metros de altura ha adornado la plaza del ayuntamiento. Desde 1959, las provincias federales de Austria envían a Viena un árbol de navidad como regalo y este año ha sido suministrado por los bosques de Burgenland que cuentan con certificación PEFC en gestión forestal sostenible.

Italia es un país con gran superficie de abetos negros certificados, lo que ha hecho posible su empleo a lo largo de los años como principal especie en la decoración navideña. El presidente de Italia ha elegido abetos certificados PEFC para decorar sus dos residencias en Roma, la Quirinale y la Tenuta di Castelporiziano. Además, la cámara de diputados se ha sumado también a la elección responsable de árboles de navidad PEFC certificados.

Por último, la Ciudad del Vaticano ha colocado un árbol de 28 metros de altura y más de 113 años de edad en la Plaza de San Pedro. Su inauguración ha sido ampliamente mediatizada y acompañada del Papa Francisco.

De esta forma, estos árboles utilizados en Navidad dejan paso en el bosque a que otros árboles crezcan y la masa forestal se regenere. Así, siempre que cuenten con una gestión forestal sostenible, se asegurará el óptimo crecimiento respetando las condiciones naturales, los servicios ecosistémicos y la biodiversidad que albergan.