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CUBE, de WEINIG: La nueva sencillez del cepillado

El cepillado de las cuatro caras con planeadora y regruesadora tiene sus defectos. Con la nueva máquina CUBE, Weinig inicia el fin de la era en la que se trabajaba de forma complicada y, además, muy peligrosa.

La empresa alemana Dürr es una de las primeras que ha tenido la oportunidad de probar exhaustivamente esta máquina.

 

Thomas Dürr da empleo a ocho personas en su carpintería. El campo principal de actividades de esta empresa sita en Alemania del Sur lo constituyen las obras interiores, desde la moldura hasta la cocina de alta calidad y de diseño individual.

 

Al fabricar productos de madera maciza, la cadena de procesos siempre comienza con el cepillado de las cuatro caras. Si se trata de una cantidad reducida, en la carpintería se realizan estos trabajos de forma tradicional con una planeadora y una regruesadora.

 

Pero, desde algunas semanas, Thomas Dürr tiene una máquina en su taller que ha hecho que cambiara la idea que tenía del cepillado de las cuatro caras: la nueva CUBE de Weinig.

 

Junto a las máquinas grandes de mecanizado, el cubo (en inglés: CUBE) tiene -pese a su diseño robusto- un aspecto tan fino, como si realmente fuera posible moverlo con toda facilidad. ¡Y de hecho es posible! La máquina compacta fue llevada al taller en un carro elevador y, de la misma forma, ha sido cambiada ya una vez de lugar. «Una verdadera ventaja», afirma Thomas Dürr.

 

De igual manera le parecen muy convincentes los valores intrínsecos de esta máquina capaz de realizar, en una pasada, los trabajos para los que hasta la fecha eran necesarios siete pasos diferentes.

 

«Esto comienza ya con la capacitación. Hemos puesto en servicio la máquina durante la hora del desayuno, por así decirlo», sonríe satisfecho. Según narra el jefe de la empresa, incluso el cambio de las cuchillas es absolutamente sencillo: basta con soltar la sujeción, sacar la cuchilla, introducir una nueva, apretarla y ¡listo! ¡A seguir produciendo!

 

«En las máquinas convencionales puede suceder que una cuchilla permanezca durante más tiempo, porque la gente aplaza esos trabajos incómodos», señala de forma crítica. «Todo eso va en contra de la calidad», dice el maestro carpintero.

 

Al hablar sobre el tema de la calidad, está en su elemento: «Naturalmente consigo buenos resultados al planear y regruesar, pero estos trabajos requieren mucha delicadeza y experiencia. El resultado depende completamente de quien maneje la máquina. Un error se comete con facilidad y se transmite a todos los pasos de trabajo posteriores hasta el producto final. Por consiguiente, hay que realizar trabajos de repaso y corrección que cuestan mucho tiempo y dinero. En vista de las crecientes exigencias de los clientes en cuanto a los breves plazos de entrega, esto se ha convertido en un verdadero problema», expone Thomas Dürr.

 

Sin embargo, con la CUBE no existe el conocido alto riesgo de errores ni los ajustes que cuestan mucho tiempo. El corazón de la máquina es una unidad de mando reducida a las funciones esenciales. «Sobre todo los aprendices que, por lo general, le tienen mucho respeto a los complicados trabajos de ajuste, han elegido a la CUBE como su máquina favorita», cuenta Thomas Dürr.

 

«La CUBE es tan sencilla que puedo poner a trabajar en ella de inmediato a cualquier persona de mi taller» elogia la máquina el jefe de la empresa. Y, también forma parte de sus ventajas que permite producir excelentes resultados casi sin esfuerzos.

 

Con el llamado Moulder Preview, un rayo láser proyecta los ajustes de los husillos anteriormente introducidos sobre la madera colocada. Los datos aparecen en la pantalla táctil y el operador los puede optimizar según sea necesario antes de realizar el mecanizado. De esta forma, es posible garantizar, ya desde el principio, el mayor aprovechamiento de la madera.

 

Gracias al mecanizado de las cuatro caras de la pieza en una pasada se obtienen, además, ángulos rectos perfectos, dimensiones exactas y un paralelismo absoluto.

 

«Una vez que se haya entendido el principio de la máquina, es posible confiar de inmediato en la CUBE» opina Thomas Dürr. Y el hecho de que la aspiración optimizada permita ahorrar una cantidad considerable de energía (un 60 % según datos de la fábrica) hace que sienta aún más simpatía por la CUBE. «Una propiedad ideal en estos tiempos», comenta.

 

¿Y la amortización? En este contexto Weinig habla de un año, empleándola únicamente hora y media a la semana. Thomas Dürr lo resume así: «Con la CUBE trabajo a una velocidad diez veces mayor que con la planeadora y regruesadora.» Si trabajara 1,5 horas semanales en promedio con la CUBE, se ahorraría 13,5 horas y realmente conseguiría amortizar su inversión al cabo de un año.

 

Su conclusión: A todo mundo le puede servir la CUBE y todos la pueden emplear de forma rentable, tanto el taller pequeño para sustituir la planeadora y la regruesadora, como el taller más grande, para emplearla como máquina complementaria.

 

La nueva CUBE de Weinig fue presentada al público especializado internacional en la Ligna 2011 en Hannover.