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«Soy ingeniero forestal, de lunes a domingo»

Alberto Rojo, nuevo presidente de FSC España.

Alberto Rojo Alboreca fue elegido presidente de FSC España el pasado junio. Lleva colaborando con la organización desde hace 25 años, prácticamente desde sus comienzos.

Alberto es Dr. Ingeniero de Montes y actualmente ocupa el cargo de Profesor Titular de Universidad en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería del campus de Lugo de la Universidad de Santiago de Compostela. Desde hace casi 30 años imparte docencia relacionada con la gestión de montes y de espacios naturales protegidos, labor que ha compaginado con la investigadora, como miembro del grupo de investigación UXAFORES (Unidade de Xestión Ambiental e Forestal Sostible) de la Universidad de Santiago de Compostela.

Contar todos los proyectos en los que Alberto Rojo ha colaborado y se ha implicado personalmente como socio excepcional es hablar de la historia de FSC en España y de muchos de los hitos más importantes logrados durante su trayectoria.

Fue miembro del grupo de trabajo que entre 2000 y 2006 elaboró el estándar nacional de Gestión Forestal Sostenible para obtener la Certificación FSC y coordinó sus modificaciones entre 2007 y 2012, y posteriormente fue miembro del Comité de Revisión y Adaptación de Estándares de FSC España que elaboró la actual versión del estándar, aprobado en 2020.

Ha sido miembro de la Junta Directiva de FSC España entre febrero de 2011 y febrero de 2012 y por segunda vez entre julio de 2014 y junio de 2021. También fundó y presidió el Grupo Gallego de Apoyo a la certificación forestal de FSC en Galicia entre 2004 y 2012.

Ha colaborado con el equipo técnico de FSC España en la elaboración de diversos trabajos científicos presentados en el 6º, 7º y 8º Congreso Forestal Español (Vitoria, 2013; Plasencia, 2017; y Lleida, 2022). Además, ha colaborado en la organización y ha participado en numerosas jornadas, seminarios, cursos y reuniones sobre la certificación FSC, realizó la traducción en 2014 del Estándar FSC para entidades de grupo (FSC-STD-30-005 (V1-0) ES), y elaboró diversas unidades didácticas de acciones formativas del curso “Creación de grupos de gestión forestal FSC de pequeñas propiedades forestales” en el marco del proyecto “La Certificación Forestal como herramienta de Sostenibilidad para la Propiedad Forestal”, del Programa Emplea Verde 2007-2013.

Alberto Rojo está ligado a FSC desde sus comienzos en España.

Especialmente se siente orgulloso de haber promovido la celebración de dos asambleas generales de socios de FSC España en Galicia, una en Santiago de Compostela y otra en Lugo, en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería.

Alberto Rojo es Ingeniero de Montes (1988) y Dr. Ingeniero de Montes (1994) por la Universidad Politécnica de Madrid, pues entonces era el único centro que impartía la titulación en toda España.

¿Por qué Ingeniería de Montes?

No se me ocurre una carrera mejor y más atractiva para alguien a quien le guste trabajar en, con y para la naturaleza, tanto en la gestión de sus utilidades productivas y no productivas como en su conservación. Ninguna carrera aglutina tantas y tan variadas facetas y posibilidades en ese sentido. Yo elegí y me “enamoré” de la profesión viendo el plan de estudios de la carrera, y trabajar como ingeniero de montes me confirmó que había acertado plenamente.

Háblenos de su trayectoria profesional

Empecé mi carrera profesional al conseguir en 1989 una beca con la que hice la tesis doctoral en el INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias) de Madrid, bajo la dirección del Dr. Gregorio Montero, titulada “Crecimiento y producción de Pinus sylvestris en la Sierra de Guadarrama” (1994).

Llevo 30 años siendo profesor universitario. En 1992 conseguí una plaza de profesor ayudante en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, donde estuve tres años.

Precisamente desde 1992, y durante nueve años, trabajé junto al Dr. Gregorio Montero gestionando el monte “Cabeza de Hierro” de Rascafría (Madrid), conocido popularmente como el “Pinar de los Belgas”, que ha sido comprado recientemente por el estado por sus valores ambientales y, posiblemente, para incorporarlo al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Esos años, elaborando el proyecto de ordenación del monte y sus correspondientes planes anuales, y especialmente haciendo los señalamientos para las cortas, constituyeron una oportunidad única que me permitió conocer y aprender la práctica sostenible de la profesión, lo que afianzó mi pasión por los bosques.

En 1995 obtuve otra plaza en el campus de Lugo de la Universidad de Santiago de Compostela, y desde entonces he impartido distintas asignaturas relacionadas principalmente con la medición, planificación y gestión de montes y con espacios naturales protegidos. Actualmente imparto dos asignaturas sobre ordenación de montes y certificación forestal, y otras dos sobre planificación y gestión de espacios naturales protegidos, en un grado y en dos másteres (en Lugo y en Santiago).

Alberto Rojo Alboreca es, desde junio, el nuevo presidente de FSC España. En esta entrevista nos habla de su profesión desde la pasión por los bosques y la naturaleza, de sus hábitos sostenibles, increíblemente inspiradores, de sus 25 años de trayectoria implicado en FSC; y de su trabajo como profesor e investigador de la Universidad de Santiago de Compostela. Mejor y más involucrado en la gestión forestal sostenible, imposible

La trayectoria profesional de Alberto estaría incompleta sin mencionar también su notable actividad investigadora durante todos estos años como profesor universitario, que se puede resumir, entre otras cosas, en la dirección de 10 tesis doctorales y de 32 proyectos de investigación y contratos con empresas o administraciones, así como en la autoría de más de 130 publicaciones (entre artículos científicos y de divulgación, libros y capítulos de libros), casi 120 comunicaciones en congresos, una patente y cuatro registros de la propiedad intelectual.

Háblenos de su pasión por los bosques y la naturaleza

Creo que mi pasión por los bosques y la naturaleza queda descrita por mi dedicación profesional a ambos desde hace 35 años, por mi trabajo como docente poniendo como código deontológico la gestión forestal responsable desde hace 30 años, y por mi colaboración con FSC desde hace 25 años.

Me fascinan los árboles, que me parecen unos de los seres más increíbles de la naturaleza. Son auténticas “factorías” que utilizan la energía solar para producir el oxígeno que respiramos, secuestrando y almacenando el carbono de la atmósfera en unas estructuras que pueden llegar a sobrepasar los 100 m de altura y vivir más 4.500 años, y algunos ejemplares son, por sí mismos, verdaderos ecosistemas ¡No hay otros seres vivos similares! Además, la variedad de especies y de sus agrupaciones es increíble y los beneficios que aportan a la humanidad son incontables e imprescindibles.

Ingeniero forestal, de lunes a domingo

Soy uno de esos afortunados que pueden decir que su profesión es su hobby. Además de investigar, enseñar y escribir sobre bosques, me encanta visitarlos, pasear por ellos, contemplar su variabilidad y, por mi sesgo como forestal, pensar cuál es la dinámica que habrán seguido para tener su composición y aspecto actuales. También disfruto visitando espacios naturales protegidos o singulares, así como jardines de todo tipo, pues en los últimos años me he aficionado a la jardinería. Además, me gusta mucho observar aves, pero soy un ornitólogo “de andar por casa”.

¿Cómo animar a los jóvenes para que contemplen la opción de convertirse en ingenieros forestales?

Como dije antes, no se me ocurre una carrera mejor y más atractiva para alguien a quien le guste la naturaleza, y especialmente para quien quiera contribuir a una gestión responsable de los recursos forestales o a la conservación del medio natural. Los posibles campos de trabajo de los ingenieros forestales o de montes (hoy graduados o máster) son muy diversos, bien relacionados con la naturaleza y el medio rural o con los distintos ámbitos propios de la ingeniería en general, lo que da a estos titulados una enorme flexibilidad para acceder a numerosos y variados trabajos. De hecho, ahora mismo prácticamente no hay paro en la profesión a nivel nacional, pues la demanda de técnicos forestales es superior al número de personas que están saliendo de la universidad con estos títulos.

¿Qué les diría a los consumidores para que contribuyesen a la gestión forestal sostenible?

Los consumidores, con nuestros hábitos diarios, somos los responsables directos de la demanda y de la manera en la que se obtienen los recursos de todo tipo que se utilizan en el planeta, y entre ellos los de origen forestal.

Todavía mucha gente piensa que las grandes empresas son las principales responsables del deterioro del planeta, incluyendo la disminución y la pérdida de biodiversidad de la superficie boscosa mundial, al ser ellas las que más recursos necesitan y utilizan, y piensan que los consumidores finales no tenemos ninguna responsabilidad ni capacidad de cambiar las cosas.

Sin embargo, las empresas solamente son otro eslabón de la cadena de consumo, en la que al final nos encontramos los consumidores individuales, que somos quienes tenemos la “fuerza” y la responsabilidad de demandar productos que se hayan obtenido de forma responsable, pues las empresas tendrán que adaptarse, antes o después, a lo que demandemos la mayoría de nosotros.

En el caso de los productos forestales, el sello del FSC es una garantía de que lo que estamos adquiriendo se ha obtenido de forma responsable siguiendo las más rigurosas normas ambientales y sociales a nivel internacional. Por tanto, al elegir y demandar a las empresas productos con el sello del FSC, los consumidores estamos fomentando el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales, a la vez que relegamos las posibles malas prácticas de aprovechamiento y gestión de los bosques. De esta manera, podemos y debemos participar, aunque sea indirectamente, en la forma en que se gestionan los bosques.

Lamentablemente, todavía mucha gente no es o no quiere ser consciente de que con sus hábitos diarios de consumo tiene esa “fuerza” y responsabilidad de cambiar las cosas (“piensa en global, actúa en local”), pero creo que todos deberíamos hacer un esfuerzo en este sentido, lógicamente en función de nuestras condiciones y posibilidades. Afortunadamente, poco a poco la sociedad está cambiando, y las nuevas generaciones nos están dando una gran lección a las anteriores en este tema.

¿Algún hábito responsable o de consumo responsable que haga a diario que pueda servir de inspiración?

En nuestra familia tratamos de ser consecuentes con nuestras convicciones. Vivimos, junto con varios perros adoptados, en una casa de aldea, en la que llevamos muchos años intentando ser autosuficientes energéticamente y minimizar nuestro impacto en el planeta.

Después de mucho esfuerzo, hoy en día ya somos capaces, mediante paneles solares térmicos y fotovoltaicos, de cubrir casi todas nuestras necesidades de agua caliente y electricidad. Además, tenemos una pequeña huerta y algunos árboles y arbustos frutales que cultivamos de forma ecológica, sin la adicción de ningún tipo de abono o pesticida químico e intentando ahorrar agua todo lo posible (asumiendo que compartimos gran parte de la cosecha con los pájaros de la zona…).

Por otra parte, hacemos nuestra compra semanal en una tienda de productos a granel ecológicos y de proximidad, a la vez que intentamos reducir el uso de plásticos y que todo lo que compramos y hacemos tenga la mínima huella de carbono posible; por ejemplo, utilizamos el tren como medio de transporte prioritario.

Por supuesto, tenemos algunos muebles y otros productos con certificado FSC, que siempre buscamos y priorizamos cuando tenemos que comprar algo de origen forestal, salvo que los encontremos reciclados o de segunda mano.

Personalmente, soy socio individual de FSC (por la cámara ambiental), pero en casa estamos también asociados a varias organizaciones ambientalistas y humanitarias desde hace muchos años, pues pensamos que todos tenemos la responsabilidad de hacer un esfuerzo, en función de nuestras posibilidades, para mejorar el mundo donde vivimos.