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“En tiempos de desamor”, una muestra con 20 piezas de nogal

Líneas y curvas, combinadas con aberturas y agujeros, talladas sobre madera recuperada del barranco del río Dulce.

“En tiempos de desamor” es el título de la exposición con más de 20 grandes piezas escultóricas realizadas todas ellas realizadas en madera de nogal, salvo “Caos”, obra ejecutada en madera de manzano.

Guillermo de Lama es un escultor, actualmente afincado de Pelegrina, una pedanía de Sigüenza (Guadalajara), que llegó a la zona, hace ya algún tiempo gracias a la que era su pareja en aquel momento.

Durante el duro confinamiento vivido durante el año 2020, y atrapado en la ciudad, Guillermo pasó momentos de gran dificultad anímica. Tampoco faltaron en los meses siguientes los problemas laborales, ya que este polifacético artista siempre tuvo su taller abierto para dar clases de cerámica, especialmente a los más pequeños, actividad que no pudo continuar debido a la pandemia.

Con las salas de exposiciones cerradas y sin alumnos a los que poder enseñar, Pelegrina se convirtió en el refugio y la inspiración para un artista que además se vio afectado por una ruptura sentimental.

Todas estas vivencias, llenas de dificultades y desamor, han quedado plasmadas en las bellas piezas que están expuestas en la Ermita de San Roque de la Ciudad del Doncel. Líneas y curvas, combinadas con aberturas y agujeros, talladas sobre madera de nogal recuperado del barranco del río Dulce, las cuales guardan en sí mismas los sentimientos que se reflejan tanto en el tacto de las mismas como en sus títulos. Porque como dice Guillermo, “estas obras no son solo para verlas, sino que hay que tocarlas y sentirlas”.

“Incomunicación”, “Caos”, “Roto” o “En relax”, son algunos de los títulos de estas originales obras. La elaboración de las mismas supone un proceso de más de un año. Primero la elección de la madera y su transporte, después el tallado en un proceso de diálogo con el material, con trabajo de escofinas de distintos tamaños muy laborioso, hasta llegar la lijado. Antes del acabado final, se le hace un tratamiento con gasoil para eliminar cualquier tipo de parásitos del interior del material. Tras un año de reposo de las piezas, se remata la labor de escultura y se finaliza con una imprimación concreta para conservar el material. Un proceso largo en el que el escultor pone los cinco sentidos en acabar cada obra.

La exposición pudo disfrutarse hasta finales de agosto en Sigüenza y la idea es que recorra otros puntos de la provincia de Guadalajara. “Para mí, tener la oportunidad de volver a exponer, y en un lugar como la Ermita de San Roque, de una ciudad como Sigüenza, ha supuesto una auténtica catarsis, y solo puedo tener palabras de agradecimiento hacia todos lo que lo han hecho posible”, apuntaba el artista.

El escultor, daba las gracias a la Asociación SigüenzArte, por su apoyo y promoción de la cultura en todo momento, al Ayuntamiento de Sigüenza, por la oportunidad que le ha brindado no solo con el patrocinio en esta exposición sino por la oportunidad que le han dado de volver a dar clase de cerámica en la escuela de arte municipal, y tenía una palabras de agradecimiento hacia sus vecinos de Pelegrina, “sin los cuales no habría sido posible realizar esta exposición, ya que, son ellos quienes me han ayudado a transportar las piezas de madera, recuperadas del entorno natural del barranco del río Dulce, hasta mi taller para poder convertirlas en lo que ahora son”, concluía.