En Euskadi sólo crecen los grandes aserraderos, los medianos desaparecen y los pequeños se limitan a realizar los trabajos más locales y menos estandarizados. El efecto de la crisis se ha notado más en los aserraderos de tamaño medio; las empresas familiares «han aguantado mejor», igual que en el resto del Estado.
“De los sesenta que había se ha pasado a quince. Antes era un complemento de la renta que ha ido desapareciendo por diferentes razones. Entre ellas, que hay menos gente que viva en los caseríos, que el minifundismo empresarial y forestal no es competitivo y no hay relevo generacional”, afirma Eduardo Márquez, quien ha sido hasta hace poco director de la Asociación de Aserraderos en Euskadi y actualmente dirige EBAKI, una de las principales sierras de España.
A su juicio, las empresas de tamaño medio no eran tan flexibles como para aguantar y «han desaparecido prácticamente todas». Han quedado las grandes como EBAKI, que además tienden a crecer aún más. Esta situación “no es algo exclusivo del País Vasco, sino de todo el territorio español; desde Cataluña, pasando por Galicia y por Castilla-La Mancha o Castilla y León”.
En efecto, el sector acoge apenas media decena de empresas grandes.
Por su parte, el pequeño aserradero tiene también su nicho de mercado, que es el más local, su entorno, y produciendo cantidades pequeñas. Aquí el servicio y la proximidad mandan, así como ciertos pedidos especiales que las grandes empresas ni quieren ni pueden atender. «Las pequeñas serrerías viven de los pequeños lotes, no estandarizados», afirma Eduardo Márquez. Y como ejemplo pone a Soria y Burgos.
EBAKI: VALOR AÑADIDO PARA LA MADERA
Hablar de la industria forestal y de aserrío en el País Vasco no es posible sin contar con dos de sus grandes referentes: EBAKI y ETORKI. Dos grandes empresas dedicadas a la primera transformación de la madera.
EBAKI es una sociedad anónima que se fundó en 1998, bajo el modelo de cooperativa, donde la mayor parte de sus trabajadores son socios junto a clientes, inversores y proveedores. Su capacidad de producción ha aumentado notablemente, porque ahora son capaces de procesar la madera incluso con un menor diámetro del tronco.
En el ejercicio 2018 la empresa de Muxica registró una entrada en torno a las 280.000 toneladas tronco de pino radiata, casi el 100% proveniente de su entorno. Para este año, el objetivo es llegar a las 400.000 toneladas. Un dato que según Eduardo Márquez, gerente de EBAKI y presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Paletas y Productos de Madera para la Manutención (FAPROMA), les convertirá, «de lejos”, en la serrería más grande de España, al nivel de los aserraderos de Las Landas.
Según explicaba durante una visita de MADERA SOSTENIBLE a sus instalaciones, va a ser posible gracias a la puesta en marcha de una tercera línea que les permitirá procesar cualquier formato de madera, de cualquier morfología y densidad. Hasta ahora, «nos hemos tenido que adaptar a lo que admitía la sierra, pero ahora tenemos una nueva línea que puede procesar toda la madera que nos llega, al cien por cien», subraya.
En efecto, las dos líneas que EBAKI tenía activas hasta ahora eran incapaces de procesar rollos con determinados diámetros. A partir de ahora cuentan con un sistema de aserradero capaz de procesar toda la madera y, lo que es aún mejor, de generar productos de medidas y calidad acordes a las necesidades del cliente. El objetivo es ser «razonablemente competitivos y flexibles en todo», situándonos en un punto medio pero dando respuesta a cualquier demanda. «Sacarle a la madera cosas especiales requiere tener una mano de obra barata, y éste no es el caso del País Vasco», añade.
De la madera que producen, el 25% la consumen para fabricar palés y embalajes de alta calidad; otro 25% es madera empalmada mediante finger joint y el otro 50% lo venden en el mercado en forma de tabla en todas las calidades. Con los subproductos hacen pellets, para lo cual tienen una planta propia.
En cuanto al destino de estos productos, el 80% de la fabricación de palets van a las empresa que los alquilan. Es decir, prácticamente todo se convierte en palets reutilizables para el mercado nacional. También venden mucha tabla sin procesar, principalmente a Asia.
Por lo que respecta a la madera empalmada, tiene tres mercados: El de las molduras decorativas, el de los componentes para puertas y la carpintería industrial y el de mobiliario en general. Se busca un producto libre de nudos, limpio al 100%, que garantice estabilidad. Este producto lo exportan en gran medida a Italia, Francia, Holanda y Reino Unido. «Creo que no hay fabrica de puertas en España a la que no vendamos», señala Eduardo Márquez.
ETORKI: ADAPTACION AL MERCADO
Federico Saiz es el director de ETORKI. Junto a EBAKI y MADERAS DE LLODIO, otra de las grandes empresas de aserrío en el País Vasco.
Según Saiz, una parte importante de la propiedad forestal en el País Vasco está en manos de las administraciones públicas, las diputaciones forales, a quienes ha solicitado que sigan poniendo madera a la venta «porque es algo que demanda el sector».
Para el director de ETORKI, quien además actualmente es el presidente de BASKEGUR, la Asociación de la Madera de Euskadi, el resto de los aserraderos están «muy atomizados». Cree, al igual que Eduardo Márquez, que gran parte de ellos son negocios familiares que no cortan mucha madera sino que procesan una media de unas 50 toneladas diarias y obtienen 20 ó 25 metros cúbicos de madera al día. Sin embargo, coincide con su colega en que este perfil puede permanecer en el tiempo. Durante la crisis supieron reducir su actividad e hibernar hasta retomarla ahora de nuevo, sin desaparecer.
Para Saiz, al igual que pasa en otros sectores, en este debe producirse también un proceso de concentración. De momento ellos ya han tenido que reconvertirse, y cree que el embalaje industrial y la fabricación de palets, en vez del mueble, es el camino de muchos. «Ese es hoy su nicho y donde están resistiendo», resuelve convencido.
ETORKI, una cooperativa integrada en el Grupo MONDRAGON desde 1992, que cuenta con unos 40 socios y con una plantilla de unas 70 personas, es una gran empresa que cuenta con una parte importante de su provisión proveniente de los propietarios forestales privados del País Vasco. Ellos compran “al vuelo” y se encargan de la extracción de la madera del monte.
En la actualidad ETORKI está cortando una media de entre 220.000 y 250.000 toneladas de madera al año; una cifra importante aunque menos que EBAKI, debido a su limitación técnica. De hecho, tienen casi más gente trabajando en el monte que en planta, y cuentan con empresas subcontratadas.
Al igual que EBAKI, el pino radiata es la especie con la que más trabajan. Una madera local, de proximidad, la más abundante en el País Vasco. No traen madera ni de Chile ni de Francia porque, entre otras cosas, según Saiz «la madera es un producto que viaja mal».
De las aproximadamente 220.000 toneladas que adquieren, una parte la comercializan a las papeleras, para la fabricación de pasta de papel, y al estar limitados en el diámetro de la madera que pueden procesar, una parte de esta se comercializa fuera.
En todo caso, Federico Saiz precisa que, de la parte que se quedan, el mueble es absolutamente residual del 1%, un 7% va al mercado de la construcción, exportan el 15%, y el resto va al mercado del embalaje, en sentido amplio. Aquí contempla los fabricantes de palets, de caja industrial entendida como embalajistas, fabricantes de colmenas, de cajas de vino o fruta, esto es, un abanico bastante amplio de clientes.
ETORKI se plantea el futuro con ambición de crecer y para eso, según su director, «hay que desarrollar técnica y comercialmente la parte que supone tener acceso al mercado de la madera en bruto». Su objetivo va hacia un perfil de instalación que sea capaz de procesar madera que no están procesando ahora, aunque seguirán estando básicamente en el embalaje y el palet.
LA MADERA: UN NEGOCIO CON FUTURO
Para Eduardo Márquez y Federico Saiz no hay duda de que la madera «es un negocio de futuro» que a su juicio cumple «perfectamente» con las ventajas competitivas como producto que encaja en la economía circular, la sostenibilidad económica, medioambiental y social.
Una materia prima que genera también tres grandes subproductos que no son residuos y que son: el serrín, la astilla y la corteza, cada uno con aplicaciones diferentes.
El primero, indicado para la fabricación de palet y de tablero. En cuanto a la astilla, también se puede utilizar por fabricantes de tableros y también sirve para la fabricación de pasta de papel y biomasa forestal, con fines energéticos. Y por último, la corteza, válida para quemar en las calderas de cogeneración de energía, para secar la madera en los secaderos o para calentar las naves industriales. Tambien se comercializa para jardinería e incluso para la elaboración de cosméticos.
Dos grandes serrerías que quieren seguir teniendo su lugar y un enorme futuro en el País Vasco, creciendo, mejorando y generando nuevos mercados.