El Ayuntamiento de Fermoselle (Zamora) ha comenzado la construcción de la Plaza de Toros para celebrar sus fiestas de San Agustín. Lo significativo de esta plaza es que se realiza de tablones de madera desde hace más de 100 años.
La plaza se monta cada año tabla a tabla. Los tablones están numerados, de forma que su montaje es una auténtica obra de ingeniería y una costumbre que atrae a los vecinos para ver el avance del laborioso trabajo. Antiguamente, los fermosellanos llevaban su tabla y colocaban su propia talanquera en la plaza. En la actualidad, el acto cuenta con la participación de numerosos vecinos y miembros de las peñas.
En esa plaza única, y que es una verdadera obra de arte, desembocan los tradicionales encierros taurinos de la villa, que datan del año 1523, cuando ya se corrían encierros por las calles. Y es que la Plaza Mayor durante el mes de agosto, se convierte en protagonista absoluta de las fiestas de San Agustín. Los edificios de su perímetro se convierten en pilares de la plaza de toros donde terminan los encierros taurinos, contando con un escenario para celebrar diferentes actividades como verbenas, muestras de baile tradicional, concursos…. Una vez terminan las fiestas, la plaza de toros de madera es desmontada para devolver la vista a su estado original.
Fue el año pasado cuando se volvió a llevar los toros a esta plaza tan tradicional, ya que no acogía una novillada o un festival taurino desde 2007. Entonces, un trágico encierro motivó la decisión de instalar la plaza únicamente para los encierros, trasladando después los astados a la otra plaza del municipio. Así, en 2022 se recuperó una esencia añorada por muchos que reclamaban la vuelta de la arena al coso fermosellano ya que en los últimos años el montaje de la plaza se limitaba solamente a las tradicionales talanqueras de madera y el graderío.
PLAZA DE TOROS DE MÁS DE 350 AÑOS DE HISTORIA
El pueblo de Montemayor de Pililla (Valladolid), de apenas mil vecinos, esconde un gran tesoro en su plaza de toros, que tiene más de 350 años de historia, se monta y desmonta cada año desde hace más de tres siglos.
Su superficie es de unos 1.500 metros cuadrados y la estructura es de postes de rollizos de madera de pino, de sección circular, que se anclan al terreno sobre los que se apoyan las vigas de madera de sección cuadrada y rectangular formando pórticos. Un sistema que se realiza en dos filas, una en el perímetro del ruedo y otra en el exterior del entablado. Para asegurar la estabilidad del conjunto se colocan otros postes de madera de pino inclinados acodalados a modo de contrafuertes. Sobre estas vigas, unas viguetas de madera de pino de sección rectangular sobre las que se clavan las tablas del entablado y encima de estos, tres filas de bancos para el público.
Para la formación de la barrera del ruedo, se colocan otros pies derechos de madera que son de menor diámetro pero de mayor longitud, a modo de talanqueras, y que se denominan burladeros. En su parte inferior se anclan al terreno con la misma profundidad que los estructurales, mientras que su parte superior se clava a la viga en su cara lateral externa, por lo que sobresalen con respecto al nivel del entablado, lo que sirve para formar una barandilla en la parte superior, con listones de madera de sección rectangular clavados del lado del entablado.
La Junta de Castilla y León declaró esta peculiar plaza como Bien de Interés Cultural, con carácter inmaterial en el año 2017, tras más de diez años demandándolo por los distintos gobiernos municipales.