Mariano Gómez e Hijos ha pasado de ser una ebanistería tradicional, especializada de toda la vida en la elaboración de la madera maciza, a convertirse hoy en una carpintería que mecaniza también el tablero.
Para unir el oficio a la tecnología punta, esta empresa de la Vega de Liébana, localidad cántabra próxima a Potes, ha confiado en el asesoramiento y fiabilidad de los productos y servicio de MAESMA con el fin de modernizar su taller, adquiriendo una chapeadora Top 1000 de Hebrock, una seccionadora de tablón Flexi Rip 5200 de Raimann y una escuadradora Altendorf.
De esta forma, MARIANO GOMEZ E HIJOS fabrica actualmente mobiliario de cocina y armarios empotrados a la medida y oferta a sus clientes una solución integral para su vivienda o negocio; ya sea en carpintería exterior y también en interiorismo, en macizo o panelado, convirtiéndose en la carpintería de referencia en Potes y su comarca, aunque realiza también numerosos trabajos fuera de Cantabria, gracias a la calidad y seriedad que atesora esta empresa familiar.
Capacidad y flexibilidad
Con sus nuevas máquinas, MARIANO GOMEZ E HIJOS ha logrado mayor capacidad de producción y también flexibilidad a la hora de programar una fabricación diversa y variada. Con la Flexi Rip de Raimann sanea, optimiza y despieza rápidamente la madera, con un acabado magnífico. Es una máquina con gran altura de trabajo, con posibilidad de corte fino para fabricar escaleras y tarimas. También recupera maderas, como roble viejo, para trabajos de alta decoración; con la Flexi Rip cantea sus duras testas y sanea la madera en longitudinal, antes del cepillado.
Mariano Gómez
Mariano Gómez nació en Esanos (Cantabria), en el año 1928. A los 18 años, después de trabajar cinco meses en los Saltos del Nansa, comenzó a aprender el oficio de carpintero, en el taller de Genio, en la villa de Potes, para comenzar haciendo muebles en pueblos de la comarca como Toranzo, Bárago o Soberado.
Siempre le gustó tener aprendices en su taller para enseñarles el oficio. Se bajaba los lunes a Potes, para buscar clientes o para cobrar los trabajos realizados. Otra de sus grandes aficiones fue la compra de antigüedades.
Mariano falleció en el año 2010, pero su oficio tiene continuidad familiar, ya que sus tres hijos tienen un taller de carpintería en La Vega.