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El chopo, el árbol más productivo de La Rioja

El sector forestal riojano tiene una gran dependencia del chopo, pese a ocupar menos del 1.5% de la superficie forestal.

La Rioja es una comunidad autónoma eminentemente boscosa, ya que el 62% de su superficie tiene un uso forestal. De acuerdo al Cuarto Inventario Forestal Nacional el 57% de esta superficie se corresponde con formaciones arboladas (176.836 Ha). Las principales especies en La Rioja son el roble rebollo (30.726 Ha), los pinares de pino silvestre (26.317 Ha) y los hayedos (25.556 Ha). Solo una mínima parte de la superficie arbolada riojana, inferior al 1.5%, se corresponde con plantaciones de chopo.

Los chopos han sido plantados en las vegas de los principales ríos riojanos desde comienzos del Siglo XX y, pese a ocupar una pequeña superficie, suponen la principal fuente de materia prima para la industria maderera de la región. El chopo ha supuesto tradicionalmente más del 50% de las cortas de madera en la comunidad. Además, al ser una madera muy apreciada por la industria genera más del 70% de los ingresos por ventas de madera.

El gráfico superior muestra las cortas de madera en La Rioja en el año 2017. Ese año se cortaron 173.000 m3 de madera en la región, el máximo de la serie histórica. Al movilizarse mucha más madera de coníferas el porcentaje sobre el volumen de cortas de chopo (21%) fue muy inferior a la media. Sin embargo, si analizamos el valor en euros de la madera producida ese año el chopo supuso la mitad del importe total.

Las choperas de La Rioja sirven de materia prima para la industria del tablero contrachapado. Esta industria es de gran importancia a nivel regional, ya que de la misma dependen más de 600 puestos de trabajo directos y muchos más indirectos. Además, el tablero contrachapado es el tercer producto que más se exporta en La Rioja, tras el vino y el calzado, siendo el que más contribuye proporcionalmente a la balanza comercial positiva de la comunidad autónoma.

«En La Rioja tenemos la suerte de poder disfrutar de una gran riqueza y diversidad forestal -afirman desde la prestigiosa firma GARNICA, un referente a nivel mundial del tablero contrachapado de chopo-. En el otoño, los diferentes colores de la naturaleza se mezclan dando lugar a paisajes increíbles: los ocres de las hayas, los verdes azulados de los pinos, las tonalidades amarillentas del chopo y junto a todos ellos, las bien reconocidas vides que esperan la llegada de la poda. Es precisamente en esta época del año cuando es más fácil distinguir las diferentes variedades de chopos por su fenología, tonalidades e impacto de las royas».

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