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FSC incremento en 2013 un 12% la superficie forestal certificada en España

Son 20.000 hectareas. Mas de la mitad corresponde a propiedad privada. FSC España afronta el reto de conseguir que haya y que fluya mas oferta de madera certificada.

Gonzalo Anguita Alegret cumple dos años en FSC España. En una primera fase fue adjunto a la dirección, para pasar a ser Director Ejecutivo en 2012.
Uno de los principales objetivos que contemplaba el plan trienal de FSC que ahora expira era aumentar la superficie certificada por FSC en España. «En estos dos años hemos trabajado bien -valora Gonzalo Anguita-. En 2011 iniciamos la certificación de pequeños propietarios forestales en Galicia y la cornisa cantábrica. En 2013 registramos un incremento de la superficie forestal certificada FSC de un 12%, lo que corresponde a 20.000 hectáreas; un 60% de propiedad privada».

 

¿Está Vd. satisfecho con este balance?

 

No es ni mucho, ni poco. A mi juicio es insuficiente. Las empresas que están comercializando productos certificados dicen que no tienen oferta suficiente para satisfacer la demanda. Esto está sucediendo, por ejemplo, en el segmento del papel. En el sector de la madera existe demanda de madera y derivados certificados, pero propietarios, aserraderos y almacenes no están preparados para entregar su oferta. De hecho, en muchos casos se rompe ahí la cadena de custodia. Nos enfrentamos al reto de conseguir que haya y que fluya más oferta de madera certificada.

 

¿Es competitiva la madera nacional frente a la madera importada?

 

Yo tengo el mandato de contribuir a incrementar la superficie certificada en la Península Ibérica, porque si no las empresas tienen que importar esa madera. Eso es más caro, y no conviene, porque comporta una pérdida de oportunidades.

 

Lo que hemos hecho en los dos últimos años no está mal, pero es insuficiente. Encontramos dificultades para ir más rápido, porque las regiones geográficas españolas son muy diferentes unas de otras; la gestión de su superficie forestal privada no es una excepción.

 

Hoy por hoy no existen estructuras de propiedad forestales consolidadas. Aunque tenemos a COSE como patronal de los selvicultores y a otras asociaciones del sector, como referentes en este sentido, creemos que la propiedad per se está muy mal representada. Así pues, nosotros actuamos indirectamente a través de gestores forestales.

 

¿Podría relatarnos cuáles son las trabas que encuentra FSC territorialmente para desempeñar su labor?

 

En Galicia la propiedad es muy pequeña y se halla muy atomizada y fragmentada. Secularmente, aunque la administración central y la Xunta intentan fomentar nuevas fórmulas de gestión de la foresta privada, la solución está llevando más tiempo de lo esperado, debido en gran medida a la entrada en vigor de la nueva Ley de Montes en Galicia. Si no se hallan fórmulas de agrupación de la propiedad, no tiene sentido acometer el reto de la certificación. Hoy por hoy necesitamos propietarios que se unan a otros, o bien que formen grupos de certificación; gestores que se ocupan de montar la estructura del grupo, e invitar a otros propietarios a que se sumen a la causa.

 

Muy parecida es la situación en la cornisa cantábrica. Allá existen unos consejos autonómicos para la gestión forestal, que son referentes para los esquemas de certificación. De ellos esperamos que vayan incentivando a la propiedad pública y privada para que se adhieran a la certificación FSC.

 

En Andalucía y Extremadura tenemos alcornocales con otra problemática. Son grandes propiedades, pero son poco rentables. El corcho viene experimentando oscilaciones de precio, y sus propietarios buscan incrementar la rentabilidad aumentando la polivalencia de esos espacios con otras producciones, como la ganadera (con el cerdo ibérico), o la cinegética. En estos casos, nosotros tenemos que evolucionar y adaptar el estándar FSC a estas nuevas oportunidades.

 

Dentro de la Meseta contamos con pinares con gran potencial de explotación resinera; una actividad tradicional en la cual España recobra protagonismo, en un contexto internacional favorable. Aquí tratamos de incentivar la certificación forestal con FSC, para después comercializar la resina y sus derivados con un valor añadido.

 

Poco a poco avanzamos también en Navarra. En el País Vasco estamos empezando. En Cataluña vivimos la situación concreta y peculiar del Pirineo, donde se ha abandonado la gestión forestal durante mucho tiempo, y se tiene que recuperar. De nuevo nos enfrentamos a masas forestales no gestionadas, lo que conlleva un tiempo mayor de normalización. Sin inversión ni infraestructuras para los aprovechamientos, prácticamente hay que empezar desde cero.

 

La biomasa que proviene de aprovechamientos forestales o agrícolas residuales viene a ser un recurso potencial certificable, tanto en Cataluña como en la Meseta. Es una oportunidad que puede ayudarnos, aunque en el seno del nuevo Plan Energético Nacional se discute precisamente en la actualidad cuál va a ser el papel de la biomasa en el futuro.

 

Canarias constituye otro caso atípico, porque liga estrechamente su superficie arbórea a los espacios de protección y conservación, lo cual no es habitual. Por tanto, son hectáreas con escasos aprovechamientos forestales o de otro tipo, donde la certificación tiene corto recorrido. Sólo cabe adaptar nuestro estándar a sus planes de gestión.

 

En conjunto, ¿tiene FSC potencial para certificar masa forestal en España en el futuro?

 

Según el Inventario Forestal Nacional existen en España 23 millones de hectáreas de masa forestal, de las cuales 16 millones están arboladas. Por abandono de actividades tradicionales, crecen y se densifican las masas arbóreas. Entiendo que tenemos un potencial enorme. Pero las superficies forestales requieren inversiones y planes de gestión, para optar a la certificación.

 

En un escenario muy competitivo, es real una pérdida de valor del producto forestal, lo que desanima al inversor. Esta es la ecuación que entre todos hemos de ser capaces de cambiar. FSC quiere ser una oportunidad de mercado, para que toda esa madera incremente su valor, y se pueda aprovechar.

 

¿Qué podemos hacer con la madera que tenemos?

 

Convendría llevar a cabo un estudio sectorial. Nosotros hemos explorado especialmente el sector del papel; tal vez el sector forestal más dinámico y el más próximo a la certificación de sus productos.

 

Estamos orientados y abiertos a trabajar con otros muchos productos, como el corcho y todos los derivados de la madera. La crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria han restado muchas oportunidades al sector de la madera. Pero sigue habiendo ventajas para maderas certificadas frente a las que no lo están. Ahí debemos atender las necesidades de las empresas que desean cubrir esos nichos de mercado.

 

En la edificación y la obra pública hay pliegos de condiciones de obra donde se exige la certificación de la cadena de custodia de la madera, lo cual requiere de competencia en el personal técnico que, en ocasiones, no es la apropiada.

 

Por otra parte, existen ayuntamientos y otras administraciones no locales que promueven la certificación FSC.

 

Hemos de intentar impulsar la valorización de la madera a través de la certificación. Asimismo, erradicar la situación ya comentada de la rotura de la cadena de custodia. Tenemos dificultades, pero también oportunidades.

 

¿Está el consumidor español dispuesto a pagar más por un producto, si éste está certificado por FSC?

 

FSC ha publicado un estudio de mercado, encargado a la consultora GFK en 2013, que recoge información objetiva, directa y actual sobre la reacción del consumidor español ante la certificación medioambiental.

 

Un 40% de la población española ya reconoce el sello FSC. Lo importante de verdad es la influencia que ese sello tiene en esos consumidores. Más de un 30% de las personas ya saben lo que supone. Pues bien, si incluimos junto al sello FSC una descripción de lo que significa esta certificación, su influencia aumenta. Esto es, explicando y comunicando FSC conseguimos más influencia y, por tanto, más compra.

 

Por otra parte, los consumidores confían más en los sellos de certificación que en la publicidad que hacen las marcas. Exactamente el doble. Los consumidores también consideran que son las empresas las que tienen que abordar principalmente la problemática medioambiental.

 

En España el porcentaje de consumidores preocupados por el medio ambiente es bastante elevado: la contaminación y el cambio climático, la gestión de los residuos, el ahorro de energía y de agua… al nivel de otros países europeos como Gran Bretaña, Francia o Alemania.

 

El consumidor, según aptitud y comportamiento, está dispuesto a comprar y a pagar más por un producto certificado. Informarles es directamente proporcional a su impulso de consumirlos. Por ello, nos interesa introducir fórmulas de comunicación a la distribución mayorista y detallista para tratar de hacer calar el mensaje y significado de FSC, para que ellos a su vez lo trasladen a sus clientes.