Lunawood, marca pionera en el desarrollo y fabricación de madera termotratada, y Gabarró, el mayor distribuidor generalista de productos de madera en España, han celebrado un webinar sobre la madera termotratada Lunawood bajo el título “Revestimiento 100% ecológico para proyectos de arquitectura sostenibles”.
En el mismo, Julia Ahvenainen, representante de Lunawood en España, ha explicado que la empresa finlandesa solo utiliza el pino y abeto nórdico de largo crecimiento, que solo crece 100 días al año, lo que hace que sea una madera más durable y con menos nudos y más pequeños.
Asimismo, ha desgranado que el termotratamiento que se aplica es a mucha temperatura; aumenta hasta los 220 grados, y con vapor. Todo ello hace que el producto obtenga una mayor estabilidad dimensional, mayor resistencia a la intemperie, sea completamente natural, mejore sus prestaciones de aislamiento térmico, además de ser un material renovable y reciclable, que proviene de la silvicultura sostenible. En efecto, el 90% de la madera utilizada cuenta con la certificación PEFC.
Para terminar su intervención, Ahvenainen recordó que las principales aplicaciones de esta madera termotratada de Lunawood son en fachadas, listones, palillería e interiores.
PROYECTO SOSTENIBLE ARBOLEDA DEL SUR
En la segunda parte del webinar, los arquitectos María José de Blas y Rubén Picado del estudio de arquitectura Picado de Blas han presentado su proyecto sostenible Arboleda del Sur, para cuyo revestimiento exterior ha sido utilizada la madera termotratada Lunawood. “Vimos que Gabarró nos ofrecía un material con una calidad impresionante, lo cual nos daba mucha seguridad a la hora de utilizarlo en nuestro proyecto”, introdujo Rubén Picado.
La Arboleda del Sur es un espacio para eventos del Hotel Echaurren de Ezcaray que se posa en la arboleda de la mítica película de Víctor Erice, El Sur. Son unas instalaciones para eventos nómadas, cuya premisa es la de ser “desmontable”, por lo que “nos llevó a la técnica de lo ligero”, afirmaron los arquitectos.
El sistema pesa ocho veces menos que una construcción tradicional y su coste se rebaja un 30%. Se logró construir los 500 metros cuadrados en cuatro meses.
El proyecto paisajístico es paralelo al constructivo. La selección de especies autóctonas y de bajo mantenimiento provoca un diseño mimético con el entorno. Las construcciones auxiliares tienen una escala mínima, casi doméstica, son pequeñas y dispersas, con la cocina de Francis Paniego. Por otro lado el pabellón diáfano abierto al paisaje y con sistemas de confort acústico.
“El espacio del salón cuenta con un sistema sencillo, se pliegan todos los ventanales y la relación entre el interior y el exterior es constante”, finalizó María José de Blas.