Recientemente la multinacional del acero “Arcelor Mittal” difundió por Twitter el siguiente mensaje: “Una vivienda de madera consume 40 árboles, mientras que para la estructura de una casa de 180 m2 es suficiente con 4 coches”. Al respecto AEIM (Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera) replicó enseguida con datos científicos que comparan la madera con otros materiales, desde el punto de vista de huella de carbono.
Es cierto que durante mucho tiempo, el sector forestal y de la madera ha estado “a la defensiva”, casi “pidiendo perdón” por tener que cortar árboles.
Pero afortunadamente, hoy en día ya va calando la idea de que el consumo de madera (procedente de una gestión forestal sostenible) es un bien ambiental que contribuye al crecimiento de los bosques. Así lo afirman, no sólo el sector empresarial sino grupos de defensa de la naturaleza como WWF o Greenpeace.
Y así queda patente en las estadísticas de crecimiento de los bosques en Europa y Norteamérica. Y en cuanto a los bosques tropicales, el EUTR (Reglamento Europeo de la Madera) prohíbe la entrada en la Unión Europea de madera de extracción ilegal.
Además, varias estadísticas ponen de manifiesto que los países más avanzados son los que mayor tasa de consumo de madera per cápita tienen.
En general, la sociedad ya percibe que la madera es un producto renovable y que además su consumo contribuye a paliar el cambio climático. Los datos son incontestables.
Según el estudio RTS (Environmentalreportingforbuildingmaterials and MinistryforEnvironment, Denmark), con datos de emisiones netas de CO2, incluyendo el efecto sumidero de carbono, las cifras son claramente a favor de la madera.
Así, un m3 de madera aserrada “secuestra” una Tn de Co2. Mientras que las emisiones de otros materiales son las siguientes:
– Acero reciclado: 3,5 Tns.
– PVC: 4,5 Tns.
– Acero sin reciclar: 16,9 Tns.
– Aluminio: 27 Tns.
Es decir, la madera gana por “goleada” con cifras apabullantes, dado que la huella de carbono resulta negativa. Las empresas multinacionales del acero y el aluminio se apuntan a la “sostenibilidad” y a la “economía circular” destacando que sus productos se pueden reciclar. Sí, pero… ¿A qué coste de energía y emisiones?
El tema de la adecuada comunicación de los beneficios que aporta la madera para el medio ambiente (y para la salud) es un asunto recurrente que sale a relucir en reuniones de organizaciones y plataformas como Unemadera o Juntos por los Bosques.
Debemos ya quitarnos los complejos y difundir abiertamente el uso de la madera como un bien ambiental. Para ello debemos unir fuerzas, el sector empresarial, la administración y los grupos conservacionistas.