Jacobo Aboal felicita a todo el sector forestal de Galicia por el gran éxito de su feria Galiforest Abanca, recién celebrada en Sergude Boqueixón. “Se ha batido el récord de expositores y de visitantes, mientras aumenta en cada edición la superficie de exposición, pero, más allá de los datos, lo más importante es que la feria genera interés en toda España y también en Portugal -afirma el director de XERA, la Agencia Gallega de la Industria Forestal que pertenece a la Consellería de Economía e Industria de la Xunta de Galicia, en una entrevista concedida a Madera Sostenible-. Ahora el desafío de la Fundación Semana Verde de Silleda, organizadora de esta feria, es alcanzar su internacionalización. Entre todos podemos intentar dar ese salto porque este año en la feria se ha exhibido maquinaria, vehículos y equipos forestales de vanguardia, con demostraciones en vivo, al nivel de las mejores ferias europeas del sector”.
¿Se traduce el éxito de Galiforest Abanca 2024 en un buen momento de salud del sector forestal en Galicia?
Toda la cadena ligada a monte-industria, desde los propietarios forestales y silvicultores hasta las empresas de segunda y tercera transformación coincide en que estamos ante una gran oportunidad, causada por el cambio climático. Europa promueve una política de descarbonización y, por tanto, la sustitución de materiales basados en combustibles fósiles en la construcción, el packaging o en la industria textil, donde la alternativa es la madera y sus derivados.
Esta realidad no afecta solo al pino o al eucalipto, especies predominantes en las 640.000 hectáreas forestales de Galicia. Desde XERA también estamos poniendo el ojo en el desarrollo de las frondosas caducifolias, siempre de una manera sostenible.
Pasamos de aproximadamente 6 millones de metros cúbicos aprovechados al año a los casi 10 millones en la actualidad. Y según el Inventario Forestal, podremos llegar a los 12 millones de metros cúbicos de madera aprovechados en los próximos cinco años, lo que supondría un hito en la región.
Detrás de este potencial existen maderistas, transportistas y una industria de primera y segunda transformación que generan una economía que está creciendo. En 2022 el sector alcanzó una facturación de 2.700 millones de euros, que ha sido la mayor desde que se registraran datos semejantes, antes de la gran crisis de la construcción en España.
Con todo, pienso que hoy el sector forestal de Galicia goza de una salud envidiable, como consecuencia de las políticas de descarbonización.
¿Cómo marcha el plan de ayudas de la Xunta al uso de madera estructural en Galicia?
Estamos encantados. Los resultados son magníficos. Hasta ahora estábamos favoreciendo mediante unas ayudas bianualizadas a aquellas promociones privadas, de personas jurídicas o viviendas unifamiliares, que quisieran incorporar en su estructura al menos un porcentaje del 20% de madera. Las cuantías han ido aumentando, ya que observábamos que el programa estaba funcionando muy bien. Este año lanzamos una línea de ayuda de 5 millones de euros (la orden de ayuda tiene una intensidad del 50%, más un 10% añadido si se trata de madera de Galicia certificada por PEFC o FSC; la otra mitad ha de ir a cargo del promotor), que pone de relieve la apuesta del gobierno de la Xunta de Galicia por esta política. El resultado ha sido 20 millones de euros en materia de solicitudes, que cuadruplican el dinero asignado al plan. Sin duda, empieza a haber una conciencia por parte de los promotores privados para la inclusión de madera en sus proyectos.
Estamos traccionando la madera en clave local, para reforzar y potenciar la cadena de valor dentro del propio territorio. Si la madera viene del centro o el norte del Europa, gran parte de los objetivos que persiguen estas ayudas se diluyen…
Por otro lado, está una apuesta en promoción pública por parte de la Xunta de Galicia. A finales de 2023, de forma unánime, hubo un acuerdo de todos los grupos políticos del Parlamento de Galicia que, en una proposición no de ley, instaron al gobierno de la Xunta a ir incorporando, de manera paulatina, la madera en todas sus promociones públicas de edificaciones.
Creamos y publicamos una guía, semejante a otras que existen en Chequia o Finlandia, que se puede descargar en la web de la XERA, para fomentar e impulsar la prescripción por parte de los órganos de contratación en las nuevas edificaciones, con la introducción de madera. Un sitio donde, además de explicarles todas las bondades de la madera, accedieran fácilmente a pliegos de prescripciones técnicas y cláusulas administrativas que le facilitasen la vida a la hora de prescribir con madera.
Además, la agencia dispone de CIS-Madeira, donde un grupo de tecnólogos trabajan en una unidad especializada en construcción con madera. Pusimos a estas personas a disposición de esos órganos de contratación para que pudiesen acompañarlos durante el proceso de licitación e incluso el de ejecución.
Tenemos un acuerdo de colaboración con el SERGAS, Servicio Gallego de Salud, que se ha volcado en el apoyo a la madera para la edificación o ampliación de numerosos centros de salud en la región. De igual manera, con la Dirección de Patrimonio Cultural, por la vía de la rehabilitación, que también es un nicho muy importante. O con la Agencia de Infraestructuras de Galicia, trabajando de la mano, para ayudarles a incorporar la madera en sus proyectos.
Complementa a estas políticas una que es capital para alcanzar el éxito: la formación. Desde la Agencia estamos dando formación a arquitectos y arquitectas de la Xunta, para que conozcan la madera. Y vamos de la mano del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), fruto de un acuerdo que tenemos con ellos, dando formación a los colegiados, cuya demanda es creciente. En el último curso que se impartió dimos cabida a 200 personas, pero había más de 400 solicitudes.
Cierra el círculo la industrialización. XERA ofrece unas ayudas muy potentes para las industrias de primera y segunda transformación en Galicia. En particular, para rematantes y maderistas, les ayudamos para que se aprovisionen de los equipamientos, la maquinaria e instalaciones necesarias para modernizar y ampliar sus negocios y, a medio y largo plazo, responder a la creciente demanda de madera que ya está generando la industria, y en particular en la de la construcción.
¿Cuál es el ‘talón de Aquiles’ en esta compleja y frágil cadena, si es que lo tiene?
Todas las monedas tienen dos caras. En Galicia, como en toda España, tenemos un déficit de mano de obra especializada, principalmente en el mundo forestal. La forma de abordar este problema es por la vía de la tecnificación y la industrialización, incluso la digitalización. Vehículos y maquinaria modernos ayudarán a hacer este trabajo más atractivo, y también más productivo.
En el segmento de la construcción, la falta de mano de obra en la obra convencional es una oportunidad para la construcción industrializada con madera. Se requiere menos personal, y es básicamente para el montaje de elementos prefabricados. En procesos muy controlados, más rápidos y seguros.
El perfil de los profesionales del sector de la madera está cambiando. Se generan grandes departamentos técnicos, que están alineados con los de otros eslabones de la cadena, como los arquitectos o la logística.
En conclusión, hace falta mano de obra, pero más técnica. Porque emergen y crecen los departamentos técnicos de las medianas y grandes empresas relacionadas con la madera en Galicia.
Otros ‘talones de Aquiles’ que observamos desde XERA son el déficit de conocimiento sobre la madera por parte de muchos arquitectos, que nada tiene que ver con lo que saben sobre la construcción tradicional. Para ser eficientes a la hora de proyectar con este material y, sobre todo, para que la madera no sea la víctima recurrente de un mal diseño o un mal planteamiento de un proyecto.
Y lo más delicado de todo, aunque todo lo demás lo hagamos bien, es el sobreprecio que conlleva construir con madera, que está en torno a un 5-10 por ciento, y que a menudo echa para atrás a un promotor, simplemente por una cuestión económica, lo cual es lógico.
Parte de la solución a este problema podría estar en los mercados voluntarios de carbono, que se están generando a lo largo y ancho de toda Europa, y donde existe un reglamento en ciernes en el seno de la UE. Este marco podría permitir, por la vía de la sustitución, que en aquellos edificios que incorporen madera estructural, se pueda monetizar esa madera en un mercado voluntario de carbono y que, por tanto, ofrezca al promotor un input por el hecho de escoger madera. Seguramente por esa vía se logre compensar el sobrecoste que, en principio, se va a producir al construir con madera.
A lo largo del segundo semestre de 2024, la Xunta va a publicar un decreto que regula un esquema propio de carbono voluntario e intentaremos que una de las primeras metodologías aprobadas sea en materia de construcción con madera para dar la posibilidad de incorporarse a ese mercado a los promotores que elijan construir con madera.
¿Confía Vd. en que los propietarios forestales se estimulen y se suban a este magno proyecto de silvicultura, producción de madera y tecnificación del trabajo en sus parcelas?
En Galicia la actividad económica es algo inherente a la madera. Incluso muchas personas que se dedicaban a la agricultura o la ganadería se han convertido parcial o totalmente en silvicultores, haciendo plantaciones de árboles. Actualmente existen en torno a 60.000 parcelas catastrales al año donde se está cortando madera, generando en torno a 300 millones de euros y reforzando la renta de miles de familias en Galicia.
El desafío está en que, si hay una industria emergente, con una demanda de nuevos productos de alto valor añadido, seamos capaces de trasladar a lo largo de toda la cadena y hasta el final, hasta el propietario, esas mayores ganancias. Demostrándole que su madera, gestionada de forma sostenible y con silvicultura, tiene un precio diferencial respecto a la de aquellos que no lo hacen.
En efecto, el futuro de todo el sector depende de la cantidad y calidad de un recurso, en este caso la madera. Quienes tienen el poder de generarlo pueden beneficiarse de los cambios que se están produciendo en este mercado.
Bien es cierto que el cambio climático está afectando a las plantaciones. Las afectaciones por enfermedades y por plagas son cada vez mayores. Es algo que está sucediendo en todo el mundo, en particular en las coníferas. Programas de investigación sobre mejora genética están en marcha. Administración, asociaciones del sector, viveros … debemos responder a este problema, para garantizar al propietario que su masa forestal llegará al final de su turno en condiciones óptimas.
Otras dos variables que podrían venir a favorecer el desarrollo rápido y correcto de la producción de madera son el pago al propietario forestal por los servicios ecosistémicos que hoy regala a la sociedad, o los créditos a la biodiversidad y mercados de la naturaleza, donde existe una gran oportunidad a futuro y que también servirían de estímulo para una gestión forestal aún más sostenible. No será sencillo calcular de manera objetiva la ganancia de biodiversidad, ahí hay que trabajar mucho.
Desde la Comisión Europea y sus políticas de la PAC ya se prevén pagos por los servicios ecosistémicos a los titulares de las parcelas forestales. Desde la Xunta también se está trabajando en ello. Respecto a los mercados de carbono, la Xunta va a diferenciar a aquellos créditos de carbono normales y usuales de aquellos que, además, aporten servicios ecosistémicos para la biodiversidad, el agua, el aire, el suelo o el paisaje. Estos servicios no son externalidades de un sector, sino verdaderos productos de mercado, que tienen un valor y hay que ponerles precio, porque generan un beneficio para todos.
¿Fluye el trabajo de investigación detrás de estos cambios profundos que está viviendo todo el sector de la madera?
Fluye el trabajo y sus resultados son muy esperanzadores. El Inventario Forestal Continuo de Galicia, fruto de la colaboración de la Xunta con las escuelas universitarias forestales de Pontevedra, situada en Vigo, y la de Santiago de Compostela, cuyo campus está ubicado en Lugo, transmite una información muy valiosa de la realidad que vive el territorio. Disponemos de mapas en media y alta resolución del año 2022. Con más de 4.000 parcelas medidas y a disposición pública y gratuita.
Hace poco tiempo hemos incorporado en XERA al Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán que, conjuntamente con el Centro de Innovación y Servicios (CIS-Madeira) en Orense, podrían llegar a constituir un gran centro de investigación e innovación en Galicia, fusionando ambos centros, reforzando su estructura, incrementando la financiación de proyectos y aportando cada uno su conocimiento, de sus tecnólogos e investigadores.
En Galiforest se puso un foco destacado sobre el sector de la biomasa en Galicia. ¿Qué tal conviven en la región actividades que tienen tanto roce como la biomasa, el tablero, la celulosa o el aserrío de madera maciza?
Conviven de una manera completamente natural. Cada subsector está organizado en torno a un clúster y unas asociaciones territoriales.
El Clúster de la Biomasa de Galicia, ya que lo ha nombrado en su pregunta, está haciendo un trabajo formidable, sobresaliente. Hacia sus asociados, pero también con ánimo de ayudar y cooperar con los actores de otras actividades madereras. Su objetivo primordial es garantizar el auto abastecimiento de las calderas en las instalaciones de generación de energía con fines térmicos, así como la producción de pellets. Siempre con subproductos de la madera: serrines, virutas y retales que se astillan.
Cuando un tronco llega a un punto de transformación, cada tabla, cada costero, cada retal es clasificado en función de su valor. Cerca de 3 millones de metros cúbicos de madera de pino son gestionados anualmente de esta forma en las serrerías de Galicia. Conviviendo de forma natural y con el mejor criterio con el mundo de la valorización energética de este recurso.
Para las frondosas estamos explorando una vía de transformación más centrada en la química.
En Galicia producimos madera a todos los niveles y para todos los destinos; lo importante es alcanzar el máximo valor añadido para cada especie y cada parte de este magnífico material.