El Proyecto ProWood encara su recta final. Coordinado por Inbiotec (Instituto de Biotecnología de la Universidad de León), cuenta con socios, además del centro tecnológico de España, de centros de Noruega y Rumanía, así como la Universidad Técnica de Freiberg (Alemania), y la empresa especialista en pinturas DYO (Turquía). “El proyecto termina en julio y creemos que los resultados son bastantes positivos”, afirma Carlos Barreiro, director del Inbiotec.
Cabe recordar que lo que busca este proyecto es generar, por un lado, recubrimientos (barnices o pinturas) innovadores, económicamente viables y ecológicamente factibles para evitar la degradación de la madera. Por otro lado, el estudio de los microorganismos que afectan en la degradación de la madera. “Lo que estamos haciendo es intentar buscar formas de proteger la madera contra la degradación, protegiendo así casas hechas de madera, puertas o incluso retablos o estructuras», explica.
En lo que respecta a la parte química, que está siendo desarrollada por los socios alemanes y turcos; los primeros han presentado unos geles muy resistentes, parecidos a las uñas de porcelana, a su vez, los segundos han elaborado unas pinturas que son imposibles de rayar.
Mientras, en la parte biológica se han caracterizado y conocido los microorganismos que degradan la madera. “A la que vemos microorganismos que funcionan muy bien para retrasar la degradación de la madera, buscamos caracterizarlos para integrarlos, posteriormente, a barnices, pinturas o esmaltes para la madera”, esgrime Barreiro. “Hemos visto muchos microorganismos, algunos los hemos conocido muy bien. La idea era quedarse con cinco o seis, estudiarlos a fondo en integrarlos en barnices y ver cómo afecta a la madera. Unos resultados que nos llevaban más de dos meses de espera”, añade.
El método es el siguiente. Con ensayos de competición entre el organismo que degrada la madera y esos posibles microorganismos que hacen ese retraso en la degradación, se va buscando caracterizarlos para incorporarlos posteriormente a barnices, pinturas y esmaltes para madera. Precisamente será una empresa turca, la segunda del país, la que se encargue de comercializar el resultado.
El proyecto, con un presupuesto de 1,58 millones de euros, de los cuales 195.000 euros corresponden al propio instituto leonés, está cerca de su fin, aunque es un campo que podría estar estudiándose durante muchos años. “Vamos por el buen camino y los resultados son muy positivos. Estamos muy contentos por todo lo que estamos logrando”, reconoce el director del Inbiotec.
Para estudiar estos microorganismos, la principal toma de muestras se ha realizado en Villavieja (Priaranza del Bierzo), donde se han recogido muestras de madera en descomposición de más de 60 especies vegetales, así como madera proveniente de edificaciones. “Tenemos mucha información de una gran cantidad de microorganismos implicados en la degradación de la madera, y también la de sus antagonistas. Estamos muy esperanzados con los resultados”, apunta Barreiro.
En breve se conocerán los resultados de un proyecto que permitirá garantizar una vida más larga a la madera. Cabe recordar, que en el norte de Europa hay muchas construcciones de este material, algo que, poco a poco, se va dejando ver más también en España, sobre todo en el norte de la Península.