MOLGRA es una empresa fabricante de moldura para cuadros. Fabrica muchos tipos de molduras, que vende en prácticamente todo el mundo.
La empresa ilerdense transita por su tercera generación. Josep Graells y su esposa Regina Coll emprendieron el negocio hace más de 70 años, desde una pequeña tienda en Tárrega. En aquellos tiempos, si alguien quería un cuadro, tenía que ir al enmarcador. La empresa creció siginificativamente, cuando su hijo Josep María inició la distribución en España de cuadros y a continuación de molduras, que importaba de Italia y otros países. Además, fabricaba ya el 20% de las molduras que comercializaba.
En el transcurso de los últimos diez años, sus proveedores eran cada vez menos y sus diseños se deterioraban progresivamente. Además, MOLGRA detectó que el comercio de estos productos en España menguaba progresivamente, afectado por la oferta asiática y la venta de cuadros en grandes superficies de bricolaje y decoración, y optó por centrarse definitivamente en la fabricación. “Hemos pasado de ser distribuidores a ser fabricantes de nuestros propios diseños, que exportamos a todo el mundo”, nos dice Eduard Graells quien, junto a su hermana Sonia, dirigen la compañía, en su tercera generación.
ARTESANIA Y TECNOLOGIA
MOLGRA diseña y fabrica el cien por cien de sus propias molduras para cuadros desde hace cuatro años. Actualmente maneja en torno a 4.000 referencias, en una moderna planta de fabricación donde trabajan 50 personas.
Sobre la base de madera, la moldura se termina recubriéndola con chapa de madera natural o prefabricada, principalmente de roble y nogal, con líneas clásicas y modernas. “Tenemos la virtud de que somos capaces de hacer un ángulo muy recto, lo cual da un toque muy moderno al producto”, asegura Eduard Graells
Progresivamente, MOLGRA se ha introducido también en el universo de los forrados con chapa sintética, lo cual le sirvió para ampliar notablemente su colección. Y lo más reciente, la trefila; una pasta que sirve para lograr una base con una superficie completamente lisa, que permite aplicarle, a su vez, un film decorativo. “También ponemos el film sobre madera, para lograr un acabado más rugoso, o grabamos con un rodillo sobre la madera, aplicamos pasta de madera sobre un perfil, pintamos y rascamos sobre la pintura… al final es un universo de posibilidades, próximo a la artesanía, que se resuelve con técnicas modernas”.
UNA FABRICA MODELICA
Apoyándose en la experiencia y conocimientos de AIRMATIC y la tecnología del Grupo WEINIG, MOLGRA ha incorporado una línea espectacular para la producción de moldura de madera para cuadros.
Sin que nadie tenga que tocar la madera durante el proceso, los tableros alistonados entran enteros en una retestadora doble, donde se cortan los largos. En una desdobladora se obtienen tiras, que serán de la medida de la moldura a fabricar. Esas tiras se alojan en un pulmón, para pasar una a una por una moldurera de alto rendimiento, que deja un “acabado mueble” en la moldura, que sale de la máquina completamente acabada.
El producto se traslada a otra línea de recubrimiento, otro proceso que MOLGRA domina como nadie, y que pone a disposición de terceras empresas que deseen recubrir sus superficies.
Con muy poco personal interviniendo en el proceso, obtienen una gama amplísima de molduras y una alta producción. “Antes el proceso era más manual; ahora todo es mucho más rápido y exacto. Con una persona o como máximo dos, hacemos más producción y completamente controlada. Abaratamos costes, ganamos en seguridad y también en calidad”, afirma Eduard Graells.
Aparte, disponen de una sala donde diseñan y hacen sus propias herramientas, sin depender de terceros.
Este escenario ha propulsado la autonomía de MOLGRA en I+D, en un mercado “de modas”, donde hay que estar especialmente despiertos. En cualquier momento es posible desarrollar y fabricar una moldura nueva. O pasar de perfil a decorado. “Estamos creciendo y vamos a más. Tenemos mucha capacidad de producción, pero también una enorme flexibilidad para hacer muchas tiradas cortas a lo largo de una jornada. Antes un cambio requería una mañana. Ahora en media hora nos ponemos a fabricar otra moldura, al mismo ritmo”, concluye el gerente de MOLGRA.
Este gran salto tecnológico se ha traducido también en un mejor servicio a los clientes, incluso de los países más lejanos, donde exigen un producto de alta calidad, una fabricación ordenada y flexible, un stock razonable y plazos de entrega cortos, como les garantiza MOLGRA.