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¿Por qué lo llaman madera cuando quieren decir vinilo?

Casi todo el revestimiento para suelo que se vende en la Unión Europea (UE) como madera está hecho de un material que, pese a su etiqueta y apariencia, no tiene nada de ese producto, algo que denuncia el sector maderero europeo, que alerta del impacto ambiental de esas imitaciones y pide que se deje de engañar a los consumidores.

El precio es el principal motivo que ha llevado a muchas empresas europeas y de terceros países, incluidas algunas de las más conocidas de la decoración y el hogar, a optar por ese tipo de alternativas menos sostenibles para fabricar sus suelos y mobiliario.

Hasta el punto de que en 2020 el 90 % de los suelos que se vendió en la UE como madera estaba hecho de vinilo fabricado en China y solo el 10 % era madera auténtica.

Las asociaciones del sector de la madera no denuncian el uso de alternativas más económicas sino la existencia de una legislación en Europa que permite utilizar reclamos engañosos en este ámbito.

“Los estudios de mercado muestran de manera consistente que los consumidores prefieren la madera real. Se engaña continuamente a estas personas haciéndoles creer que compran madera natural cuando en realidad están poniendo plástico no sostenible y contaminante en sus hogares”

Hans-Joachim Danzer, presidente y Consejero Delegado de la firma Danzer AG

El responsable de esta empresa, líder mundial de la madera decorativa, indicó en declaraciones a las que tuvo acceso EFE que están comprobando “de primera mano” el impacto de ese etiquetado incorrecto, con cada vez más clientes que optan por las imitaciones.

Ursula Geismann, directora ejecutiva de la iniciativa Furnier + Natur, que representa a la industria europea de la chapa maderera, habló por su parte a EFE de las “muchas imitaciones y réplicas de madera, por ejemplo en las superficies de los muebles”, así como en los revestimientos para el suelo.

“En el segmento de precios más bien bajos y medios, a menudo se trata de láminas de plástico o papel sobre las que se han impreso fotografías de madera auténtica. Quien no es experto no reconoce la diferencia con la madera de verdad y el comerciante no lo explica porque su objetivo son las ventas”, añade.

Aunque no se trata de un fenómeno “nuevo” y los sustitutos de la madera y la chapa existen desde hace unos 25 años, el fenómeno está creciendo, explica la experta, que denuncia el uso de referencias como “roble antiguo” o “roble rústico” o “roble San José” en superficies que no son madera.

“Se miente a los consumidores, que por otra parte cada vez están más concienciados con el cambio climático” y que quieren un producto ecológico y sostenible, señala Geismann.

COMBATIR EL PROBLEMA

Otros países están empezando a tomar medidas para combatir el problema, por ejemplo Estados Unidos, donde este año el organismo nacional de publicidad obligó a una empresa a dejar de utilizar la palabra “madera” para referirse a un sustituto que no contenía ese material.

Las empresas del sector también esperan decisiones similares en Europa.

Con ese objetivo, se han presentado denuncias en las últimas semanas ante las autoridades responsables de la protección de los consumidores en países como Alemania o España, para que inicien inspecciones de mercado y sancionen a las empresas que incurren en prácticas engañosas.

Desde la industria destacan que es un proceso costoso e ineficiente, porque la competencia recae a menudo en las autoridades regionales. Este es el caso de España, donde hay 17 autoridades competentes y donde cada Comunidad Autónoma establece procedimientos y requisitos distintos.

¿Qué debería hacer la Unión Europea para corregir esta situación?

Para el sector, la UE debería abordar los problemas existentes a través de un Reglamento en el sentido del Pacto verde y en el contexto de la protección del clima.

“Los grupos de protección del consumidor deberían discutir el tema de manera similar al de la comida vegana. Una salchicha sólo es salchicha si está hecha de carne. Una albóndiga debe llamarse Bratling o Patti. Lo mismo debería hacerse con la madera”, añade Geismann.

En España el sector está peleando por un cambio en las normas que ponga fin de una vez por todas a estas prácticas engañosas

Si no hay cambios, “toda la industria de la madera española está en peligro”, señaló en declaraciones a las que tuvo acceso EFE el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Parquet, Javier Hervás. El sector espera “que el nuevo Gobierno, del color que sea, continúe dando prioridad al tema”, apostilla.

Miriam Thiemann, del European Environmental Bureau, una red de más de 150 organizaciones medioambientales ciudadanas, explicó a EFE que la sostenibilidad de un producto “depende en gran medida de cómo se obtienen y producen sus materiales”.

“Etiquetar productos como de madera cuando carecen de un contenido importante en madera va en contra de la transparencia y la confianza del consumidor. Confunde a los consumidores y les impide tomar decisiones informadas. Un etiquetado claro y transparente es esencial para un mercado sostenible, ya que permite a los consumidores alinear sus compras con sus valores y comprar lo que realmente buscan”, señala.

Danzer AG y otras empresas y asociaciones de fabricantes europeas han puesto en marcha la campaña “Wood4 for Real” (“Madera Auténtica”) para concienciar del problema existente.

Aunque en 2018 había en la UE 397.000 empresas de madera activas en 2018 en la UE, entre 2000 y 2020 el 75 % de empresas de chapas de madera fueron cerradas y se perdieron alrededor de 15.000 puestos de trabajo en las zonas rurales de Europa, según datos difundidos en el marco de esa campaña.

“Las ventas de chapas de madera auténtica, por ejemplo, han disminuido drásticamente en los últimos años. Muchas empresas han cerrado porque los sustitutos son más baratos y se venden mejor. Ahora vemos una oportunidad en el sector maderero para educar a los consumidores. Desde nuestro punto de vista, los productos de madera sólo deberían asociarse con nombres de madera y no con productos de plástico”, insistió la responsable de iniciativa Furnier + Natur.

Las empresas que piden estos cambios de legislación argumentan también que es algo que protegerá la competitividad de la UE y ayudará a revitalizar la industria europea de la madera, cuyo valor actual supera los 100.000 millones de euros.

Marta Borrás, EFE Verde

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