La crisis del COVID constituye un elemento agudo de la crisis global formada por una serie de cambios profundos que afectan a la Humanidad y al Planeta en las pasadas décadas caracterizada básicamente por la globalización, urbanización, cambio climático o expansión de plagas y enfermedades. Parar la actividad en las principales economías del mundo durante 2 meses comporta un grave riesgo de hundimiento económico generalizado que hay contrarrestar proactivamente y con antelación.
El colectivo de ingenieros de montes, ingenieros técnicos forestales y graduados en ingeniería forestal y del medio natural de las Islas Canarias, como responsables de la actividad y gestión forestal de nuestros montes, son conscientes de los retos que debemos asumir en estos tiempos con respecto a los espacios naturales. Aprovechando el Día Mundial del Medio Ambiente destacamos algunas ideas y propuestas que deberíamos tener en cuenta en este periodo de aplicación de medidas para la recuperación económica que se avecina en las islas.
Las masas forestales de las Islas Canarias son una singularidad biológica reconocida a nivel mundial, cerca del 30 % de las plantas y animales terrestres que habitan en las Islas son endémicos. Un 61 % de la superficie forestal pertenece a alguna una figura de protección, como Espacio Natural Protegido o Espacio de la Red Natura 2000.
El Monteverde, formado por la laurisilva y el fayal-brezal, el bosque termófilo, el pinar canario, y el cardonal-tabaibal son formaciones vegetales que generan unos espacios singulares, los cuales no sólo tienen un enorme valor biótico y gran belleza sino también un gran potencial para generar numerosos beneficios ambientales, sociales y económicos.
El sector forestal alberga un considerable potencial que puede devenir clave debido a que es el único que puede secuestrar carbono aumentando las existencias en los bosques a la vez que mitigar emisiones de carbono al substituir materiales cuyo uso comportan muchas más emisiones de CO2 . En los últimos 25 años la superficie forestal de las Islas Canarias ha aumentado más de 79.000 hectáreas.
Su función reguladora del ciclo hídrico en las Islas Canarias mejorando la recarga de los acuíferos, principalmente en las islas occidentales, es clave asegurando su óptima calidad, previniendo el aterramiento de embalses, la erosión y daños en infraestructuras así como regulando avenidas. Hay que destacar también el efecto positivo de los montes en la regulación de la precipitación horizontal o de niebla que acontece en nuestros bosques. En un contexto de menores precipitaciones, la gestión forestal es imprescindible para minimizar su efecto sobre los caudales, principalmente los subterráneos.
Todos los expertos coinciden que la solución al reto de los incendios forestales no puede ser sintomática invirtiendo en más medios de extinción sino priorizando la gestión de nuestros recursos forestales altamente abandonados aumentando su resiliencia frente a incendios y sequías.
El monte canario presenta una serie de externalidades difíciles de cuantificar en un presupuesto financiero, ¿cuál es el valor de tener y poder observar un paisaje único?, ¿cuál es el valor de poder hacer senderismo en los Parques Nacionales? Son valores poco cuantificables pero que generan recursos económicos y un turismo de calidad, un ejemplo es la isla de La Palma, lejos del turismo de sol y playa, nos encontramos con unos visitantes cuyo propósito es de disfrutar de unos parajes espectaculares, senderismo y ambiente agroforestal. Todo esto tiene que estar englobado en un marco de sostenibilidad e integrar las actividades turísticas que se puedan realizar en el monte con el criterio de conservación.
AMENAZAS DE LOS MONTES DE LAS ISLAS CANARIAS
A día de hoy las grandes amenazas con las que se encuentran los bosques canarios son variadas, perturbaciones por intrusión de especies invasoras, incendios forestales provocados, presión antrópica, urbanización desmesurada, pérdida de suelos, erosión hídrica y la presión de herbívoros.
Las especies exóticas son en muchos casos un síntoma del deterioro del medio ambiente más que la causa principal de ese deterioro. Hay que aprender a convivir con ellas y destinar fondos a erradicar aquellas que verdaderamente supongan un impacto sobre la fauna y flora. Destinar fondos de forma impetuosa a control de exóticas solo provoca poner en peligro la financiación de las acciones que posteriormente sean necesarias.
La defensa del monte canario frente a incendios forestales debe ser un cometido compartido entre las administraciones y los propietarios particulares, recurrimos al conocido dicho de más vale prevenir que curar y efectivamente es mucho más barato disponer de una campaña antiincendios y de prevención que tener que destinar medios a la extinción de los mismos. Los incendios forestales están en proceso de cambio, están pasando de ser una emergencia puramente forestal a ser una emergencia de Protección Civil y en este caso, la prioridad queda definida por el orden: Personas – Bienes y animales – Masa forestal. Este hecho nos lleva a tratar la emergencia desde el punto de vista de una Gestión Integral del Incendio (Incendio Urbano + Incendio Forestal) en donde es importante defender las zonas urbanas pero, no menos importante es poder atajar el incendio forestal ya que a la larga, conseguirá volver a afectar a más zonas urbanas.
RETOS DE LOS MONTES DE LAS ISLAS CANARIAS
Conscientes de las amenazas, también es necesario plantear retos. Entre ellos podemos enumerar los siguientes; la lucha contra la desertificación, la mitigación del cambio climático, la restauración y conservación de las áreas protegidas y suelos, la lucha y prevención de los incendios forestales, la mejora de las infraestructuras hidrológicas y recarga de acuíferos la integración de programas de uso público, educación ambiental o investigación, la cuantificación, valoración y optimización de servicios ecosistémicos, implantar medidas fiscales que permitan una gestión forestal sostenible, la coordinación con otras políticas, como desarrollo rural, despoblamiento, energía, innovación, industria, en el que las masas forestales juegan un papel fundamental de forma transversal, mejorar la información, cultura y percepción sobre la gestión activa del bosque y la generación de riqueza de las masas forestales, conservación de la biodiversidad y la gestión forestal sostenible y conservación del medio natural entre otros.
INVERSIÓN PÚBLICA
Además de las actuaciones por el lado de la demanda debe actuarse también por el lado de la oferta, es decir la mejora del recurso tanto en la expansión donde sea conveniente de la cubierta forestal y mejora de la existente. En el primer caso destaca por un lado, la recuperación del concepto de restauración hidrológico-forestal combinando tanto pequeñas, pero estratégicas obras de hidrología de regulación, con repoblaciones. En el segundo caso, mediante tratamientos silvícolas de clareos, claras y desbroces que mejoren la resiliencia de las masas forestales jóvenes o degradadas – procedentes de repoblaciones, expansión espontánea de cultivos marginales o montes bajos – a sequías, plagas, enfermedades y viento. Todas estas medidas generarían considerable empleo directo e indirecto en las zonas menos pobladas además de materia prima (bioenergía) y reduciría considerablemente el riesgo de incendio, aumentarían la infiltración de aguas, mejorando la biodiversidad y el paisaje, tan importante en nuestras islas.
La colaboración y cooperación de las diferentes administraciones públicas (Estado, Gobierno de Canarias, Cabildos y Ayuntamientos) es clave en la elaboración y ejecución de las políticas forestales; incluyendo la participación en la política forestal de los sectores sociales y económicos implicados y en la adaptación y/o mitigación de los montes al cambio climático, fomentando una gestión encaminada a la resiliencia, capacidad de superar las crisis, y resistencia de los montes al cambio climático.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Finalmente debemos proteger y seguir manteniendo el frágil equilibrio de nuestros montes, minimizando las actuales amenazas y las futuras. Podemos en cierta manera incrementar el patrimonio forestal y por ende los recursos forestales, económicos y turísticos asociados. Todo pasa por informar a la ciudadanía de la importancia de este recurso vital a nivel ambiental e invertir en él, mediante la financiación de las infraestructuras y actuaciones necesarias para su protección y su conservación. Más aún cuando la reciente crisis sanitaria nos ha enseñado que la pérdida de biodiversidad modifica y aumenta la transmisión de enfermedades. Por lo que podemos afirmar que teniendo un monte sano, tendremos una sociedad sana en todos los sentidos. Los recursos forestales de las Islas Canarias y los técnicos y profesionales vinculados a ellos como los ingenieros de montes y los ingenieros técnicos forestales constituyen nuestra principal garantía de futuro.