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Una fina y delicada lámpara colgante de roble rojo estadounidense

Creada por el diseñador y arquitecto con sede en Melbourne, Adam Markowitz.

El nombre Assegai proviene de una lanza tradicional que se usó en otro tiempo en el sur de África y es el epónimo perfecto para esta fina y delicada lámpara colgante de roble rojo estadounidense, con forma de jabalina, creada por el diseñador y arquitecto con sede en Melbourne, Adam Markowitz.

En sus diseños de muebles, Adam Markowitz ha perseguido apasionadamente su fascinación por la forma escultórica. La delgada forma de Assegai se inspiró inicialmente en los primeros diseños de los mosquetes creados a partir de elementos de madera esculpidos orgánicamente y acomodados a un largo cañón de acero. «También observé el trabajo de diseñadores italianos de mediados de siglo como Gino Sarfatti» dice Markowitz. “El objetivo era lograr algo que a primera vista fuese mínimo y no dominase el espacio pero que, visto desde más cerca, tuviese un nivel de detalle y una calidad artesanal que ofreciese un valor y una calidez por encima de la típica lámpara colgante lineal de metal extruido”.

El delgado perfil de Assegai implica varios desafíos. La estrecha sección que sostiene el tubo central de latón puede llegar a ser de hasta tan solo 4 mm y, por lo tanto, si hay algún defecto en la madera, la pieza se debe descartar. Markowitz dice que lo más complicado es hacer la ranura central para el tubo de latón. «Tiene que ser mecanizada con una precisión increíblemente alta ya que, si es demasiado estrecha, el tubo de latón no encajará, pero si es demasiado amplia, el latón no se sujetará con fuerza. La diferencia entre estas dos circuntancias son fracciones de milímetro”. Por otra parte, dada la complejidad de la curvatura tridimensional, la pieza final se debe terminar a mano.

Cabe plantear entonces, ¿cómo influye esta necesidad de precision en la elección del material? Originalmente la pieza se creaba a partir de madera de jarrah australiana o de nogal americano. Sin embargo, la última versión de Assegai de Markowitz está fabricada con madera de roble rojo estadounidense.

“Comencé con jarrah porque mi intención era producir principalmente a partir de madera reciclada. Sin embargo, lo que pronto me quedó claro es que necesitaba ser muy selectivo con la delicada naturaleza de los componentes utilizados; y con material reciclado no se puede elegir. La madera de jarrah es muy dura y puede ser pétrea e inflexible para trabajar manualmente con ella para darle forma. En cambio el nogal estadounidense es increíblemente fácil de trabajar y tiene un tono cálido que encaja particularmente bien con el latón. También empecé a hacer lámparas colgantes Assegai dándoles el aspecto negro del ébano, ya que esa apariencia combina muy bien con el latón. Para ello probé con roble de Tasmania, pero los resultados para obtener la apariencia de ébano fueron inconsistentes y puede que poco fiables en términos de resistencia y calidad; creo que ello se pudo deber a que el término roble de Tasmania en muy general y cubre varias especies diferentes, por lo que, al trabajar con ésta madera, no sé sabe exactamente lo que finalmente se va a conseguir. En cuanto al roble rojo estadounidense, ya antes lo había utilizado y ahora exploraba alrededor de su buena aceptación de los tintes debido a su naturaleza porosa y descubrí que se puede conseguir bastante bien darle el aspecto de ébano deseado. Es una madera muy apropiada para secciones delgadas, se encola fácilmente y se trabaja bien con herramientas manuales bien afiladas. También es fácil obtener en secciones gruesas, mientras que ello es un poco más difícil y más caro con madera de nogal”.

La lámpara colgante Assegai amplía las posibilidades de lo que se puede crear con madera. Tras haber recibido más pedidos para su lámpara en color negro, Markowitz las creará a partir de roble rojo estadounidense. «Es la opción más fiable para esta aplicación», dice.

Con este diseño, Adam Markowitz demuestra que, a menudo, las apariencias más simples son las más complicadas de lograr. Un material de calidad en manos de un hábil perfeccionista puede dar lugar a unos resultados realmente sorprendentes.